“Tenemos que explicar mejor las ventajas del club europeo”
Entre la iniciativa contra la inmigración y las negociaciones para un acuerdo marco, el embajador de la Unión Europea en Suiza, Michael Matthiessen, no ha tenido tiempo de aburrirse desde que asumió su cargo en 2016. En una entrevista con swissinfo.ch, el representante de la UE en Berna aborda los grandes temas bilaterales del momento.
El Congreso de la Organización de los Suizos en el Extranjero (OSE), del 10 al 12 de agosto, este año tiene lugar en Visp, en el cantón del Valais. Casi dos tercios de los suizos expatriados viven en la Unión Europea (UE). Una buena razón para examinar de cerca las relaciones entre Berna y Bruselas. Las negociaciones para la conclusión de un acuerdo marco institucional avanzan a buen ritmo y se prevé que terminen en otoño. Analizamos el estado de las relaciones Suiza- UE con el embajador Michael Matthiessen.
Congreso de la Quinta Suiza
Suiza sin Europa – Europa sin SuizaEnlace externo es el tema principal del 96º Congreso de los Suizos en el ExtranjeroEnlace externo que se celebra este fin de semana en Visp, en el cantón del Valais, y en el que participan cerca de 400 compatriotas del mundo entero. Más de 450 000 suizos residen en países miembros de la UE y están especialmente interesados en las cuestiones relativas a los acuerdos bilaterales, comenzando por el acuerdo sobre la libre circulación de personas.
swissinfo.ch: Hace dos años que usted es embajador de la UE en Suiza. ¿Cómo ve nuestro a país?
Michael Matthiessen: Suiza es un país maravilloso y los suizos son gente muy acogedora. Además, me fascina el complejo, pero eficaz, sistema político, en el que encuentro muchos elementos que me recuerdan a la UE. Suiza tiene 26 cantones y un sistema federal, el multilingüismo, una cultura política basada en el compromiso y el consenso. Todo esto existe también en las instituciones europeas, con 28 Estados miembros, 22 lenguas oficiales y la colegialidad como principio decisional de la Comisión.
Dicho esto, tengo que reconocer que hay más trabajo del que pensaba. No me aburro (se ríe). Llegué en septiembre de 2016, al final de una fase de tres años complicados debido a la iniciativa contra la inmigración en masa, que desembocó en la introducción de la “preferencia nacional light”. Ahora la situación ha mejorado y estamos avanzando en las negociaciones sobre el acuerdo marco institucional.
swissinfo.ch: Usted ha visitado muchos cantones. En Suiza gran parte de la población es euroescéptica. ¿No se ha sentido alguna vez un embajador poco querido?
M.M.: No creo que un embajador tenga necesariamente que ser querido. Pienso que mi papel consiste en interpretar lo que ocurre en Suiza, lo que veo, escucho y leo, e informar de ello a Bruselas. Y viceversa, explicar el punto de vista de la UE en Suiza.
«El apoyo a la UE nunca ha sido tan elevado como hoy en Europa»
Lógicamente, respetamos que una parte de la población suiza sea euroescéptica, como ocurre en algunos países miembros de la UE. Yo soy de Dinamarca. En mi país también hay personas euroescépticas y hemos celebrado un referéndum sobre cuestiones europeas. Aun así, si miramos las últimas estadísticas de Eurostat, vemos que el apoyo a la UE nunca ha sido tan elevado como hoy en Europa. Quizás los ciudadanos comunitarios se dicen que en los tiempos que corren no está mal ser miembros de un club.
swissinfo.ch: ¿Qué es lo más difícil de explicar cuando se quiere defender a la UE y su posición?
M.M.: En algunos círculos suizos la UE se percibe como una institución antidemocrática. Y mi reacción suele ser vehemente. Es verdad que Suiza cuenta con una versión más desarrollada de la democracia directa. Pero también los sistemas parlamentarios son democracias. Es más, muchos países de la UE conocen el instrumento de la votación popular. Nadie ha obligado a los Estados miembros a adherirse a la UE. De hecho, en la mayoría de los casos la adhesión fue sometida a referéndum.
Tener un sistema político basado en la democracia constituye, por otra parte, un requisito previo para ser miembro de la UE. Las mismas instituciones europeas son democráticas. Los miembros de la Comisión, cuyo presidente es propuesto por el Consejo Europeo, tienen que ser confirmados por el Parlamento Europeo, que eligen directamente los ciudadanos. Y el Parlamento a veces rehúsa confirmar a algunos comisarios. También el Parlamento Europeo decide sobre todas las leyes comunitarias. El otro ‘colegislador’, el Consejo, es el representante de gobiernos elegidos democráticamente en cada Estado miembros. Todos estos aspectos, muchas veces, no son conocidos.
«A veces la UE se percibe como una institución antidemocrática. Mi reacción suele ser vehemente»
swissinfo.ch: Pasemos a las relaciones entre Suiza-UE. ¿Por qué necesitamos el famoso acuerdo marco institucional?
M.M.: Suiza no es miembro de la UE ni del Espacio Económico Europeo (EEE). Pero gracias a los acuerdos bilaterales, tiene acceso al mercado único de la UE, el más grande del mundo. Esto permite a las empresas suizas integradas en las cadenas de producción de la industria europea hacer más negocios, por ejemplo, con Baden-Württemberg que con China, más con el norte de Italia que con Japón.
Pero un mercado único es mucho más que una zona de libre comercio: implica una base jurídica coherente y dinámica. Y esto no está contemplado en los acuerdos vigentes UE-Suiza, porque inicialmente estos fueron concebidos como una solución transitoria con miras a una eventual adhesión. Como Suiza no tiene intención de adherirse a la UE ni al EEE, pero desea ampliar el acceso al mercado interno, por ejemplo, en el sector de la electricidad, ha llegado el momento de consolidar nuestros acuerdos con un marco institucional. Esto permitirá a los agentes económicos de ambas partes operar en un sistema con igualdad de oportunidades y seguridad jurídica, así como desarrollar ulteriormente las relaciones bilaterales en nuevos sectores.
Quisiera agregar que Suiza y la UE comparten geografía, lenguas y valores. A escala internacional, defendemos un sistema multilateral basado en el derecho internacional, algo que se cuestiona actualmente. El presidente de la Confederación Alain Berset y la ministra Doris Leuthard reiteraron recientemente que las relaciones entre Suiza y la UE tienen que ser contempladas también en el actual contexto geopolítico.
«No habría 1,4 millones de ciudadanos comunitarios en Suiza si la economía helvética no necesitara esta fuerza laboral»
swissinfo.ch: ¿La UE comprende que en Suiza se cuestione la libre circulación de personas, debido a la elevada tasa de inmigración y de trabajadores transfronterizos en este país?
M.M.: La libre circulación de personas es uno de los fundamentos de los acuerdos bilaterales entre Suiza y la UE. No debemos olvidar que, en general, la libre circulación funciona muy bien y beneficia tanto a la UE como a Suiza. No habría 1,4 millones de ciudadanos comunitarios en Suiza si la economía helvética no necesitara esta fuerza laboral. Tampoco habría 300 000 trabajadores transfronterizos si no se necesitaran.
Quiero subrayar que la libre circulación es recíproca. Los suizos pueden trabajar en los países vecinos, estudiar o investigar, gracias a programas europeos como ‘Horizonte 2020’, y cruzar las fronteras sin obstáculos, puesto que Suiza es miembro del acuerdo de Schengen. En proporción, hay más suizos en los países de la UE que ciudadanos comunitarios en Suiza: 470 000 suizos (de una población total de 8,3 millones de habitantes) residen en la UE frente a 1,4 millones de ciudadanos comunitarios (de una población total de 512 millones) en Suiza.
swissinfo.ch: La UE se queja de las medidas de acompañamiento, como la regla de los ocho días. ¿No es legítimo que Suiza se defienda contra el ‘dumping’ salarial?
M.M.: La UE no quiere impedir que Suiza se defienda de la presión salarial. La UE comparte el principio de la igual remuneración por igual trabajo en el mismo lugar e incluso ha adoptado reglas para evitar el ‘dumping’ salarial y social. El problema es que algunas medidas suizas discriminan a las empresas de la UE y se asemejan, de hecho, a medidas proteccionistas.
Lo que intentamos decir es: ¿Se puede mantener el nivel salarial, pero con un método para controlar los trabajadores extranjeros que no sea discriminatorio y sea más similar a las normas europeas? Tales disposiciones se aplican a los operadores de todos los países que participan en el mercado interno.
«La decisión sobre la equivalencia bursátil la tomó la Comisión Europea con el acuerdo de los Estados miembros. En las negociaciones internacionales se suelen enviar señales»
swissinfo.ch: Si las negociaciones avanzan, ¿la equivalencia de la regulación bursátil será renovada de forma permanente? A fin de cuentas, limitarla ha sido una medida excepcionalmente fuerte…
M.M.: La decisión sobre la equivalencia de las bolsas fue tomada por la Comisión Europea con el acuerdo de los Estados miembros. En efecto, es una medida fuerte. Pero en las negociaciones internacionales se suelen enviar señales. En este caso, hay una relación entre la equivalencia bursátil y el acuerdo marco. Si los avances en este son suficientes, esto repercutirá positivamente en la decisión sobre la equivalencia.
swissinfo.ch: En Suiza, la derecha nacionalista se opone rotundamente a este acuerdo marco. Dice que amenaza la soberanía del país y supone la muerte de la democracia directa…
M.M.: No creo que el acuerdo marco mine la independencia de Suiza. Me consta que el ministro de Exteriores Ignazio Cassis y el secretario de Estado Roberto Balzaretti están haciendo grandes esfuerzos para explicar la importancia de las relaciones Suiza-UE y la necesidad de sentar una base estable para los acuerdos que garantizan a Suiza el acceso al mercado interno.
No nos compete a nosotros, la Unión Europea, juzgar si tal acuerdo es de interés para Suiza, ni negociar con los partidos políticos o con el pueblo suizo. Negociamos con el gobierno. Corresponde luego a Suiza, según su sistema democrático –Consejo Federal, Parlamento, ciudadanos – valorar las ventajas y desventajas. Aceptaremos la decisión de Suiza.
swissinfo.ch: El Brexit, pero también el ascenso de partidos populistas y antieuropeístas en varios países miembros, reflejan un creciente malestar hacia el proyecto común europeo. ¿Cabe la posibilidad de que la UE se esté equivocando y deba revisar su estrategia?
M.M.: Si miramos la UE en su conjunto, por el momento gobiernan partidos ‘mainstream’, demócratas cristianos, socialdemócratas y liberales. Pero es verdad que en algunos Estados miembros los partidos populistas ganan respaldo, cosa que debemos tomar muy en serio. Por este motivo, el programa de la Comisión Juncker es muy político y prevé hacer mucho más en sectores como el crecimiento económico, la reducción del desempleo, la gestión de la inmigración, etc.
«Los ciudadanos europeos, y sobre todo los jóvenes, tienen una vida más libre y más fácil gracias a la UE, pero no son conscientes de ello»
Uno de los puntos fundamentales es la subsidiaridad. La Comisión Juncker ha reducido el número de proyectos de ley de los más de 100 el año pasado a los 25 actualmente. Si un problema se puede solucionar a nivel nacional, regional o local, mejor que mejor. Bruselas no tiene que ocuparse de todo.
La UE no es perfecta. Pero no olvidemos lo que era Europa hace setenta años, ni todas las ventajas que ofrece la UE. Hoy, con la globalización, si queremos defender los valores europeos y nuestros intereses en el mundo, creo que es mejor estar en un “club”, dotado de una Comisión con capacidad para negociar a nivel internacional. Y creo, sobre todo, que tenemos que explicar aún mejor las ventajas de la Unión Europea.
swissinfo.ch: La integración europea ha cambiado el continente, pero también nuestras vidas personales…
M.M.: Completamente, y estas ventajas en el día a día son las más importantes. Tengo dos hijos que nunca han sido detenidos en la frontera, utilizan sus teléfonos inteligentes en toda la UE sin pagar tasas de ‘roaming’, viajan en vuelos de bajo coste porque existe una competencia entre las compañías aéreas en el continente y no tienen que cambiar dinero cuando visitan un país vecino. Quiero decir que los ciudadanos europeos, y sobre todo los jóvenes, tienen una vida mucho más libre y más fácil gracias a la Unión Europea, pero no son conscientes de ello. Porque no han vivido la guerra y no recuerdan que Europa estaba dividida en Estados nacionales que competían entre sí.
Traducción del italiano: Belén Couceiro
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