Prueba de fuego para la libre circulación
Suiza debe reintroducir contingentes para limitar la inmigración y renegociar con la Unión Europea la libre circulación de personas. Es lo que pide la iniciativa ‘Contra la inmigración masiva’ de la derecha conservadora que los suizos votan el 9 de febrero.
Rechazar la iniciativa equivaldría a “una capitulación frente a la inmigración desmesurada”, señala a swissinfo.ch el presidente de la Unión Democrática del Centro (UDC), Toni Brunner.
En cambio, Pirmin Bischof, senador del Partido Demócrata Cristiano (PDC), ve en ella un “ataque a los valores fundamentales que han convertido a este país en el más rico y próspero de Europa”.
Desde la introducción paulatina de la libre circulación de personas entre Suiza y la Unión Europea (UE) hasta 80.000 extranjeros por año han venido a trabajar a Suiza. El 75% procede de países de la UE. El Gobierno y la mayoría del Parlamento coinciden en que la libre de circulación de personas ha contribuido a la prosperidad de Suiza.
La industria, así como las empresas de servicios estatales y privadas no pueden prescindir de la mano de obra extranjera. La industria de exportación puede acceder además al mercado único europeo sin demasiados trámites burocráticos.
El acuerdo correspondiente entre Suiza y la UE entró en vigor en el año 2002 y es clave en el primer paquete de Acuerdos Bilaterales.
Ese documento otorga a los ciudadanos suizos y comunitarios el derecho de elegir libremente el lugar de trabajo y de residencia en cualquiera de los países signatarios.
Los suizos han votado hasta ahora tres veces sobre la libre circulación de personas: en mayo de 2000 aprobaron por amplia mayoría los Acuerdos Bilaterales I y, con ellos, la libre circulación de personas.
En 2005 dijeron sí a la ampliación de la libre circulación a los diez nuevos Estados miembros de la UE.
En 2009 aceptaron ampliar la libre circulación de personas a los ciudadanos de Rumania y Bulgaria. Es probable que en el otoño de 2014 se extienda este derecho al nuevo miembro de la UE: Croacia.
Las relaciones entre Suiza y la UE están reguladas por 20 acuerdos bilaterales y 100 contratos.
La UDC duda del crecimiento
Suiza tiene una buena situación económica. El índice de desempleo ronda el 3%, un valor con el que los países europeos ni siquiera se atreven a soñar. Al igual que la población residente, el Producto Interno Bruto (PIB) no ha cesado de crecer en los últimos años.
“Es cierto que el PIB ha crecido, pero eso se debe al mayor consumo, a la mayor demanda de construcciones y, por ende, a la necesidad de más infraestructuras. En cambio, el ingreso per cápita no es distinto al registrado antes de la libre circulación de personas. La gente no es más rica. La tasa de desempleo nunca más se ha situado por debajo del de 2001”, relativiza Brunner. “Dudo que eso sea un crecimiento saludable”.
Descontento popular
El mayor rendimiento económico y el aumento de la población han acarreado un encarecimiento de los inmuebles, trenes abarrotados, carreteras congestionadas y dumping salarial en los sectores menos pagados. Ese cuadro ha provocado descontento en una parte de la población afectada.
Con este telón de fondo, la UDC lanzó hace aproximadamente cuatro años la iniciativa popular Contra la inmigración masiva. El texto pide restablecer los contingentes para frenar la entrada de extranjeros y renegociar con la UE la libre circulación de personas. Además, a la hora de contratar personal deberá darse preferencia a los suizos.
Retorno a los años 1960
“Si esta iniciativa es aceptada (en las urnas), significa que abandonamos los tratados bilaterales con la UE o como mínimo damos a entender que no los consideramos importantes. Así retrocederíamos a los años 1960, cuando teníamos un sistema de contingentes”, sostiene Pirmin Bischof. “Las empresas tendrían que volver a solicitar permisos de trabajo para cubrir cada vacante y demostrar que intentaron sin éxito encontrar a un trabajador suizo. Eso ocasionaría una burocracia enorme”, añade.
“Nadie puede probar en qué condiciones estaría Suiza actualmente sin la libre circulación de personas. Las empresas helvéticas siempre consiguieron mano de obra, incluso antes de la introducción de esta libertad fundamental. La pregunta es: ¿Queremos regular y limitar nosotros mismos la inmigración en el futuro?”, recalca Brunner.
Pirmin Bishof no niega que la emigración haya tenido efectos negativos. “Hemos elaborado medidas complementarias contra el dumping salarial, pero aún no han sido aplicadas suficientemente. Eso debe cambiar”. En su opinión, la iniciativa no es la solución a los trenes repletos o la actividad excesiva en la construcción.
Una libertad fundamental en la UE
Los juristas y políticos discrepan sobre las consecuencias que puede tener un sí a la iniciativa en las relaciones con Bruselas. A tenor de la iniciativa, Suiza tendría que renegociar o rescindir el acuerdo de libre circulación de personas en un plazo de tres años. Y esto podría poner en riesgo todo el paquete de acuerdos bilaterales con la UE.
La libre de circulación de personas constituye para la Unión Europea una libertad fundamental e inseparable del libre intercambio de mercancías, servicios y capitales. “Los Estados miembros jamás aceptarían desprender la libre circulación de personas de las otras libertades fundamentales. Espero que los suizos lo entiendan”, declaró hace poco el presidente de la Comisión Europea José Manuel Barroso, en una entrevista al diario zuriqués Neue Zürcher Zeitung.
Una broma
“Decir que basta con ir a Bruselas y volver a negociar es simple y llanamente una broma. Lo sabemos todos y también la UDC. La libre circulación de personas es el núcleo del mercado único”, precisa el senador Bischof. “Podemos decir que no lo queremos, pero eso significaría aislar el país y volver a los contingentes”.
“La UE tiene en Suiza un socio comercial fiable e importante al que no puede ofender así sin más”, replica Brunner. Y el diputado de la UDC recuerda que en 2012 Suiza importó mercancías por 20.000 millones más de las que exportó a la UE.
(Traducción del alemán: Juan Espinoza)
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