Rebeldes sin causa y sin control
Numerosos conflictos que manchan de sangre el planeta son hoy dominados por los grupos armados incontrolados, que no siguen ninguna lógica, ni siquiera militar o política. Un reto siempre más difícil y peligroso para los mediadores de paz, sobre el que se basó la conferencia anual de 'Swisspeace'.
«No representan un fenómeno nuevo, aunque en los últimos 20 años estos grupos armados han asumido un papel dramáticamente importante en muchas guerras».
«Esto es debido, por un lado, a los cambios geopolíticos producidos desde el fin de la Guerra Fría, pero también a las regiones cada vez más complejas que están en el origen de numerosos conflictos», explica a swissinfo.ch, Laurent Goetschel, director de la Fundación Suiza para la Paz, ‘Swisspeace’.
Hasta hace dos décadas, la mayor parte de los conflictos entraban, al menos en parte, en una cierta lógica: eran a menudo el fruto de los contrastes ideológicos y militares entre los dos grandes bloques mundiales. Si Occidente sostenía a los Gobiernos de países en guerra, el Imperio Soviético apoyaba a las fuerzas rebeldes. Y viceversa.
El final de la Guerra Fría y el proceso de acercamiento entre el Este y el Oeste habían alimentado en los primeros años grandes esperanzas de paz en el ámbito mundial. En algunas regiones de Latinoamérica y de Asia las armas comenzaron efectivamente a callarse. Pero en otros, sobre todo en África, se ha asistido en cambio a una proliferación de los conflictos, que escapaban a los controles.
Lucha por la supervivencia
Las razones que aumentan la espiral de la violencia son cada vez más impenetrables, que interactúan a menudo entre ellas: desequilibrios geopolíticos y sociales heredados del colonialismo, rivalidades étnicas, cambios climáticos, como la sequía que golpeó el Sáhel en los 70, escasez de recursos disponibles, gobiernos corruptos y totalitarios, crecientes intereses económicos por la posesión de las materias primas.
Sobre todo en África, todas estas razones pueden resumirse a menudo en una sola: la lucha por la supervivencia de un pueblo, de una etnia. «En países como Sudán, quien quiere sobrevivir o mostrar su oposición al régimen de Jartum, lo puede hacer sólo por medio de las armas», revela David Lanz, experto de la Universidad de Basilea.
Si la participación de la superpotencias durante la Guerra Fría delimitaba al menos en parte la acción de las fuerzas en el campo, durante algunos años los conflictos se convirtieron extremadamente imprevisibles, caracterizados por una multitud de grupos y de subgrupos rivales, que cambiaban de frente y de alianza en el transcurso de poco tiempo.
«Hoy en la mayor parte de ellos casi no asistimos más a las ‘guerras por procura’, fomentadas por las potencias económicas mundiales. Los protagonistas actúan generalmente sobre la base de sus objetivos, de su agenda y de su legitimidad», explica Laurent Goetschel.
Gran desafío
Son frecuentes los mismos grupos armados que ofrecen sus servicios a socios económicos y militares nacionales o extranjeros. «En Somalia, por ejemplo, no es nada complicado asegurase los servicios de una milicia o de otra. Es sólo cuestión de dinero», subraya el embajador Andrea Semadeni, representante especial del Gobierno suizo en Sudán y en el Cuerno de África.
Estos «rebeldes sin causa», que se baten solamente por el poder, no respetan ningún principio y menos las reglas básicas del derecho humanitario. Por lo tanto constituye un gran desafío también para la labor de los mediadores de paz, como se mostró durante la conferencia anual de ‘Swisspeace’ del pasado martes en Berna.
Es difícil negociar con bandas armadas que violan sistemáticamente los derechos humanos, comentaron diversos expertos suizos e internacionales, presentes en el evento. Estos grupos no pueden ser excluidos del proceso de paz, por el momento poseen una legitimidad política y social ante algunos estratos de la población.
No hay receta
«Hablar es siempre mejor que no hablar. Sin embargo, no podemos abrir un diálogo con los grupos que no tienen ningún objetivo de paz, que sólo quieren sembrar la violencia y el terror. Cada negociación puede ser iniciada solamente teniendo en cuenta las consecuencias del perfil ético y de los derechos humanos», sostiene Laurent Goetschel.
La conferencia ha evidenciado la razones de la crisis que golpean especialmente en África –desde la región de los Grandes Lagos hasta el Sáhel o el Cuerno de África– sin conseguir aportar las recetas para resolver los problemas. «No vi ninguna fórmula mágica para afrontar estos conflictos», admite David Lanz.
La ONU, Estados y organizaciones no gubernamentales parecen aún no estar preparados ante la compleja naturaleza de la gueras civiles que manchan de sangre el continente negro. En los últimos 20 años, sólo en poquísimos países, como Mozambique, los esfuerzos de paz han tenido un éxito duradero. Y todavía hoy no existe un marco jurídico internacional para apoyar los procesos de paz y regular el diálogo con los grupos armados.
«Por nuestra parte podemos sólo contribuir a sensibilizar a la opinión pública y a los políticos sobre estos problemas. Para conseguir resultados importantes, la paz debe estar más presente e integrada en la agenda de la comunidad internacional y de las Naciones Unidas», concluye Laurent Goetschel.
Armando Mombelli, swissinfo.ch
(Traducción: Iván Turmo)
La coexistencia pacífica entre los pueblos figura entre los objetivos principales de la política exterior suiza.
Para conseguir este objetivo, el Gobierno suizo se compromete a nivel bilateral y multilateral en favor de la prevención de la violencia armada, a la regulación de los conflictos y de la consolidación de la paz.
Financiada mediante con una cantidad de casi 50 millones de francos al año, la política de paz de Suiza se aplica en particular mediante numerosas iniciativas promovidas por el Ministerio de Asuntos Exteriores.
– programas de gestión civil de los conflictos en diversas regiones de crisis en el mundo (Balcanes, Oriente Medio, Grandes Lagos, Colombia, Nepal, Sri Lanka, Sudán)
– envío de observadores encargados de vigilar la regularidad de las elecciones y de los experetos que colaboran en la costrucción de una sociedad civil.
– iniciativas diplomáticas y relaciones estratégicas para promover la resolución de los conflictos
– mediación entre Estados en caso de crisis entre las parte en conflicto.
Se trata de un instituto independiente que investiga sobre la paz, que nació en 1988 en Berna como Fundación Suiza para la Paz.
Publica investigaciones sobre las guerras y conflictos violentos en el mundo y propone estrategias de pacificación.
Sus clientes principales son el Ministerio suizo de Asuntos Exteriores y el Fondo Nacional Suizo de Investigación Científica, además de otras organizaciones y fundaciones helvéticas y extranjeras.
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