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Suiza al frente del Consejo de Seguridad de la ONU

Pascale Baeriswyl hablando ante el Consejo de Seguridad
La representante permanente de Suiza ante la ONU en Nueva York, Pascale Baeriswyl, y su equipo tendrán un ajetreado mes de mayo. Suiza sucede a Rusia en la presidencia del Consejo de Seguridad. Copyright 2023 The Associated Press. All Rights Reserved.

Suiza presidirá en mayo el máximo órgano de seguridad de Naciones Unidas. Pero, ¿qué implica ese papel y qué retos y oportunidades afrontará la diplomacia suiza en Nueva York?

Desde enero de 2023 -y por primera vez en su historia- Suiza es miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. En mayo alcanzará un nuevo hito y asumirá la presidencia rotatoria del órgano con sede en Nueva York, encargado de mantener la paz y la seguridad en el mundo.

Este escaño llega en un momento en que la capacidad del Consejo para prevenir y resolver conflictos internacionales está siendo seriamente cuestionada. Sus 15 miembros no pudieron impedir que Rusia atacara Ucrania el año pasado. Hace veinte años se quedó de brazos cruzados mientras Estados Unidos se lanzaba a la invasión de Irak. Todas las miradas se han fijado en la capacidad o la falta de ella por parte de China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos -los miembros permanentes, conocidos como «P5»- para vetar por sí solos cualquier resolución.

Entonces, ¿qué significa presidir el Consejo de Seguridad? ¿Qué cabe esperar de Suiza? ¿Qué asuntos mantendrán ocupados a sus diplomáticos este mes?

¿Cuáles son las funciones del presidente (y cuánto poder tiene)?

La principal tarea del presindete del Consejo de Seguridad es garantizar que el trabajo diario del Consejo se desarrolle sin contratiempos. Eso significa preparar su orden del día, que en gran parte se fija de antemano. Los puntos del orden del día incluyen temas que se revisan periódicamente y mandatos o regímenes de sanciones que se van a renovar. También implica organizar y presidir reuniones, distribuir información a los miembros y actuar como la representación pública del Consejo.

«No debemos sobrestimar la importancia de la presidencia del Consejo. Muchas de las tareas asociadas a ser presidente son bastante mundanas», afirma Richard Gowan, director de la ONU en el International Crisis Group, una ONG de Nueva York. «Apenas influye en la esencia de la labor del Consejo», confirma Ueli Staeger, investigador y profesor de la Universidad de Ginebra, para quien un ejemplo de ello ha sido la presidencia de Moscú en abril. A pesar de su guerra en Ucrania y de que el presidente Vladimir Putin se enfrenta a una orden de detención de la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra, Rusia no ha desbaratado el Consejo de Seguridad y no ha podido inclinarlo a su favor. Entre las tareas que más tiempo consumen al presidente figuran la coordinación de los trabajos del Consejo y la negociación de los puntos del orden del día con los demás miembros.

¿Qué oportunidades ofrece la presidencia?

La principal ventaja que ofrece la presidencia es la visibilidad, tanto en el extranjero como en el propio país. «Lo que la presidencia permite al país es exponer realmente por qué está en el Consejo de Seguridad y explicar cuál es su objetivo estando allí, cuál es su papel en la escena mundial», afirma Gowan.

Suiza ha definido cuatro prioridades temáticas para su mandato de dos años (2023-2024) como miembro no permanente del Consejo. Tratará de construir una paz sostenible, proteger a los civiles en los conflictos armados, abordar el impacto del cambio climático en la seguridad y mejorar la eficacia del Consejo.

Durante su presidencia en mayo, Berna organizará dos de los llamados «debates abiertos», reuniones que permitirán a Suiza fijar su propia orden del día. El primer debate, sobre la «construcción de una paz sostenible», tendrá lugar a principios de mayo, mientras que el segundo, sobre la «protección de civiles», se celebrará a finales de mes. Estarán presididos por el ministro suizo de Asuntos Exteriores, Ignazio Cassis, y el presidente suizo, Alain Berset, respectivamente.

«Los debates abiertos pueden iniciar una conversación sobre ciertos temas. Y de eso trata realmente la presidencia rotatoria: de iniciar o dirigir un debate sobre determinados temas, de marcar el rumbo de la conversación», afirma Staeger.

Esas reuniones no suelen desembocar en resultados o decisiones concretas. «No siempre es fácil de entender, pero celebrar una reunión sobre determinados temas es en sí mismo un éxito en la ONU. Y en el Consejo de Seguridad, celebrar un debate sobre un tema demuestra que las potencias mundiales reconocen su vinculación con la seguridad internacional», afirma Staeger.

¿A qué retos se enfrenta Suiza?

El Consejo de Seguridad debe responder a las crisis a medida que surgen, y el mes de mayo se presenta especialmente incierto.

El actual conflicto en Sudán entre facciones militares rivales ocupará probablemente a los miembros del Consejo. Y aunque no correspondería a Suiza redactar una resolución o una declaración exigiendo, por ejemplo, el cese de las hostilidades (ese sería el papel de los llamados «penholders»), los diplomáticos suizos tendrían que realizar tareas adicionales.

«Suiza tendría una responsabilidad diplomática adicional tratando de reunir a todas las diferentes facciones del Consejo de Seguridad en torno a esa resolución. Tendrá un papel más importante en la gestión diplomática de esa crisis», afirma Gowan.

La guerra en Ucrania también se avecina con dos posibles puntos álgidos: la renovación del acuerdo sobre el grano del Mar Negro y una posible contraofensiva ucraniana.

Moscú ha advertido en repetidas ocasiones que podría abandonar el acuerdo sobre el grano, negociado en julio de 2022 por la ONU y Turquía, que permite a Ucrania exportar su grano a través de un corredor marítimo seguro, si no se eliminan las barreras que siguen obstaculizando sus propias exportaciones de alimentos y fertilizantes. Por ahora, Rusia sólo ha aceptado prorrogarlo hasta el 18 de mayo.

Si Rusia decide enterrar el acuerdo, Estados Unidos y sus aliados podrían presentar una resolución al Consejo de Seguridad solicitando su renovación. El veto de Rusia, según las nuevas normas establecidas el año pasado, obligaría a Moscú a explicar su decisión ante los 193 miembros de la Asamblea General de la ONU, donde podría enfrentarse a duras críticas por provocar una crisis alimentaria mundial.

«Eso plantearía algunas cuestiones realmente difíciles para miembros como Suiza, porque la gente diría: ‘Estáis optando por una resolución para conseguir un efecto teatral; ¿no hace esto aún más difícil intentar que los rusos vuelvan al acuerdo?», afirma Gowan.

La guerra en Ucrania también podría estar en el orden del día si Kiev decide lanzar su esperada contraofensiva en mayo. Según Gowan, una escalada del conflicto podría llevar a un país como Brasil a pedir un alto el fuego en el Consejo de Seguridad, a lo que probablemente se opondrían las potencias occidentales. Suiza, por su parte, podría verse presionada por potencias rivales para elegir bando.

El posible cierre de dos pasos fronterizos -que expiran en mayo- que permiten la entrada de ayuda humanitaria a Siria desde Turquía, y que el presidente sirio Bashar al-Assad accedió a abrir tras los terremotos de febrero, también podría ser tema de acalorados debates. Por otro lado, la posible decisión de la ONU en mayo de retirarse de Afganistán tras la prohibición de los talibanes a su personal femenino también podría centrar la atención general de los miembros. Por último, el Consejo decidirá si prorroga el embargo de armas impuesto a Sudán del Sur.

«Podría haber una serie de debates realmente desagradables sobre Afganistán, Siria y Ucrania. Y la gran prueba es: ¿puede Suiza mantener la calma y la profesionalidad? ¿Es capaz de gestionar reuniones realmente difíciles? ¿Puede mantener todo bajo control?», afirma Gowan.

¿Cómo sería si Suiza tiene éxito en la presidencia?

«El éxito en el Consejo de Seguridad es una noción colectiva», afirma Staeger. «Y el éxito en la esfera multilateral debe medirse de forma diferente que en la política nacional o bilateral».

El Consejo sigue siendo el principal lugar donde se reúnen todas las potencias del mundo. Y en el contexto geopolítico actual, mantenerlo a flote requiere más esfuerzos por parte de su presidente.

«A la hora de evaluar el éxito de Suiza como país presidente del Consejo de Seguridad, debemos ser conscientes de que en estos momentos existe una relación muy difícil entre muchos de sus miembros», afirma Staeger.

Texto adaptado del inglés por Carla Wolff

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