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¿Suiza aplica con demasiado rigor el acuerdo de Dublín?

La mayor parte de los solicitantes de asilo que Suiza intentó reenviar entre 2012 y 2015 a Italia no tenían sus huellas digitales en el registro que comprueba su paso por la península antes de llegar a suelo helvético. Esta afirmación emerge de nuestra investigación con base en las estadísticas europeas en la materia. Análisis y gráficos de una estrategia que testimonia la línea dura de Suiza.

“Los coyotes me dijeron: ‘si no te haces tomar las huellas dactilares en Italia, puedes seguir tu viaje hacia el norte’”. Yo quería llegar a Suiza porque allí vive  mi hermano y su familia”, explica Semere*, refugiado eritreo de 20 años.

“Por eso apenas puse los pies en Sicilia, me escapé y tomé el tren para Chiasso, Suiza, donde pedí asilo. Yo pensaba que había hecho todo del ‘modo correcto’, pero unos meses después las autoridades me dijeron que debía volver a Italia”. 

Eurodac permite a los países de la UE y la EFTA identificar a los solicitantes de asilo. Con este registro de huellas dactilares, las autoridades migratorias pueden verificar si un extranjero presentó ya en una solicitud de asilo en otro país asociado al reglamento de los acuerdos de Dublín o si la persona entró irregularmente a territorio de la UE.

Suiza busca reenviara miles de inmigrantes que llegan a su territorio a la Península Itálica, como en el caso de Semere. Pero esto no es nuevo: los acuerdos de Dublín prevén que los solicitantes de asilo sean devueltos al primer país de llegada en Europa. Geográficamente, Italia o Grecia.

Lo que sorprende es el número de casos en esas condiciones. Es decir, se trata de solicitantes de asilo cuyas huellas digitales no fueron registradas en Italia en el banco de datos Eurodac.

La estrategia adoptada por Suiza en los últimos años es única en su género, por lo menos en lo que a proporciones se refiere.

El gráfico siguiente muestra cómo menos del 30% de las solicitudes de transferencia de Suiza en 2014 estaban fundadas en datos dactilares de Eurodac, en comparación con el 70% de Austria y Alemania. 

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Una práctica legal, pero poco sólida

Suiza parece haber reforzado esta práctica a partir de 2012, luego de que la Primavera Árabe provocara una gran ola inmigratoria hacia Italia.

En esa época se acusaba a las autoridades de Roma de no registrar, deliberadamente, a los inmigrantes que pasaban por su territorio para facilitarles su viaje hacia el norte.

¿Entonces, Suiza aplicó una estrategia de contraataque a la práctica italiana? La Secretaría de Estado para la Migración (SEM) se limitó a responder por escrito a swissinfo.ch que “Suiza aplica en modo consecuente la normativa de Dublín”, y que no siguió ninguna directiva distinta. A falta de un registro en Eurodac, las autoridades pueden basarse en otros indicios “coherentes, verificables y suficientemente detallados”, añadió.

El convenio de Dublín permite transferir a un inmigrante, aunque sus huellas dactilares no se encuentren en el registro Eurodac, pero el Estado que solicita el reenvío debe demostrar con una prueba – ya sea un boleto de tren o el testimonio del sujeto, por ejemplo-, su paso por otro país europeo.

El profesor de Geografía Humana de la Universidad de Neuchâtel, Etienne Piguet, no se dice sorprendido de la estrategia suiza, sino más bien de la proporción que ha alcanzado. “Esto testimonia las fallas de Dublín y la falta de solidaridad entre los países europeos”.

Más categórica, la jurista de Amnistía Internacional, Denise Graf, acusa a Suiza de usar Dublín como instrumento disuasivo, especialmente para ciertos inmigrantes, como los eritreos.

Diversas oenegés confirmaron a swissinfo.ch que se confrontan regularmente con casos de reenvíos por parte de Suiza de personas que no aparecieron en el registro de huellas digitales. Pero a pesar de constatar esta práctica, las organizaciones no han podido hacer nada en contra. 

Suiza se conoce en Europa por su aplicación rigurosa de los acuerdos de Dublín. En los últimos años se colocó entre los países europeos con el mayor número de solicitudes de transferencia de inmigrantes, luego de Alemania.

Pero el país de Angela Merkel recibió más de un millón de solicitantes de asilo en 2015, un número 25 veces superior al de Suiza (cerca de 40 000), mientras que la relación entre la población de los dos países es de 10:1 (80 millones contra 8 millones)

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¿Sin huellas? Italia dice ‘no’

¿Cómo reacciona Italia a la práctica suiza? Lo que los ministerios italianos concernidos dicen tras bastidores se desconoce. No obstante, las estadísticas muestran una posible correlación:

Las negativas de Italia han crecido de modo análogo a las solicitudes de transferencia de Suiza sin la prueba de huellas en Eurodac. A falta de esta condición, Roma probablemente ha considerado como insuficientes las tentativas de Berna, vetando sus solicitudes de reenvío.

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Pese a todo, Suiza se muestra “vencedora”…

Pese a que Italia rechaza en primera instancia las solicitudes, Suiza figura entre los países con el mayor número de transferencias de inmigrantes a su vecina. La razón es simple: Con tantas solicitudes, Roma ha “olvidado” con frecuencia reaccionar a los recursos de Berna, otorgando así un consenso tácito. 

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… y ha perdido atractivo

Voluntaria o involuntariamente disuasiva, la aplicación rigurosa de Dublín tiene consecuencias para Suiza. Si por años este país se convirtió en uno de los más apreciados por los solicitantes de asilo, hoy es considerado por muchos como un país solo de tránsito hacia el norte.

“Los inmigrantes saben que Suiza aplica los acuerdos de Dublín y hace muchos reenvíos de solicitantes”, indicó el secretario de Estado para la Migración, Mario Gattiker, en una entrevista al diario ‘La Liberté’.

De este modo – y gracias también al cierre de la denominada ‘ruta de los Balcanes’ y al rechazo de los inmigrantes en la frontera sur helvética (denunciado por AIEnlace externo) en 2016 – Suiza ha visto disminuir en 31% las solicitudes de asilo, a 27 207.

Aún más: con la creación el año pasado de los centros de registro inmediato en Italia, casi la totalidad de los inmigrantes que llegan a la península quedan incluidos en el archivo dactilar. El 90%, según Mario Gattiker. En 2015, solo era el 15%.

Evidentemente, para los refugiados se ha vuelto más difícil evitar la transferencia, por lo menos a los países que aplican de modo severo las reglas de Dublín. También por esta razón Suiza registró en 2016 un número récord de solicitantes de asilo (unos 8 000) que huyeron de los centros de acogida para sumergirse en la clandestinidad y, muy probablemente, intentar llegar a Francia o Alemania.

Además para Suiza los reenvíos de los solicitantes de asilo en el marco del acuerdo de Dublín se han vuelto más fáciles. En 2016 reenvió a 3 750 personas. En 2015 fueron solo 2 461.

En cuanto a Semere*, luego de varios meses de tira y afloja en Suiza, finalmente fue reenviado a Italia en la primavera de 2015, donde hoy espera una respuesta a su solicitud de asilo.

*Nombre conocido de la redacción

 

(Traducción: Patricia Islas)

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