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¿Qué supondría un escaño en el Consejo de Seguridad de la ONU?

Vista aérea de la ONU en Nueva York
La obra de arte situada en los exteriores de la sede de la ONU en Nueva York es un regalo de Suiza para conmemorar el 75º aniversario de las Naciones Unidas. Costó alrededor de 132 000 francos suizos y su objetivo es promover la candidatura de Suiza en el Consejo de Seguridad. Keystone / Valentin Flauraud

Serie Candidatura suiza al Consejo de Seguridad de la ONU. Episodio 2Enlace externo

Suiza presenta su candidatura a un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Las elecciones, que se celebran en junio de 2022, son prácticamente una formalidad. Para la Confederación Helvética supondría la oportunidad de poder sentarse a la mesa con las grandes potencias.

“But I don’t wanna be Switzerland!”Enlace externo (“¡Pero, yo no quiero ser Suiza!”). Quizá recuerde usted el capítulo de la comedia televisiva en la que Jerry Seinfeld se defendía con esa frase de unos vecinos que querían utilizar su piso como lugar neutral para jugar una partida interrumpida de Risk. Se podría casi pensar que tampoco Suiza quiere seguir siendo ya Suiza, es decir, el ejemplo de un país neutral, y que preferiría participar en la política mundial.

En cualquier caso, ya no pretende limitarse a ser un gran contribuyenteEnlace externo de la ONU sino que quiere también tener su propia voz. En otras palabras, aspira a un escaño no permanente de dos años en el Consejo de Seguridad.

El Gobierno de Suiza impulsa la candidatura del país con este video (en inglés):

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Un puesto en el Consejo de Seguridad ofrece ventajas tangibles y al mismo tiempo riesgos que describimos a continuación.

Mejorar las relaciones con las grandes potencias

La candidatura suiza fue lanzada en 2011 por la entonces presidenta y ministra de Exteriores, Micheline Calmy-Rey. En una entrevista con SWI swissinfo.ch, explica que en el Consejo de Seguridad, Suiza podría mejorar sus relaciones y, por ende, su influencia a nivel internacional.

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No obstante, una aproximación a otros miembros del Consejo de Seguridad también conlleva riesgos. Por ejemplo, el primer embajador suizo ante la ONU, Jenö Staehelin, declaró al diario NZZ que había sufrido intentos de presión por parte de otros países y que temía que Suiza pudiera ceder ante ese juego de poder y se desviara de sus principios. «Un puesto en el Consejo de Seguridad es arriesgado, a menos que se cuente con un amplio apoyo político en el interior del país», puntualizó Staehelin.

Según Markus Heiniger, que trabajó en el Ministerio de Asuntos Exteriores durante mucho tiempo y ahora participa en una plataforma de la sociedad civil para apoyar la política suiza en el Consejo de Seguridad, los intentos de presión en la ONU son ya una realidad para Suiza, por ejemplo, en el Consejo de Derechos Humanos. Para él, como para Staehelin, el apoyo político interno a las posiciones suizas es crucial. Si se produjeran controversias políticas internas se debilitaría la capacidad de Suiza para actuar en el Consejo de Seguridad.

Esa opinión también la comparte Angela Müller, vicepresidenta de la Sociedad Suiza-ONU (GSUN), una organización de la sociedad civil financiada por el Gobierno helvético y comprometida con el fortalecimiento de las relaciones entre Suiza y la ONU. El Ministerio de Asuntos Exteriores (DFAE por sus siglas en francés) debe facilitar información transparente sobre la política nacional para que la sociedad pueda comprender el comportamiento de Suiza en el Consejo de Seguridad; de lo contrario, existe el riesgo de que un voto individual de Suiza salga repentinamente a la luz y pueda ser objeto de instrumentalización o sensacionalismo.

Programa y determinación de los temas

Según Müller, un escaño en el Consejo de Seguridad permitiría contribuir con posiciones significativas y establecer prioridades. «Suiza puede contribuir con su voto a las negociaciones y votaciones y podrá asumir una o dos veces la presidencia del Consejo, donde podría establecer sus prioridades».

Se puede hacer mucho más perteneciendo al Consejo de Seguridad que como miembro normal de la ONU, comentó Jenö Staehelin al diario NZZ.

Otros expertos, como el exembajador Paul Widmer, lamentanEnlace externo que los cinco países con derecho de veto son en realidad los únicos que tienen voz en el Consejo de Seguridad. Los países que ocupan los escaños no permanentes son casi irrelevante. De acuerdo con esta interpretación, Suiza podría quedar expuesta en el plano de la política interior y exterior sin obtener a cambio ninguna influencia.

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Suiza en el Consejo de Seguridad: too small to succeed?

Este contenido fue publicado en La vicepresidenta de la Asociación Suiza-UNO Angela Müller aboga por la candidatura de Suiza a ocupar un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU.

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Heiniger tiene otra opinión: «Los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad pueden lograr metas, especialmente si se unen». Por ejemplo, gracias a Suecia y más tarde a Irlanda y Noruega, fue posible llevar a cabo la misión humanitaria en Siria. También, y a pesar de las tensiones entre China y Estados Unidos, se alcanzó un proyecto de resolución sobre la COVID-19 en abril de 2020 del que se ocuparon algunos de los miembros electos del Consejo de Seguridad.

Fortalecer la Ginebra internacional

Suiza se diferencia de la mayoría del resto de los Estados miembros no permanentes del Consejo de Seguridad en un aspecto: dispone de la llamada Ginebra internacional.

Ginebra fue la sede de la Sociedad de Naciones y ha albergado la Oficina Europea de las Naciones Unidas desde 1966. Este hecho ha atraído a más organizaciones internacionales y numerosas conferencias diplomáticas, de modo que Ginebra se ha convertido en un centro del multilateralismo y de la gobernanza global.

No obstante, Ginebra tiene cada vez mayor competencia de otras ciudades anfitrionas como Viena, Helsinki u Oslo.

En opinión de Calmy-Rey, un puesto en el Consejo de Seguridad reforzaría la Ginebra internacional. El multilateralismo atraviesa actualmente un mal momento. Estando en el Consejo de Seguridad, Suiza podría precisamente fortalecer ese multilateralismo, lo que sería importante para Ginebra.

Según Angela Müller, Suiza se esforzará por garantizar que la Ginebra internacional salga también beneficiada de ese escaño en el Consejo de Seguridad. «Como miembro del Consejo de Seguridad, Suiza podría trabajar para reforzar la conexión entre la sede de la ONU en Nueva York, de orientación política, y la sede de Ginebra, de orientación más operativa». Ciertamente Ginebra se beneficiaría de esto, aunque solo fuera para aliviar en cierta medida la presión a la que está sometida.

El exfuncionario del DFAE, Heiniger, señala también que para imponerse ante la competencia internacional del resto de ciudades anfitrionas no basta con disponer de una sede junto a un idílico lago en la neutral Suiza. «Lo que se necesita es experiencia en ciertas áreas. Si Suiza sigue una política de paz activa, es más probable entonces que sea elegida para las conversaciones de paz».

Papel como mediador

Desde el punto de vista de Calmy-Rey, el puesto en el Consejo de Seguridad es una oportunidad para que Suiza desempeñe su papel de mediador en el escenario internacional. Mediar entre las grandes potencias, es decir, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Para ello, la neutralidad suiza no es ningún problema. Dado que el Consejo de Seguridad actúa en nombre de la comunidad internacional, la neutralidad no entra en conflicto con la pertenencia a dicho Consejo.

El Gobierno Federal planteó esta cuestión en un informeEnlace externo y llegó a la conclusión de que obtener un puesto en el Consejo de Seguridad es «totalmente compatible» con la neutralidad suiza.

No obstante, la neutralidad no solo es un concepto jurídico, sino que afecta también a la imagen del país. Según el exembajador Paul Widmer, con esta candidatura, Suiza pone en peligro su marca de identidad, la neutralidad, explicó a Foreign PolicyEnlace externo y al NZZEnlace externo. Con el tiempo, Suiza ha ganado un alto nivel de credibilidad en política exterior gracias a una política neutral permanente. La neutralidad es la razón por la que muchos países solicitan a Suiza sus servicios como mediador. Con un escaño en el Consejo de Seguridad, Suiza probablemente perdería más de lo que puede ganar, según Widmer.

En cambio, según Heiniger, no es cierto que la capacidad de mediación disminuya como consecuencia de ser miembro del Consejo de Seguridad. Más bien al contrario, un puesto en ese Consejo daría la oportunidad de tener mayor influencia, por ejemplo, en un proceso de paz, y desarrollar así un cierto perfil.

¿Influencia a expensas de la democracia?

Con el escaño en el Consejo de Seguridad, Suiza pretende ganar peso en la política exterior. Pero eso sería a expensas de la democracia: si hubiera que tomar decisiones delicadas en el Consejo de Seguridad, por ejemplo, la imposición de sanciones o la autorización de intervenciones militares, únicamente el Consejo Federal decidiría sobre la posición de Suiza. El Parlamento y el electorado permanecerían al margen.

Heiniger cree que esto no es nuevo, y recordó que «durante mucho tiempo, la política exterior fue un asunto casi exclusivo del DFAE». Si mucha gente no lo sabe, es precisamente a causa del propio DFAE. Por ello, el Consejo Federal ha anunciadoEnlace externo querer informar periódicamente al Parlamento, a los medios de comunicación y al público, sobre las actividades de Suiza en el Consejo de Seguridad. La cuestión de la legitimidad democrática se analizará más a fondo, y se debatirá, en nuestra serie de SWI sobre la pertenencia de Suiza al Consejo de Seguridad de la ONU en los próximos meses.

El Consejo de Seguridad es un órgano de Naciones Unidas. Está compuesto por cinco miembros permanentes (EE.UU, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña) y diez miembros no permanentes. Los miembros no permanentes son elegidos por la Asamblea General cada dos años.

Por razones históricas, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, tienen derecho de veto. Pueden bloquear cualquier decisión. Los miembros no permanentes, por lo tanto, juegan un papel importante como voces mediadoras para resolver situaciones de conflicto.

Según la Carta de la ONU, la principal responsabilidad del Consejo de Seguridad es mantener la paz mundial. Si la seguridad internacional se ve amenazada, puede imponer sanciones o autorizar una intervención militar. Sus resoluciones son vinculantes según el derecho internacional para todos los Estados miembros de la ONU, a diferencia de las decisiones de la Asamblea General.

Suiza se postula con el lema «Un plus por la paz» para un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad para el período 2023/24. El Consejo Federal decidió y presentó la candidatura en 2011 después de varias consultas con el Parlamento.

Las elecciones tendrán lugar en Nueva York en junio de 2022. La Asamblea General de la ONU, con 193 países, es el órgano electoral. Las posibilidades para Suiza son alentadoras ya que en la carrera por los dos escaños para los Estados occidentales, además de Suiza, solo se presenta Malta.

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