Paralelismos entre la COVID-19 y la gripe española
La implementación tardía de reglas de confinamiento, su levantamiento precoz o su simple desacato: los patrones sobre la manera en que las autoridades y la población lidiaron con la gripe española hace 100 años tienen similitudes sorprendentes con la pandemia de coronavirus, según investigadores suizos y canadienses.
En 1918 y 1919, la gripe española causó entre 20 millones y 100 millones de muertes en todo el mundo, 24 447 en Suiza, según fuentes históricas. En particular, la prolongada segunda ola se cobró muchas vidas.
Con 6,1 muertes por cada 1 000 habitantes, la pandemia de influenza de 1918 tuvo el mayor efecto demográfico en Suiza en el siglo XX, escribió el equipo de investigación suizo-canadiense en la revista Annals of Internal Medicine.Enlace externo
«Es notable cómo están surgiendo similitudes cada vez mayores en las acciones del gobierno y las autoridades durante las pandemias de 1918 y 2020», subrayó el historiador Kaspar Staub, de la Universidad de Zúrich, a la agencia de noticias suiza Keystone-SDA.
“Por supuesto, también hay diferencias importantes: hoy es un virus diferente, las condiciones de vida son diferentes, el mundo profesional está más interconectado y el conocimiento médico es mayor”, puntualizó.
En su estudio, los investigadores rastrearon las reacciones a la gripe española en el cantón de Berna, donde el virus fue particularmente insidioso.
Al comienzo de la primera oleada, en julio de 1918, las autoridades de Berna reaccionaron rápida y centralmente. Restringieron reuniones, cerraron teatros, cines y escuelas y prohibieron las actividades corales. El número de infecciones disminuyó, después de lo cual se levantaron todas las restricciones. Sin embargo, esto sucedió demasiado pronto: la ola otoñal fue mucho peor.
Miedo a las consecuencias económicas
De manera fatal, al comienzo de la segunda ola, el cantón delegó en los municipios la responsabilidad de adoptar medidas.
“Pero esta reacción descentralizada, por temor a nuevas restricciones y sus consecuencias económicas, no funcionó”, indicó Staub.
Los investigadores escribieron que «se encontraron patrones sorprendentemente similares en el manejo del brote de COVID-19 en Suiza, con una amplitud considerablemente mayor, una duración prolongada de la segunda ola y tasas asociadas mucho más altas de hospitalización y mortalidad».
En el otoño de 1918, no fue sino hasta unas semanas después del inicio de la segunda ola, que el gobierno cantonal volvió a emitir medidas centrales más estrictas y la pandemia remitió un poco. Pero se mantuvieron restricciones importantes.
En noviembre de 1918, con el número de casos aún alto, surgieron conflictos entre el gobierno y la fuerza laboral, lo que dio lugar a una huelga nacional y a concentraciones masivas. La presencia de tropas en localidades centrales también volvió a impulsar los contagios.
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Como resultado de la huelga nacional, muchas personas se opusieron a las restricciones de reunión que posteriormente se relajaron debido a la presión política y pública.
“Estos eventos se asociaron con un repunte significativo en el número de casos, lo que hizo que la segunda ola fuera aún más prolongada”, señaló Staub. Ahora se teme un desarrollo similar debido a las mutaciones del coronavirus.
¿Fin a la vista?
El estudio muestra que Suiza podría haber aprendido de su historia, dijo el coautor y epidemiólogo bernés Peter Jüni, de la Universidad de Toronto.
“Desde mi perspectiva externa, es difícil comprender cómo en un país bien organizado, altamente desarrollado y privilegiado como Suiza, una de cada 1 000 personas haya muerto de COVID-19 y una de cada 300 haya sido hospitalizada”.
Los investigadores concluyeron que «un enfoque vacilante de las intervenciones de salud pública, a pesar de la evidencia temprana de un crecimiento exponencial descontrolado, se asoció con una falta de contención de las segundas oleadas de las pandemias de influenza de 1918 y COVID-19».
Pero la visión histórica también revela algo esperanzador. En la primavera de 1919, la gripe española reapareció en una tercera ola relativamente leve y luego desapareció. «Las fases agudas de las pandemias también pasan en algún momento», indicó Staub.
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