¿Qué pasará con los menores suizos atrapados en campamentos sirios?
A pesar de las múltiples peticiones de organismos internacionales, Suiza se niega a repatriar a los detenidos adultos de los campamentos sirios, una política que deja a siete niños suizos varados en un país devastado por la guerra.
Tenían solo cuatro y nueve años cuando en 2016 su madre suiza las llevó de vacaciones al extranjero. El billete era solo de ida. En lugar de regresar a su casa en Ginebra, las dos medias hermanas fueron llevadas a Italia, luego a Grecia y Turquía, antes de llegar a Siria, donde su madre planeaba unirse al grupo terrorista Estado Islámico (EI).
Detenidas ahora junto con su madre en el campamento Roj, en el noreste del país y controlado por los kurdos, las niñas ocuparon los titulares de la prensa luego de que sus padres enviaran en marzo una carta a todos los parlamentarios federales solicitando su regreso a Suiza. Tras la misiva, los expertos en derechos humanos de las Naciones Unidas han instado a las autoridades helvéticas a sacar a las dos menores de Siria.
“Hemos escrito varias veces al Consejo Federal [Gobierno] y al Ministerio de Relaciones Exteriores [DFAE, por su sigla en francés], pidiendo medidas concretas para repatriar a las niñas, sin éxito”, señala Olivier Peter, uno de los abogados en Ginebra que representa a los padres de las niñas.
Desde 2019, Suiza se apega a una política de no repatriar activamente a los adultos que abandonaron el país rumbo a Siria y repatriar a los niños solo caso por caso, argumentando que la seguridad nacional prima sobre el regreso de personas sospechosas de tener vínculos con el Estado Islámico. El servicio de inteligencia suizo estima que hay siete menores suizos en Roj y en un campo de detenidos más grande, Al-Hol.
Pero la política de repatriación solamente de hijos ha resultado difícil de implementar. Las madres se han negado a ser separadas de sus hijos, informó el DFAE. Por su parte, las autoridades kurdas que controlan los campamentos no separarán a las madres de los niños, a menos que estas consientan o existan razones humanitarias, como problemas de salud, para dejar ir a los menores.
Entre los casi 60 Estados que en total tienen aproximadamente 12 000 nacionales detenidos en los campamentos (sin contar a los detenidos iraquíes y sirios), cada vez más países europeos están repatriando a niños y, en algunos casos, también a sus madres, en una señal de que puede haber salida para este complejo dilema.
Despolitizar la repatriación en Finlandia
A finales de 2019, el Gobierno de Helsinki reconoció públicamente su “obligación de garantizar los derechos de los niños finlandeses” en los campamentos sirios y nombró a un enviado especial, Jussi Tanner, para tomar decisiones sobre la repatriación de menores y sus madres, caso por caso.
Los grupos de derechos humanos denunciaronEnlace externo entonces que las condiciones en el campamento de Al-Hol, “superpoblado, con servicios inadecuados y condiciones de vida deplorables”, habían empeorado desde la llegada de las fuerzas turcas al norte de Siria. La ONG humanitaria Save the Children ha indicado que el 70% de las personas en el campamento de Al-Hol son menores de 18 años, y que el 90% de los niños de Al-Hol y Roj tienen menos de 12 años.
La noticia de la política de repatriación provocó, sin embargo, una reacción pública, con el tema de la seguridad como principal manzana de la discordia.
“Los niños se convirtieron de inmediato en una papa caliente política”, indica Tanner, quien trabaja para el Ministerio de Relaciones Exteriores de Finlandia. “El debate público se volvió muy tóxico [y] emocional”.
Al final, el Gobierno ordenó a Tanner que hiciera una evaluación exhaustiva de los posibles riesgos para la seguridad nacional en cada caso de repatriación, un recordatorio de cuán políticamente sensible puede ser el tema de la repatriación de personas con presuntos vínculos terroristas.
Seguridad nacional frente a amenazas a largo plazo
Los temores sobre la seguridad nacional “son una preocupación absolutamente legítima que debe tomarse muy en serio”, subraya Tanner.
“El riesgo varía mucho de una persona a otra y no es fácil de cuantificar”, agrega. “Hasta ahora, para las mujeres que hemos repatriado, no he determinado riesgos de seguridad que podrían ser lo suficientemente graves como para justificar dejar a la madre y a sus hijos en el campamento”.
Para marzo de 2021, Finlandia había asegurado el regreso de 20 niños y seis mujeres de Siria.
Tanner cree que dejar a los niños allí puede tener consecuencias más graves para la seguridad a largo plazo que permitirles regresar ahora.
“Cuanto más tiempo permanezcan los niños en los campamentos – y crezcan en un entorno radical, sin educación ni protección -, más difícil será contrarrestar el extremismo violento y la radicalización”, advierte. “Como ciudadanos finlandeses, es muy probable que regresen en algún momento de todos modos. Lo que realmente podemos elegir es cuándo y cómo, no si”.
El enviado evalúa el interés superior del niño, un principio establecido en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño que es fundamental a la hora de considerar la repatriación, según Save the Children.
“Normalmente, a los niños les va mejor en su entorno familiar y la separación de sus padres, o de uno de los padres, rara vez es lo mejor para ellos”, puntualiza Fabian Emmenegger, responsable de comunicación de esa ONG.
Desradicalización y reintegración en Bélgica
Los funcionarios belgas parecen haber llegado a una conclusión similar. En marzo de 2021, el primer ministro, Alexander De Croo, anunció que su país “haría todo lo posible” para repatriar desde Siria a todos los niños belgas de 12 años o menos, además de sus madres, caso por caso.
“En estos campos hay terroristas del futuro”, advirtió De Croo al Parlamento. Bélgica ha sido blanco de extremistas durante la última década, sobre todo en 2016, cuando ataques coordinados causaron la muerte de 32 personas en la capital, Bruselas.
“Para nuestra seguridad nacional, un retorno organizado es la mejor garantía de un adecuado seguimiento por parte de todos los organismos competentes”, afirmó el servicio de seguridad nacional OCAMEnlace externo unas semanas después de las declaraciones de De Croo.
Para manejar cualquier problema de seguridad relacionado con los menos de 30 niños y 13 madres involucradas, la OCAM planea un análisis de riesgo para las mujeres y detenerlas a su llegada.
Géraldine Casutt, investigadora júnior del Centro Suizo para el Islam y la Sociedad de la Universidad de Friburgo, está de acuerdo en que los adultos que regresan deben “mantenerse alejados de la sociedad cumpliendo una condena acorde con sus delitos”.
Países como Suiza y Francia quieren que sus ciudadanos se enfrenten a la justicia en los Estados donde se cometieron crímenes relacionados con el terrorismo, aunque, según Emmenegger, hay pocas señales de que se estén llevando a cabo juicios locales en el noreste de Siria.
De hecho, algunos gobiernos han “citado los costos asociados al enjuiciamiento a largo plazo […], la rehabilitación y la reinserción para justificar la no repatriación de sus nacionales, dijo. Pero Casutt argumenta que no era necesario “reinventar todo el sistema”, sino reorientar y fortalecer las estructuras socioeducativas existentes para reintegrar a los repatriados.
La OCAM informa que la mayoría de los 123 belgas que han regresado de Siria hasta ahora han mostrado “signos positivos de reintegración y parecen haber abandonado su ideología extremista”. El resto sigue programas personalizados de “desradicalización” interinstitucional.
Las debilidades de una política solo para niños en Francia
Al igual que Suiza, Francia tiene una política de no repatriar a los adultos y traer de regreso a los niños caso por caso.
Alrededor de 120 mujeres francesas y 300 niños se encuentran en campamentos sirios, uno de los mayores contingentes europeos, según medios francesesEnlace externo. Sin embargo, el Gobierno ha repatriado solo a 35 menores desde 2019, huérfanos y niños cuyas madres aceptaron dejarlos ir, a pesar de la presión de legisladores, grupos de derechos humanos, detenidos y sus familias para que hagan más. Francia ha sufrido múltiples ataques terroristas en los últimos años.
«Una política solo para niños puede implicar no repatriar a nadie», señala Emmenegger. En otras palabras, los menores cuyas madres se niegan a separarse, como la madre de las dos niñas de Ginebra detenidas en Roj, permanecen atrapados en Siria.
Prohibir la repatriación de los adultos arroja “ecuaciones imposibles” para países como Francia y Suiza, precisa Casutt.
“Puede sonar paradójico, pero la mejor solución en términos de seguridad es repatriar a todas las categorías de personas: hombres, mujeres y niños”, aduce.
Romper un callejón sin salida en Suiza
Sin embargo, el Gobierno suizo se apega a su política de 2019, y reafirma su objetivo de salvaguardar la seguridad nacional en una carta enviada en marzo de 2021 a los expertos en derechos humanos de la ONU.
Johannes Matyassy, director de servicios consulares del DFAE, indica que él y su personal están en contacto regular con las autoridades kurdas locales para encontrar una solución para las dos niñas de Ginebra y garantizar su bienestar en Roj. Agrega que, según su información, las niñas gozan de buena salud, asisten a la escuela y pueden hablar con sus padres por teléfono una vez al mes.
Dado que su madre, que fue despojada de su ciudadanía suiza en 2019, tiene una orden de arresto federal en su contra por secuestro y participación en una organización criminal, podría ser extraditada a Suiza, argumenta el abogado de los padres de las niñas. Esto permitiría que las menores también regresaran. Pero, dice Olivier Peter, aunque los kurdos aceptasen esta solución, las autoridades suizas están en contra.
Matyassy no quiere comentar a SWI swissinfo.ch sobre la extradición, pero informa que los suizos están tratando de convencer a la madre de que deje ir a sus hijos. También sugiere otra posible solución parcial: la niña mayor podría elegir regresar a Suiza por su cuenta al cumplir 15 años, la mayoría de edad según la ley kurda.
Según los informes, su cumpleaños número 15 fue a finales de abril.
Traducido del inglés por Marcela Águila Rubín
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