La nueva estrategia energética 2050, que establece, entre otros, el fin de la era nuclear en Suiza, será sometida en mayo al veredicto de las urnas. La Unión Democrática del Centro (UDC/derecha conservadora) presentó este jueves las firmas necesarias para convocar a un referéndum contra el proyecto aprobado en septiembre por el Parlamento.
Dada a conocer en 2011, pocos días después del accidente nuclear de Fukushima, la Estrategia Energética 2050 busca sentar las bases para una amplia transformación del sistema energético suizo. El proyecto, fruto de cinco años de trabajo, prevé principalmente poner fin a la era atómica con el cierre gradual de las cinco instalaciones nucleares en las próximas décadas.
Entre los principales objetivos del cambio energético está también la reducción de 43% del consumo de energía, de aquí al 2035, en comparación con el nivel del 2000. Con el ahorro de la energía y la promoción de las energías renovables, el Gobierno y el Parlamento pretenden reducir sustancialmente las emisiones de CO2 y las importaciones de combustibles fósiles: todavía hoy, el petróleo y el gas representan alrededor de dos tercios de la energía consumida en Suiza.
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Estrategia demasiado cara
En contra del paquete de medidas aprobado por la mayoría del centro y de la izquierda en el Parlamento, la UDC presentó este jueves su referéndum. Para este partido, el único que aún defiende abiertamente la opción nuclear, la estrategia energética va en la dirección equivocada.
“La renuncia a la energía nuclear podría poner en peligro el suministro energético y aumentar la dependencia del extranjero. Una prohibición de esta energía también es errónea, porque hoy en día no podemos saber si en 20 o 30 años no se desarrollarán tecnologías más seguras”, afirma Albert Rösti.
Para el presidente de la UDC, la nueva estrategia será particularmente cara. “Con la nueva ley, se establece en la práctica una economía verde y planificada que no es sostenible financieramente. Un consumo total de energía 43% inferior al de hace 20 años solamente puede lograrse con un enorme aumento de los precios, en particular del combustible, lo que correrá a cargo de la población y de la economía. De acuerdo con nuestros cálculos, la nueva estrategia se traducirá en costes adicionales de 3 200 francos por año para una familia de cuatro personas”, agrega Rösti.
Economía más fuerte
Ese pronóstico es categóricamente rechazado por los otros partidos que apoyan el cambio de energía. “Se trata de especulaciones totalmente incorrectas, que se basan en cifras hipotéticas. En realidad, la nueva ley estipula solamente un aumento de 0,8 centavos en el precio de la electricidad, lo que corresponde a un máximo de 40 francos por año y por hogar”, replica Roger Nordmann, presidente del Grupo Socialista en el Parlamento.
En su opinión, “las diversas medidas previstas para mejorar la eficiencia energética y reducir el consumo permitirán, por el contrario, reducir significativamente el costo de la energía para los hogares y las empresas. La estrategia energética 2050 fortalecerá aún más la economía suiza: se reducen las importaciones de combustibles fósiles y se promueve la innovación y la producción en Suiza de las fuentes de energía del futuro”.
Una visión compartida por el presidente de los Verdes Liberales, Martin Bäumle, aunque este último apoya la convocatoria de la UDC: “Con este referéndum, la estrategia energética quedará confirmada y legitimada por el pueblo. Estoy convencido de que así será. Esto reforzará la presión sobre los partidos para dar nuevos pasos hacia el cambio energético, el fin del átomo y la promoción de las energías renovables”.
Traducido del italiano por Marcela Águila Rubín
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Sociedad de 2000 vatios: el futuro ya es una realidad
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¿Es posible consumir la mitad de energía y mantener un buen nivel de confort? En Suiza nacen los primeros barrios de viviendas y servicios compatibles con los objetivos de una ‘sociedad de 2000 vatios’, cuyo objetivo es garantizar una utilización sostenible de los recursos sin comprometer la calidad de vida.
Situado en la periferia de Berna, en las proximidades de una línea ferroviaria y de una autopista, el nuevo complejo habitacional Stöckacker Süd se asemeja a muchos otros que están en fase de construcción en Suiza. Tres grandes edificios de 5 a 6 plantas en cemento, con balcones a lo largo de toda la fachada, que albergarán 146 viviendas en 2017. La primera de ellas estará lista para vivir de aquí a fines de año.
A primera vista, nada hace pensar que esta edificación está destinada a convertirse en uno de los primeros prototipos zona residencial con un consumo energético mínimo. Este objetivo se inscribe dentro de la denominada ‘sociedad de 2000 vatios’, o sea, un consumo de 2000 vatios por persona, que se volverá la norma en las próximas décadas. Los edificios, construidos con hormigón reciclado y perfectamente aislados, corresponden a los estándares Minergía-P-Eco que, además de garantizar una máxima eficiencia energética, aportan otras ventajas, como una óptima iluminación natural, espacios interiores libres de sustancias contaminantes y materiales de baja radiación.
Sociedad de 2000 vatios
Los 195 países que participaron en la Conferencia Internacional sobre el Clima (COP 21), celebrada en diciembre en París, llegaron a un acuerdo sobre el uso sostenible de los recursos y de las fuentes energéticas, con el fin de limitar de aquí al año 2100 el aumento de la temperatura global a no más de 1,5-2 grados con respecto a los valores preindustriales.
Este objetivo solo podrá alcanzarse si las emisiones de CO2 per cápita no superan 1 tonelada al año. O bien, según un modelo establecido por la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, si la necesidad de energía primaria a escala global no supera una potencia continua de 2000 vatios por persona.
Los 2000 vatios corresponden a un consumo anual de cerca de 17 500 kilovatios hora de electricidad o 1700 litros de petróleo. Hoy, la media mundial ronda los 2500 vatios.
No obstante, los futuros inquilinos de la nueva urbanización tendrán que aceptar también algunas restricciones respecto a otras formas de vida. El espacio habitable no deberá superar los 60 m2 por persona y el garaje dispondrá únicamente de 27 plazas de aparcamiento, de las cuales solo podrán reservarse 15 y se dará prioridad a las personas con discapacidad. De hecho, Stöckacker Süd será un modelo de movilidad sostenible: el complejo se halla a escasos metros de una parada de transporte público y dispondrá de 510 aparcamientos para bicicletas, uno por cada habitación.
Estas restricciones no parecen espantar a los potenciales inquilinos en Berna, donde más de la mitad de los hogares no tienen un automóvil. “Cuando presentamos este proyecto, mucha gente nos advirtió de que no conseguiríamos encontrar suficientes inquilinos. Sin embargo, en el plazo de un par de meses, después de abrir el periodo de inscripción, hemos recibido un número de solicitudes superior al de las viviendas disponibles”, afirma, satisfecho, Renato Bomio, director de los proyectos inmobiliarios de la ciudad de Berna, la promotora de este proyecto.
Distribución equitativa de los recursos
Stöckacker Süd figura entre los nuevos complejos habitacionales en Suiza que han obtenido la certificación ‘Áreas 2000 vatios’, creada por la Oficina Federal de Energía. Este sello se inspira en el modelo de sociedad de 2000 vatios que ha desarrollado la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ).
Según la EPFZ, el abastecimiento energético en el mundo solo será sostenible y equitativo si la necesidad de energía per cápita –todas las fuentes incluidas– no supera los 2000 vatios. Una potencia continua de 2000 vatios por persona corresponde en la práctica a la media que registraba Suiza en los años 60. Según los investigadores de la EPFZ, este objetivo se puede alcanzar sin comprometer sustancialmente el actual confort de vida, gracias a nuevas soluciones técnicas y una serie de medidas para mejorar la eficiencia energética.
Hoy, sin embargo, Suiza está aún muy lejos de alcanzar esta meta. Solo el 2% de la población consume menos de 2000 vatios. La media por persona supera los 5000 vatios. Mucho menos que Estados Unidos, cuya necesidad energética per cápita es superior a los 10 000 vatios, pero muy por encima de la media africana que equivale a 500 vatios. Mientras los países industrializados están llamados a reducir su consumo energético, los países en vías de desarrollo disponen aún de un margen hasta alcanzar los 2000 vatios. A partir de este límite, afirman los autores del modelo de la EPFZ, un aumento del consumo no se traduce en una mejora relevante de las condiciones de vida.
La visión de una sociedad de 2000 vatios, que se abre camino también en el resto del mundo, se ha convertido en los últimos años en un punto de referencia para la Confederación y para casi todos los cantones. Más de 100 municipios han integrado este objetivo en su reglamento municipal o en su estrategia energética. En algunas ciudades, como Zúrich, Zug y Aarau, ha sido la propia población quien ha sancionado, en votación, la nueva orientación de la política energética. Las áreas de 2000 vatios figurarán entre las principales medidas que promueven algunos municipios para fomentar una utilización sostenible de los recursos y de los vectores energéticos.
Valor agregado
Estos complejos habitaciones no interesan solamente a los poderes públicos, pues quienes llevan a cabo casi todos los primeros proyectos son empresas privadas. “La certificación ‘Área 2000 vatios’ ofrece varias ventajas a los inversores. Respecto a muchos otros grandes proyectos inmobiliarios, es más fácil obtener un permiso de obra de las autoridades para estas áreas. Generalmente originan menos recursos y resulta más fácil que la población los apoye cuando un proyecto se somete a votación”, subraya Heinrich Gugerli, responsable del centro de competencia Áreas 2000 vatios.
Áreas 2000 vatios
La certificación ‘Áreas 2000 vatios’ la otorga la Asociación Ciudad de la Energía, creada por la Oficina Federal de Energía para fomentar las energías renovables y una utilización sostenible de los recursos en los municipios suizos.
Este sello distingue a barrios o urbanizaciones de al menos una hectárea de terreno que satisfacen determinados criterios de sostenibilidad en materia de construcción, saneamiento y gestión de los edificios, así como también en la movilidad inducida
Hasta nueve barrios en siete ciudades –Zúrich, Basilea, Berna, Lucerna, Lenzburg (cantón Argovia), Kriens (Lucerna) y Prilly/Renens (Vaud)– han obtenido la certificación Áreas 2000 vatios. Dos están concluidos y la construcción, al menos parcial, de otros tres está prevista para este año.
Una visión que comparte Massimo Guglielmetti, de la sociedad inmobiliaria de los Ferrocarriles Federales Suizos (FFS), encargado de desarrollar la urbanización Village Rösslimatt, al lado de la estación principal de Lucerna. “El certificado Áreas 2000 vatios representa un valor agregado en el ámbito del marketing no solo para promover nuestro proyecto en la ciudad, sino también para atraer a inquilinos, dado que entre los múltiples criterios que hay que cumplir para obtener este sello figura también el de una alta calidad habitacional”.
Mientras los edificios de Stöckacker Süd estarán provistos de paneles solares y bombas de calor para asegurar la calefacción y el agua caliente, el complejo de Rösslimatt se abastecerá de una central de bombas de calor cercana, que utiliza la energía térmica de las aguas del lago de Lucerna. El proyecto de los FFS prevé la construcción, en el transcurso de los próximos 20 años, de un auténtico barrio de 4 hectáreas en el corazón de la ciudad, que comprenderá no solamente viviendas, sino también oficinas, negocios, restaurantes y un hotel. Situada a dos pasos de todos los medios de transporte público y de los aparcamientos de ‘car sharing’ (préstamo de vehículos), la futura área de 2000 vatios dispondrá solo de poquísimas plazas de estacionamiento.
Estilo de vida adecuado
El éxito de las áreas 2000 vatios dependerá también de la voluntad de sus habitantes para adaptar en cierta media su estilo de vita. “La idea no es que todos tengan que convertirse en veganos, renunciar a todo y llevar una vida absolutamente compatible con la sociedad de 2000 vatios. Pero es importante sensibilizar a los inquilinos sobre las opciones para reducir el consumo energético, por ejemplo, utilizar aparatos que tienen una óptima eficiencia energética”, explica Renato Bomio.
“Los comportamientos individuales no se pueden fijar en un contrato. Sin embargo, se puede influir en ellos, por ejemplo, a través de contribuciones a los abonos de transporte público”, anota Heinrich Gugerli. “Está claro que limitarse a 2000 vatios no será factible si uno se salta todos los límites, o sea, deja siempre encendida la televisión, se ducha 4 o 5 veces al día, etcétera. Pero todos podremos permitirnos algún que otro un ‘vicio’”.
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