En qué gasta Suiza el dinero – y de dónde provienen los ingresos
Suiza prevé que el próximo año volverá a tener más ingresos que gastos. Con un presupuesto holgado no hay razón para discusiones ni peleas. Nada más lejos de la realidad, porque sí las hay.
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Suiza tiene muchas caras y cada una de ellas cuenta innumerables historias. Me interesa el país en toda su diversidad. Me gusta escribir de agricultura y bancos, de diplomáticos y practicantes de lucha suiza (Schwingen), pero también de excelencia industrial y aspectos culturales destacados.
El Parlamento suizo, reunido desde el lunes en Berna para la sesión de invierno, debate esta semana los presupuestos del Estado para el año 2020. La Confederación prevé gastos del orden de 75 200 millones de francos suizos y un excedente de 425 millones.
Los impuestos sobre los aceites minerales (4 500 millones de francos), el tabaco ( 2 000 millones) y las transacciones financieras, que se conocen como los derechos de timbre (2 200 millones), constituyen otras partidas de ingresos.
El resto de los ingresos fiscales (7 000 millones) se componen de impuestos sobre el transporte y gravámenes de carácter incentivador, como el impuesto sobre el CO2.
En la partida de ingresos no fiscales, la Confederación presupuesta el beneficio distribuido por el Banco Nacional Suizo (banco central), así como también los ingresos recaudados del impuesto de exención del servicio militar u otros emolumentos.
La previsión social absorbe un tercio del conjunto de los gastos. Y de esta suma, la mitad se destina al seguro de vejez.
Sorprende un dato: La segunda partida de gasto más importante es la de Finanzas (Hacienda) e impuestos: representa el 15% e incluye los reembolsos a los cantones y los gastos de interés.
Casi dos tercios de los gastos en transporte (10 400 millones de francos) se destinan al transporte público, y un tercio al transporte vial.
La seguridad (6 400 millones) incluye los gastos en el ejército, la policía, los controles fronterizos y servicios de inteligencia.
El 5% del presupuesto federal está reservado a la agricultura. La mayor parte de estos 3 600 millones son pagos directos a los agricultores.
La partida para las relaciones con el extranjero (3 700 millones) se distribuye de la siguiente manera: tres cuartas partes se destinan a la cooperación al desarrollo y el resto, a la diplomacia y los servicios consulares.
Las opiniones discrepan sobre todo entorno a los gastos en educación. Una partida que la Comisión de Finanzas del Consejo de los Estados (cámara alta) quiere aumentar en alrededor de 100 millones francos; la comisión homóloga del Consejo Nacional (cámara baja) se opone.
Las Comisiones de Finanzas de las dos cámaras difieren también respecto a los gastos en asilo. La del Consejo Nacional exige que se recorten 27 millones en los gastos operativos de los centros federales de acogida, y 13 millones en las prestaciones de ayuda social destinadas a los solicitantes de asilo, los extranjeros acogidos de forma provisional y los refugiados. Su argumento es que ha disminuido el número de solicitudes de asilo.
Los fondos destinados a la cooperación al desarrollo también dan mucho que hablar. Hay propuestas tanto para aumentar como para recortar esta partida del presupuesto.
Y como cada año, los diputados y senadores debatirán si procede o no recortar personal en la administración federal.
Traducción del alemán: Belén Couceiro
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Deuda pública: los suizos, campeones del ahorro en Europa
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“Suiza va hacia la bancarrota”, anunciaba el semanario ‘Facts’ en 1997, después de producirse una serie de cifras deficitarias de unos miles de millones de francos en las arcas estatales. La revista fue la que quebró unos años más tarde, mientras que las finanzas púbicas helvéticas se portan bien actualmente, o, mejor dicho, se portan muy bien, como es el caso de Noruega, donde los ingresos del petróleo alimentas sus recetas fiscales. Suiza, incluso, ha sido el único país europeo en haber disminuido su deuda pública luego del inicio de la gran crisis financiera y económica del 2007. Y esto, sin renunciar a la realización de infraestructuras costosas, como el nuevo túnel ferroviario de base del San Gotardo – el más largo del mundo – inaugurado el 1° de junio de este 2016.
Fuera de la Unión Europea (UE), Suiza forma parte de los raros países europeos que responden desde el inicio a los “criterios de convergencia” del Tratado de Maastricht, que colocó las bases de la unión económica y monetaria de la UE y la creación del euro. Los países candidatos a adherirse a la moneda única debían empeñarse, en particular, en contener la deuda pública por debajo del 60% del Producto Interno Bruto (PIB).
Ya al momento de su adhesión al euro, ciertos Estados no respetaron ese criterio: Grecia, 107%; Italia, 109%; Bélgica, 114%. Con la crisis financiera y económica, diversos países europeos se vieron obligados a aumentar fuertemente sus inyecciones financieras para apoyar al sector bancario y relanzar la coyuntura. Hoy, la deuda pública de las principales economías de la zona euro, y también del Reino Unidos, rebasa el 60%.
Las finanzas públicas suizas pudieron, al contrario, gozar de una solidez económica inesperada, que permitió mantener un buen balance fiscal. La economía helvética, que registró una contracción solo en 2009, salió rápidamente de la crisis internacional: el consumo aumentó, las exportaciones no sufrieron frenos notorios, pese a la disminución de la demanda de los mercados de la UE, y la tasa de paro se mantuvo entre el 3 y el 4%.
La Banca Nacional Suiza (BNS) jugó, por su parte, un papel importante, participando en la salvaguardia del banco UBS, y contribuyendo por varios años a evitar el aumento en la apreciación del franco frente al euro. Suiza se vio favorecida por el hecho de que los gastos estatales registraron una baja histórica con respecto al PIB, una diferencia de lo que ocurrió con otros países europeos, imposibilitados a seguirle el paso, a causa de un pesado aparato administrativo y de empresas públicas.
Pero también determinante para el buen estado de salud de los haberes públicos fue el “freno a la deuda”, un mecanismo introducido en 2003 por la Confederación (gobierno) para evitar desequilibrios estructurales de las finanzas federales e impedir un aumento de la deuda, como ocurrió en la década de los Noventas. Este mecanismo busca el reequilibrio de los ingresos y egresos en el arco de un ciclo coyuntural: en los años de desaceleración económica se producen déficits limitados, mientras que en los años de alta coyuntura deben conseguirse excedentes. Modelos análogos fueron introducidos también en muchos cantones suizos.
El freno al endeudamiento permitió reestablecer rápidamente el equilibro de las finanzas públicas: la deuda total (administración pública y seguridad social) pasó así del 50,7% en 2003 al 33,1% en 2015. En el último decenio, con una sola excepción en 2014, las cuentas de la Confederación registraron sistemáticamente utilidades de miles de millones de francos. Un resultado prácticamente único a escala europea.
La recuperación financiera es un objetivo de todas las fuerzas políticas, ya que además de permitir reducir los gastos relacionados con el pago de intereses de la deuda, también refuerza la resistencia de Suiza ante nuevas crisis. Para algunos partidos – y para diversos economistas – la política del ahorro ha llegado al exceso: en el último decenio la Confederación consiguió incluso excedentes en años de desaceleración coyuntural. Y, pese a estas utilidades, el gobierno presenta cada año nuevos planes para reducir el gasto público. Según la izquierda, las fuentes financieras de la Confederación deberían ser empleadas principalmente para reforzar el Estado social y para sostener la economía y la creación de puestos laborales en tiempos de baja coyuntura. Para los partidos de centro y de derecha, la economía no requiere apoyos estatales, pero si de aligerar más la política de gravámenes fiscales.
A pesar del buen funcionamiento de las finanzas federales, la política financiera figura desde hace años entre los temas más combatidos en el Legislativo. Es el caso también este año. En el marco de la nueva reforma sobre la imposición tributaria a las empresas, la mayoría del centro y la derecha en el parlamento ha aprobado una serie de aligeramientos de orden fiscal a la iniciativa privada de miles de millones de francos. Esta reforma representa un ataque contra los fondos del Estado, considera la izquierda, que tiene la intención de lanzar un referéndum en contra de estas modificaciones. Entre tanto, el ministro de Finanzas, Ueli Maurer, ya ha anunciado tres planes de ahorro para los próximos años, que afectan, en particular, a los presupuestos de la previsión social, la formación y la ayuda exterior. Pero no serán tocadas las carteras de la defensa nacional, la agricultura y los transportes viales. Asuntos que también son objeto de una gran batalla entre los partidos.
Come gli altri paesi europei, anche la Svizzera è chiamata ad affrontare ben presto due fattori che rischiano di gravare pesantemente sulla spesa pubblica: l’invecchiamento della popolazione e l’esplosione dei costi della salute. Nei prossimi 30 anni saranno necessari 150 miliardi di franchi per finanziare le spese legate all’evoluzione demografica, avverte il nuovo rapporto del Dipartimento federale delle finanze sulle Prospettive a lungo termine delle finanze pubbliche. Senza misure di risparmio o di aumento del gettito fiscale, il debito pubblico salirà al 59% del PIL entro il 2045.
Le riforme dell’assicurazione malattia e della previdenza sociale sono però in cantiere da quasi una ventina d’anni e finora i partiti non sono riusciti a raggiungere un compromesso. Una soluzione dovrà però essere trovata ben presto, poiché l’evoluzione demografica si prospetta come una bomba ad orologeria che minaccia di far esplodere l’equilibrio delle finanze pubbliche.
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Hace unos años, Schwyz se anotó un triunfo, cuando Roger Federer dejó su Basilea natal para establecerse en este cantón de la Suiza central y beneficiarse de las bajas tasas tributarias. El pasado fin de semana, sin embargo, los ciudadanos de Schwyz tomaron una decisión histórica y asumieron el riesgo de que el tenista haga las maletas: aumentar los impuestos a los residentes más adinerados de la región. ¿Esta votación anuncia el fin de la polémica competencia fiscal entre cantones?
Algunos creen que el sistema tiene aún mucho futuro por delante. Los cantones y los partidarios de la competitividad fiscal consideran que es una mera cuestión de ajustar los impuestos cantonales. “La estrategia elegida no ha sido de ninguna manera un fracaso”, sostiene Peter Hegglin, director de Finanzas del cantón Zug y presidente de la Conferencia de Directores Cantonales de Finanzas (CDF).
Pero quizás algunos cantones se han pasado de rosca. “Nuestra política de bajar los impuestos a los más ricos ha sido excesiva en los últimos años. Ahora hay que aumentar los cargas tributarias”, reconocía Peter Hegglin, en abril pasado, en una entrevista con swissinof.ch.
Para quienes critican esta práctica, entre ellos el Partido Socialista, la situación es muy grave y debe cambiar radicalmente. Las cifras hablan por sí solas: de los 20 cantones que han hecho públicos sus presupuestos para 2015, 14 presentan déficit.
La pesadilla de las arcas cantonales
Veinte de los 26 cantones han dado a conocer sus presupuestos para 2015 y 14 de ellos prevén un déficit, según la Agencia Telegráfica Suiza. Zúrich registra el mayor agujero en las arcas públicas (-191 millones de francos), delante de Zug (-139 millones), el Tesino (-112 millones) y Solothurn (-74 millones). Solo Berna (+119), Vaud (+26 millones), el Valais (+25 millones), Uri (+7 millones), Argovia (12 millones) y Ginebra (+1 millón) prevén cifras negras para 2015.
De los cantones con déficit, Solothurn, Schwyz, Schaffhausen y Appenzell Rodas Exteriores contemplan subir los impuestos. Los otros confían en reducir el gasto público, echar mano de las reservas o endeudarse.
Obwald va a introducir un gravamen temporal (de 15 a 20 años) para financiar un sistema de protección contra las inundaciones. Lucerna aumentó los impuestos el año pasado y es uno de los cantones que aún no han anunciado su presupuesto para 2015.
Este año, Schwyz anunció un déficit récord de 237 millones de francos, 140 millones más de lo que estimaba hace un año. El cantón prevé un déficit anual de 200 millones de francos de aquí a 2018 si la situación no cambia.
Por esta razón, el Parlamento cantonal ha decidido subir los impuestos sobre la renta, el patrimonio y los dividendos para recaudar 66 millones de francos adicionales en 2015. Esta medida afectará principalmente a los ciudadanos más solventes. El referéndum que ha presentado la Asociación de Propietarios de Inmuebles de Schwyz (HEV) contra esta decisión cuenta con el respaldo de la Unión Democrática del Centro (UDC, derecha conservadora). El domingo pasado, sin embargo, los ciudadanos rechazaron el proyecto, por lo que queda aprobada la subida de impuestos y el saneamiento de las arcas cantonales.
¿Qué solución?
“La diferencia entre las recaudaciones y los gastos ha aumentado muy rápido, y ahora nos vemos en una situación económica catastrófica”, explica la socialista Karin Schwiter, miembro del Legislativo de Schwyz. “Es la prueba de que la fórmula de bajar los impuestos para atraer a más ricos no funciona”. Con la llegada de residentes adinerados también ha subido el precio de las viviendas. Y el gasto per cápita en servicios públicos figura entre los más bajos en Suiza.
“Antes se decía que todos se iban a beneficiar con la llegada de los ricos”, dice. Hoy, la gente está harta de tener que pagar en lugar de los más pudientes. Los ciudadanos de Schwyz han recuperado algunos de los privilegios que habían otorgado a esta categoría de personas”.
El cantón analiza, además, otros aumentos de impuestos que afectarán a la totalidad del cantón y no solo a los ciudadanos más solventes. Estas medidas pueden aportar cerca de 100 millones de francos adicionales a las arcas públicas, pero no van a solucionar del todo el problema. El déficit anual se mantendrá previsiblemente en 39 millones de francos.
Kaspar Michel, titular de Finanzas del cantón, estima que ese agujero presupuestario se debe, sobre todo, a que los ingresos fiscales han sido más modestos de lo previsto. “Hemos recaudado decenas de millones de francos menos”, declaró al ‘Neue Luzerner Zeitung’. Además, los cantones han tenido que costear un mayor número de servicios, como los hospitales. Y el Banco Nacional Suizo ha reducido los dividendos que reparte cada año a los cantones.
Kaspar Michel señala otro problema: el aumento de las sumas que el cantón de Schwyz aporta a la perecuación cantonal, el sistema que obliga a los cantones más solventes a financiar a los que disponen de menos recursos económicos.
En el marco de la perecuación financiera, el cantón de Schwyz desembolsó 118 millones de francos en 2008. Esta suma pasó a 147 millones en 2014 y será de 162 millones en 2015. Lógicamente, los cantones que más dinero aportan al sistema son mucho más críticos que los que se benefician de él… Pero el principal culpable es Schwyz, que calculó mal la suma que debía aportar a la perecuación. “Y no es el único que subestimó la cantidades que le tocaba pagar”, según declaró al ‘Tages Anzeiger’ Gérard Wettstein, responsable en materia de perecuación de la Administración Federal de Finanzas.
Un sistema que funciona
Varios cantones han caído, pues, en una trampa peligrosa, que se señaló claramente en 2008, cuando se modificó el sistema de perecuación financiera. El nuevo sistema contempla la base imponible de los cantones, es decir, su potencial de recaudación, y no las recaudaciones reales. Al gravar a los contribuyentes más solventes con tipos inferiores a esta base potencial, varios cantones se han visto en una situación financiera crítica, ya que la diferencia entre los ingresos fiscales y la suma que deben aportan a la perecuación se ha acentuado profundamente.
“Es una señal muy clara de que el sistema funciona”, explica Marco Salvi, del laboratorio de ideas liberal Avenir Suisse. “La perecuación se creó para compensar las diferencias de ingresos y redistribuir la riqueza entre los cantones”.
Pero la reforma del sistema de perecuación financiera no ha logrado acallar las críticas sobre la tributación y las desigualdades en Suiza. El 30 de noviembre, los suizos votan una iniciativa que propone abolir el trato fiscal preferente a los extranjeros acaudalados que residen en el país. Si se aprueba la propuesta y los directamente afectados deciden abandonar Suiza, los cantones tendrán que devanarse los sesos para hacer cuadrar las cuentas.
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