Suiza debate el reconocimiento de Palestina
A fines de septiembre, la Asamblea General de la ONU se pronunciará sobre el reconocimiento de Palestina como Estado independiente. ¿Cuál será la posición del Gobierno suizo? Una decisión vital para el futuro de Palestina y la diplomacia helvética.
“Durante veinte años nos sentamos en torno a la mesa de negociaciones sin obtener resultados”, explica a swissinfo.ch el embajador palestino ante la ONU, Ibrahim Khraishi.
“Ahora ha llegado el momento de actuar y de dirigirnos directamente a Naciones Unidas para que reconozca oficialmente la existencia de un Estado palestino dentro de las fronteras anteriores a 1967”, que incluya a Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este.
Las negociaciones israelo-palestinas llevan más de dos años en un punto muerto y el Estado hebrero mantiene su política de ocupación de Jerusalén Este y la construcción de un muro en la frontera con Cisjordania. Cansada de esta situación sin salida, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha presentado una solicitud de adhesión a la ONU como 194º Estado miembro.
Reivindicación a la que se oponen Israel y Estados Unidos. A un año de las elecciones Washington debe hacer méritos con el importante lobby proisraelí en el Congreso y ya ha dejado entrever que puede recurrir al derecho de veto en el Consejo de Seguridad.
“Si encontráramos resistencia por parte estadounidense, que es lo que esperamos, presentaremos a la Asamblea General una petición para que reconozca a Palestina como miembro observador, el mismo estatuto del que goza el Vaticano”, prosigue Ibrahim Khraishi, invitado de una mesa redonda que organizó esta semana Foraus, el Foro independiente de política exterior suiza.
“En este órgano necesitamos únicamente el respaldo de una mayoría de países. Y hasta ahora más de un centenar han reconocido la existencia de un Estado palestino”.
Entre ellos no figuran ni Suiza ni la Unión Europea (UE), pero Ibrahim Khraishi se muestra optimista: “Berna ha demostrado en reiteradas ocasiones que cree en una solución ‘de dos Estados’, según establece la resolución de la ONU, y confío que en septiembre adopte la decisión adecuada”.
Israel denuncia una acción unilateral
El Estado hebreo es el enemigo acérrimo de las aspiraciones palestinas. “Palestina toma una decisión unilateral, que excluye a Israel de la mesa de negociaciones”, señala a swissinfo.ch el embajador israelí en Berna, Ilan Elgar.
“Pide al mundo que adopte una posición pero no parece dispuesta a reanudar las negociaciones con nosotros, que somos los interesados directos. La base de una negociación son la confianza y el respeto recíproco. ¿Cómo vamos a avanzar si no se reúnen estos elementos?”
Para el diplomático, el hecho de que la ONU reconozca al Estado palestino no permitirá resolver cuestiones cruciales como la delimitación de las fronteras, la división de Jerusalén o el retorno de los refugiados.
Ilan Elgar reitera que un Estado palestino solamente puede ser fruto de una negociación directa, pero no precisa bajo qué términos Israel – militar y políticamente más fuerte – está dispuesto a hacer concesiones.
Un acto “simbólico” con consecuencias peligrosas
En Europa, Israel puede contar con el respaldo de Alemania e Italia, mientras que el Gobierno suizo se pronunciará a fines de agosto, con base en las recomendaciones que reciba de las Comisiones de Política Exterior del Parlamento.
Los miembros de la comisión del Senado aconsejan a Suiza que no tome posición en este asunto, mientras que la comisión de la cámara baja aún no se ha reunido para tratar el tema.
Tema que ha desencadenado un amplio debate. Si políticos e investigadores parecen coincidir en la necesidad de encontrar una salida pacífica al conflicto, las opiniones divergen en cuanto a la pertinencia de reconocer al Estado palestino sin el consenso de Israel y Estados Unidos.
Según Daniel Möckli, experto del Centro de Estudios sobre Seguridad del Politécnico de Zúrich, se trataría -como mucho- de un “acto simbólico, que, no obstante, amenaza con deteriorar las condiciones de vida del pueblo palestino y compromete la participación de Israel en futuras negociaciones de paz”.
En ello coincide Andreas Brönnimann, diputado de la Unión Democrática del Centro (UDC, derecha conservadora) y vicepresidente del Grupo parlamentario Suiza-Israel.
“Esta propuesta es demasiado prematura. En este momento en Palestina conviven dos fuerzas políticas, Hamás y Fatah. La prioridad no reside en la independencia, sino en lograr una estabilidad que un día les conduzca a asumir la responsabilidad de liderar un nuevo Estado palestino”.
Según Brönimman, hoy no se puede considerar a Palestina como Estado soberano. Suiza debe mostrarse “neutral” frente a dos partes en conflicto y contribuir -como hasta la fecha- al proceso de paz reforzando la democracia palestina y un compromiso humanitario.
Kosovo, y ahora Palestina
Rechazada por los partidos burgueses (centro y derecha), la causa palestina goza, en cambio, de un amplio respaldo en las filas de la izquierda.
“El reconocimiento del Estado palestino aportará un nuevo dinamismo a la solución del conflicto; es un primer paso hacia la reapertura de las negociaciones que llevan estancadas varios años”, explica Hans-Jürg Fehr, miembro de la Comisión de Política Exterior.
Por ello, prosigue el diputado socialista, está en el interés de Suiza y de Palestina reconocer la legitimidad de esta acción. “Así entendemos nosotros la neutralidad activa; significa no callar, sino hablar, negociar, ayudar. Al igual que en Kosovo, también en el caso de Palestina no hay otras soluciones posibles a no ser la de reconocer a un Estado independiente”.
Los investigadores de Forau comparten esa conclusión y recomiendan a Suiza que apoye a Palestina en la Asamblea General de la ONU. “Es una consecuencia lógica del compromiso suizo en Oriente Medio, que está en línea con la iniciativa de Ginebra de 2003”, explica el politólogo Andreas Graf.
“En el caso de Kosovo Suiza interpretó la noción de Estado en un sentido amplio, reconociendo así la legitimidad de las aspiraciones independentistas. Lo mismo debería aplicarse a Palestina, respetando el derecho internacional. Y según el principio de universalidad, las relaciones bilaterales con Palestina deberían ser adaptadas a estas nuevas condiciones”.
A fines de septiembre, la Liga Árabe presentarán la solicitud formal de adhesión a la ONU del Estado Palestino, con las fronteras previas a la Guerra de los Seis Días de 1967, territorio comprende Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este.
Esta iniciativa requiere la aprobación del Consejo de Seguridad, en el que Estados Unidos –que ya se ha manifestado en contra– tiene derecho de veto.
La Asamblea General de la ONU, sin embargo, puede conceder a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) un cambio de estatus: pasar de ‘movimiento observador’ a ‘Estado observador’ de la ONU, al igual que el Vaticano.
Dos facciones se disputan el control de los territorios palestinos: Fatah y Hamás.
Fatah es el movimiento laico que fundó en 1959 Yasser Arafat. Hasta 2006 fue la principal organización palestina. El partido, que controla Cisjordania, está encabezado por Mahmud Abbas (Abu Mazen), el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Para Israel se trata del único interlocutor fiable en el proceso de paz.
Hamás es el movimiento de inspiración islámica que creó en 1987 el jeque Ahmed Yassin. Figura en la lista de las organizaciones terroristas de varios gobiernos occidentales, por negarse –entre otras cosas- a reconocer al Estado de Israel. En las últimas elecciones (2006), regulares según los observadores, consiguió la mayoría de escaños en el seno de la ANP, tras lo cual se hizo con el control de la Franja de Gaza.
Las tensiones entre Hamás y Fatah tras la muerte de Arafat se intensificaron después de la victoria electoral del partido islamista.
Además de competir por el poder, los dos partidos divergen sobre las condiciones para entablar el diálogo con Israel.
A fines de abril Fatah y Hamás alcanzaron un acuerdo de reconciliación, pero hasta ahora no han logrado un entendimiento sobre la designación de un jefe de Gobierno.
En los últimos cinco años, hemos asistido a una guerra civil, sobre todo en la Franja de Gaza. Pese a los diversos ceses al fuego y la tentativa de negociaciones de 2009, el conflicto ha dejado cientos de muertos.
en colaboración con Mohammed Cherif
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