Por qué la brecha entre el campo y la ciudad es menor en Suiza que en otros lugares
Los habitantes de ciudad y los de campo suelen tener posturas diferentes a la hora de votar. Pero los expertos y las estadísticas demuestran que la brecha entre el campo y la ciudad en términos de estilo de vida y política es menos pronunciada en Suiza que en otros países.
¿Pijos progresistas y cosmopolitas por un lado y campesinos conservadores e identitarios por el otro? En los últimos años los analistas políticos se han enfrentado a ambos mundos, ya sea comentando el Brexit en el Reino Unido, la elección de Donald Trump en Estados Unidos o el movimiento de los Chalecos Amarillos en Francia.
En Suiza el 13 de junio se volvió a hablar de las diferencias que hay entre la ciudad y el campo. Las grandes ciudades se quedaron aisladas en su apoyo a las tres cuestiones medioambientales sometidas a votación. Pero, ¿son tan distintas las ciudades del campo? ¿Y en qué medida afectan los estilos de vida a la de hora de votar?
La ciudad «coloniza» el campo
Suiza es un país considerablemente urbanizado. Las ciudades y las aglomeraciones urbanas concentran la mayor parte de la población, que por cierto es una de las más urbanizadas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
«Desde hace tiempo asistimos a una colonización del campo por parte de la ciudad», lo que hace difícil oponer estos dos ámbitos, señala Vincent KaufmannEnlace externo, profesor de sociología urbana en la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y director científico del Foro Vies Mobiles.
Una gran proporción de la gente que habita en zonas rurales o medio rurales son personas que en realidad trabajan en las ciudades, explica el investigador. En efecto, las estadísticas nacionalesEnlace externo muestran que las zonas urbanas concentran cerca de 9 de cada 10 puestos de trabajo. E, incluso, el empleo se está transformando en las áreas rurales, ya que «una parte del campesinado se ha vuelto marginal», señala Vincent Kaufmann.
El campo suizo no es un desierto
En comparación con EuropaEnlace externo los desplazamientos al trabajo están muy extendidos en Suiza, lo que se ve favorecido por el tamaño del país y su infraestructura ferroviaria. Según el especialista en movilidad, este hecho limita la separación entre estos ámbitos, algo que por ejemplo sería prácticamente imposible en muchas zonas rurales de Francia.
Varios millones de franceses (sobre todo del centro de Francia) viven en zonas «hiperruralesEnlace externo«. Son zonas alejadas de las ciudades, mal comunicadas por el transporte público y en las que incluso las redes de telecomunicación son a veces inexistentes. Según un estudio recienteEnlace externo, cerca del 10% de la población, en su mayoría rural, vive a más de 30 minutos de un servicio de urgencias.
Otro buen ejemplo es InglaterraEnlace externo, donde el hospital más cercano para la población rural se encuentra a una media de 26 minutos en coche y a más de una hora en transporte público.
En general, la accesibilidad es un problema menor en Suiza. Sin embargo, es preciso reconocer que los servicios sanitarios están infrarrepresentadosEnlace externo, ya que menos de uno de cada tres municipios rurales cuenta con una consulta médica. Pero la red de transporte público es amplia y la ciudad suele estar cerca. Incluso en el campo la distancia media al primer hospital es de 9 kilómetros (frente a 3 en la ciudad, véase el gráfico siguiente).
En opinión de Vincent Kaufmann, la descentralización del poder político que existe en Suiza, como también en Alemania, es otro «elemento que limita la brecha entre los distintos tipos de espacios».
Asimismo, tampoco existe una «brecha digital» en Suiza. La proporción de hogares con una conexión a Internet de alta velocidad en las zonas rurales es una de las más altas de la OCDEEnlace externo (94% en comparación con poco más del 40% en la Unión Europea) y las competencias digitales básicas de la población rural son de las más altas de Europa, según EurostatEnlace externo.
Vivienda y coche, dos cuestiones que dividen
Sin embargo, hay algunas diferencias en los estilos de vida que pueden dividir el voto urbano y el rural. El politólogo e historiador Claude LongchampEnlace externo identifica dos principales. La primera es tener vivienda propia. El porcentaje de propietariosEnlace externo de una vivienda es mucho más elevado en el campo que en la ciudad.
La segunda es utilizar el coche para los desplazamientos diarios. Los habitantes de las ciudades dependen mucho más del transporte público que los de las zonas rurales. En los cantones rurales de Schwyz y Valais, la densidad de automóvilesEnlace externo es significativamente superior a la media nacional, y en Ginebra y Basilea-Ciudad es la más baja.
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Según Claude Longchamp, esto se traduce en «diferencias de intereses muy importantes», que se manifiestan claramente a la hora de votar sobre temas de vivienda o carreteras, además de cuestiones relacionadas en general con el modo de vida rural.
Este fue el caso de la votación del 13 de junio. En las tres cuestiones medioambientales (la ley del CO2 y las dos iniciativas contra los pesticidas), la diferencia del voto entre las ciudades y el campo fue inusualmente grande.
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Cinco temas, un domingo de votación y retos internacionales
Los habitantes de las periferias urbanas son ambivalentes y se inclinan hacia un lado u otro según el tema. En cuestiones económicas tienden a votar como los centros urbanos en los que trabajan, y cuando se trata del estilo de vida siguen siendo más bien rurales, afirma Claude Longchamp. El 13 de junio, los votantes de las periferias urbanas se unieron a los del campo, ya que tenían intereses comunes, dejando aisladas a las grandes ciudades.
«En todas partes” y “en alguna parte”
Además de todos esos intereses divergentes, la división urbano-rural está vinculada a dos visiones del mundo diametralmente opuestas, la global por un lado y la local por otro.
Tras la votación del Brexit, apoyada mayoritariamente en las zonas rurales y rechazada en las ciudades, la idea difundida por un periodista británico de una brecha entre los que están «en alguna parte»Enlace externo, generalmente menos cualificados y penalizados por la globalización, y los que están «en todas partes», móviles y cosmopolitas, dio la vuelta al mundo.
Para el especialista en urbanismo Vincent Kaufmann, la globalización es también una de las transformaciones más llamativas que ha sufrido Suiza en los últimos treinta años. «Hay partes del país que funcionan bajo una red global y otras que siguen siendo muy locales, y eso es todo un reto», afirma.
Según Claude Longchamp, los centros urbanos de Suiza tienden a votar de forma más «global» que el campo en determinadas cuestiones, sobre todo en política exterior.
Otras diferencias más decisivas
Pero el tema de las diferencias urbanas/rurales o locales/globales no es nuevo. Y según el politólogo, no hay una tendencia clara que permita afirmar que la brecha haya aumentado en los últimos años.
“En Suiza afecta a 1 voto de cada 10. Hay otras brechas sociológicas (región lingüística, edad, género…) pero la más significativa sigue siendo la diferenciación política entre izquierda y derecha o entre los partidos progresistas y los tradicionales», explica Longchamp.
En cualquier caso, el politólogo está convencido de que la división ciudad-campo es mucho menos pronunciada en Suiza que en otros países. Especialmente los que tienen un sistema electoral de mayoría bipartidista, como Estados Unidos.
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Traducción del francés : Carla Wolff
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