¿La vía bilateral de Suiza es una opción para Londres?
Es muy probable que después del Brexit, Londres se incline más por la solución al estilo de Suiza – y menos por el modelo de Noruega – para regular sus relaciones con la Unión Europea. La vía helvética le aportaría una mayor flexibilidad, pero está sembrada de obstáculos, opina un experto.
Mientras Gran Bretaña y el resto del mundo tratan de despejar las incertidumbres que ha abierto el histórico referéndum del 23 de junio, la pregunta que centra toda la atención es: ¿Qué va a pasar ahora? ¿Cómo lidiará Gran Bretaña con el caos político y económico que ha desatado la salida de la Unión Europea? ¿Cómo puede negociar Londres su divorcio de la UE y qué lazos quiere mantener con la Europa comunitaria?
El martes, el primer ministro saliente, David Cameron, declaró a la prensa en Bruselas que Gran Bretaña buscará “la relación más estrecha posible” con sus antiguos socios de la UE.
Cenni Najy, investigador del laboratorio de ideas sobre política exterior (Foraus), cree que un modelo similar al de Suiza –que no es miembro de la UE, pero con la que mantiene estrechos lazos– se vislumbra como el más probable.
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El acuerdo especial de Suiza con la UE
“Algunos políticos británicos han mostrado interés en la vía bilateral, porque estiman que es más flexible y favorable a sus intereses”, explica a swissinfo.ch. “Esta solución se asemeja mucho al modelo suizo, aunque con algunas diferencias. Por ejemplo, Gran Bretaña no estaría en el espacio Schengen [acuerdo de libre circulación de personas] del que Suiza sí forma parte.
‘Plan B después del Brexit’
Najy, sin embargo, advierte de que los británicos se enfrentarán a una colosal y ardua tarea si eligen la vía helvética. El reciente estudio de Foraus ‘Plan B después del Brexit’Enlace externo llega a la conclusión de que, contrariamente a la opinión generalizada, negociar los acuerdos bilaterales entre Suiza y la UE fue un “largo y a veces engorroso proceso” que duró más de diez años, desde el inicio de las negociaciones hasta la ratificación de los tratados.
Además, varios puntos –entre ellos la libre circulación de personas– se incluyeron en la agenda de negociación contra la voluntad de los suizos.
Los partidarios del ‘leave’ (salir), como el exalcalde de Londres Boris Johnson –uno de los posibles candidatos a suceder al primer ministro David Cameron– han insinuado que Gran Bretaña puede conservar el acceso al mercado único y frenar la inmigración. La canciller alemana Angela Merkel, no obstante, ha dejado claro que Londres no podrá ‘elegir a su antojo’ las partes de la UE que más le convengan.
“Los británicos dirán que no quieren la libre circulación de personas, pero tendrán que cambiar de opinión en este punto y las negociaciones se convertirán en un tira y afloja. Lo mismo le ocurrió a Suiza en los años 1990. Comenzamos las negociaciones con 18 temas diferentes. La Comisión Europea retuvo seis y les sumó la libre circulación de personas”, anota Najy.
El modelo noruego
Varios partidarios del Brexit, como el ministro británico de Sanidad, Jeremy Hunt, parecen inclinarse por el modelo noruego para definir las relaciones con la UE, que incluiría el pleno acceso al mercado único con un “compromiso razonable en materia de libre circulación”.
Al formar parte del Espacio Económico Europeo (EEE), Noruega es miembro de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) y dispone de un acuerdo comercial que le garantiza el acceso al mercado único. Pero el país escandinavo acepta la libre circulación de ciudadanos y, per cápita, aporta tanto como Gran Bretaña al presupuesto de la UE. Además, tuvo que adoptar las reglas del mercado único y otras regulaciones sin tener voz ni voto en su elaboración.
“Pero hay un problema. El EEE funciona muy bien para la UE y también para los noruegos. Sin embargo, en la reunión ministerial de la EFTA este martes en Berna me confesaron que no quieren a Reino Unido en el EEE, porque supondría un camino lleno de escollos”, afirma Najy.
Durante las dos últimas décadas, Suiza ha negociado más de 100 acuerdos bilaterales con la UE que abarcan desde el comercio hasta la ciencia, pero no incluyen los servicios financieros. Y los tratados bilaterales salen más baratos que la adhesión a los programas de la UE. Según el estudio de Foraus, Suiza paga más de 500 millones de francos (460 euros) al año por programas que incluyen Schengen y ‘Horizon 2020’ [investigación].
El pequeño país centroeuropeo adopta normas comunitarias en ámbitos en los que tiene garantizado el acceso al mercado único, pero al que no tiene pleno acceso, ni tampoco voz en la elaboración de las reglas. También acepta la libre circulación de ciudadanos, aunque en 2014 un referéndum pedía restringirla y puso en peligro las relaciones económicas entre Berna y Bruselas.
“La apertura [a la libre circulación] fue gradual y durante diez años Suiza se reservó el derecho a limitarla, mediante cuotas o cláusulas de salvaguarda. Hoy ya no puede, pero era un sistema interesante. ¿Aceptaría la UE un mecanismo similar con Reino Unido? Tal vez”, opina Najy.
Sea como fuere, si los británicos optan por el modelo suizo, las negociaciones serán mucho más difíciles. Gran Bretaña quiere divorciarse de la UE. No era el caso de Suiza. En aquel momento se confiaba en que algún día el país alpino se adhiriera a la UE, señala el investigador.
“Resulta complicado, pero no imposible. Las negociaciones serán largas y arduas. Ahora son 27 los Estados miembros que tienen algo que decir. En el caso de Suiza eran solo 12”, puntualiza.
¿Qué opina? ¿Es más fácil negociar con la UE sin ser miembro de ella, como Suiza, o como un antiguo miembro?
Traducción del inglés: Belén Couceiro
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