Esos ciudadanos a los que Suiza ya no quiere
La Confederación emprendió un procedimiento para retirar el pasaporte suizo a un joven binacional que salió del país para combatir bajo la bandera del Estado Islámico en Siria. Las autoridades federales estudian la posibilidad de imponer otras sanciones similares, aun cuando la eficacia de la medida es muy controvertida.
La amenaza yihadista plantea desafíos sin precedentes para las democracias occidentales. Entre las medidas adoptadas o previstas para luchar contra el terrorismo, la retirada del pasaporte está especialmente de moda. En Francia, la pretensión del presidente François Hollande de incluir la privación de la nacionalidad en la Constitución dividió profundamente a la mayoría socialista después de los ataques del 13 de noviembre de 2015. Sin apoyo suficiente en el Parlamento, la idea fue finalmente abandonada.
Retirada del pasaporte a muchos nacionalizados
Históricamente, la retirada de la nacionalidad está ligada a los regímenes dictatoriales y al derecho de urgencia aplicado en tiempos de guerra. Entre 1940 y 1952, unas 86 personas se vieron así privadas del pasaporte suizo por razones de seguridad. Uno de los últimos casos se remonta a 1945. Se trata de un ciudadano del cantón de Obwalden que se sumó a las filas nazis en Alemania.
Desde 1953 no se ha revocado la nacionalidad a ningún suizo de nacimiento. El artículo 41 de la Ley sobre la Nacionalidad, que permite anular una naturalización si se demuestra que se obtuvo de forma fraudulenta, en cambio, se utiliza cada vez más: entre 2006 y 2015 se retiró de forma retroactiva el pasaporte a unas 657 personas, independientemente de tuvieran o no otra nacionalidad.
En Alemania, afectada a principios del verano por dos ataques perpetrados por terroristas que se reclaman del Estado Islámico, el ministro del Interior, el conservador (CDU), Thomas de Maizière, reprodujo la propuesta de Hollande. Se fijó como objetivo lograr su aprobación antes de las elecciones legislativas del otoño de 2017. El resultado se anuncia incierto, puesto que el partido de Angela Merkel deberá convencer primero a sus aliados socialdemócratas en el ‘Bundestag’.
Otros lugares, como los Países Bajos, franquearon el paso este año con la introducción de la ley de privación de nacionalidad para los yihadistas binacionales. En Suiza, el tema agita también al Parlamento federal desde hace casi un año. Tres semanas después de los atentados en París, el Consejo Nacional (cámara baja) aprobó una iniciativa parlamentaria de la UDC (derecha conservadora), que exige la retirada automática de la ciudadanía a los yihadistas binacionales que vayan a comatir al extranjero. El Consejo de los Estados (cámara alta), sin embargo, enterró la propuesta en junio pasado.
Una medida “radical”
Sin embargo, el tema fue retenido por las autoridades federales, que trabajan con toda discreción sobre un escenario similar al de Alemania. “Examinamos si sería posible, en casos específicos, retirar la ciudadanía suiza a alguien con doble nacionalidad que se platee a viajar para sumarse a la yihad. Después de un retiro semejante, la Policía Federal (fedpol) podría ordenar una prohibición de ingreso al país en contra de la persona y repeler así la amenaza directa que representa para Suiza”, afirma Lea Wertheimer, portavoz de la Secretaría de Estado de Migración (SEM).
Por ende, no habrá automatización, una práctica que sería contraria al principio del Estado de derecho, sino un procedimiento que se llevaría a cabo caso por caso. “Retirar la nacionalidad es una medida radical. Por lo tanto, se aplica solamente después de un examen minucioso y en casos excepcionales”, subraya Lea Wertheimer.
«Retirar la nacionalidad es una medida radical. Por lo tanto, se aplica solamente después de un examen minucioso y en casos excepcionales» Léa Wertheimer, portavoz del SEM
La SEM se basará en una disposición de la Ley de Nacionalidad introducida en 1953, pero que nunca fue aplicada. Establece que la ciudadanía suiza puede ser retirada a un doble nacional cuya conducta represente “un grave perjuicio para los intereses y la reputación de Suiza”. En la práctica, esa medida es considerada únicamente en situaciones extremadamente graves (atrocidades, crímenes de guerra, etc.) y cuando el individuo presenta una amenaza real para Suiza, informa la SEM.
Posa con una cabeza cercenada
Un procedimiento de retirada de la nacionalidad suiza se emprendió contra Christian I., residente de Winterthur, en el cantón de Zúrich, quien según la prensa helvética se habría unido al grupo Estado Islámico en Siria, en febrero de 2015. Este joven ítalo-suizo de 19 años convertido al islam, que se hace llamar ‘Abu Malik Dawla’ o ‘Abu al-itali’, posteó fotografías en las que posa con la cabeza de una de sus víctimas decapitadas.
Informaciones contradictorias han circulado a su respecto: el hombre fue declarado muerto poco después de su llegada a Siria, pero, de acuerdo con expertos, se trataría de una maniobra del Estado Islámico para engañar a los servicios europeos de seguridad. Por su parte, la SEM confirma que el proceso de privación de la nacionalidad aún está en curso.
El procedimiento podría tomar tiempo, ya que los escollos legales son muchos. Si llegara a su fin, podría hacer escuela y aplicarse en otros casos. De los 77 viajeros que salieron de Suiza con el objetivo de unirse a la yihad, censados por el SRC en julio, 17 son binacionales.
Dudas sobre la eficacia
Como en el resto de Europa, la eficacia y lo bien fundado del retiro de la ciudadanía divide a la clase política suiza. “Aquel que sale a luchar bajo la bandera del Estado Islámico y comete atrocidades indecibles renuncia, de hecho, a su pertenencia a la comunidad suiza”, estima Philippe Nantermod, diputado y vicepresidente del Partido Liberal Radical (PLR, derecha).
Para él, se trata de una medida que va más allá del acto simbólico, ya que impide el regreso a Suiza de personas potencialmente peligrosas para la seguridad del Estado. “Por otra parte, los ciudadanos suizos no tienen ningún deseo de pagar la asistencia social a personas que han cometido tales abominaciones”, dice.
«Una persona dispuesta a morir por sus creencias y su ideología no se dejará retener en sus acciones por el retiro de su pasaporte» Cédric Wermuth, diputado socialista
Una opinión no compartida por todos los legisladores de su partido. Interrogado por el ‘Tages-Anzeiger’, el senador del PLR, Andrea Caroni, duda de la utilidad de esa medida para la seguridad del país. Recuerda que los yihadistas suelen viajar con documentos falsos y que de todas formas pueden renunciar por ellos mismos a un pasaporte. Por otra parte, retirar el pasaporte a una persona con doble nacionalidad es una actitud egoísta, considera, puesto que “el país que actúa más rápidamente, deja la carga al otro”, en este caso, a Italia.
En primer lugar un fenómeno europeo
En la izquierda, se advierte una cierta incomodidad ante las pretensiones de la SEM. Y ello, en particular, porque la ministra responsable del expediente es la socialista Simonetta Sommaruga. Presidenta de la Comisión de Instituciones Políticas del Consejo Nacional, la socialista Cesla Amarelle ha declarado a swissinfo.ch que no deseaba expresarse sobre el tema.
El diputado socialista Cédric Wermuth no vacila, por su parte, en denunciar un efecto contraproducente: “Es evidente que una persona dispuesta a morir por sus creencias y su ideología no se dejará retener en sus acciones por el retiro de su pasaporte. Esta medida solamente va a complicar la cooperación internacional en la lucha contra el terrorismo islamista”.
La señal política enviada especialmente a los denominados ‘secondos’ (inmigrantes de segunda generación) es también peligrosa, agrega el diputado por Argovia. “El terrorismo islamista es principalmente un fenómeno europeo. Estas personas han crecido y se han desarrollado aquí. En lugar de ignorar la realidad y considerar que no es nuestra responsabilidad, habrá que preguntarse cómo son posibles tales fracasos personales en nuestras sociedades liberales, democráticas y abiertas. Y si esas personas han cometido actos criminales, deben responder ante un tribunal suizo”.
¿Privar de la nacionalidad suiza a Sperisen?
La Secretaría de Estado de Migración (SEM) se interesa también por el caso de Erwin Sperisen, exjefe de la policía guatemalteca condenado y encarcelado en Suiza por los crímenes cometidos en Guatemala, como lo revelaron recientemente los diarios ‘Der Bund’ y ‘Tages-Anzeiger’.
La retirada del pasaporte suizo permitiría contemplar la extradición de Sperisen a Guatemala una vez que salga de prisión. Según el informe jurídico que el profesor Alberto Achermann redactó para el SEM y del que swissinfo.ch ha obtenido una copia, las condiciones para tal revocación son difíciles de cumplir. Y es que Sperisen no representa ni un peligro directo ni una amenaza seria para Suiza.
Hasta la fecha no se ha iniciado ningún procedimiento para retirar la nacionalidad a Erwin Sperisen, ciudadano suizo y guatemalteco, subraya la SEM, que sin embargo rehúsa precisar si ha abandonado definitivamente la idea o no.
Traducción del francés: Marcela Águila Rubín y Belén Couceiro
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