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Neutralidad suiza: ¿qué camino tomar?

Suiza permanecerá neutral, salvo en caso de ser atacada

Soldado fumando.
Permanecer neutral hasta el ataque. Suiza solo busca cooperar con otros países militarmente para estar entrenada en caso de necesidad. Esta foto se tomó en 2014, en el Centro de Competencia de SWISSINT en Stans, cantón de Nidwalden, durante la jornada de puertas abiertas organizada con motivo del 25 aniversario de la participación de Suiza en las operaciones de la ONU. Keystone / Urs Flueeler

Suiza es neutral oficialmente. Sin embargo, hace ya años que coopera con la OTAN y la UE en materia de seguridad. ¿Esto es realmente compatible con la neutralidad? Y, ante todo, ¿por qué lo hace?     

Suiza es neutral. Esto significa que se mantiene al margen de los conflictos armados y no apoya a ninguna de las partes en conflicto. Las actividades mercenarias −una rama importante de la economía suiza hasta el siglo XVIII− son un tabú.

No obstante, Suiza ya no considera la neutralidad como una acción solitaria y ciega. Más bien todo lo contrario. Hace tiempo que de manera puntual coopera con la OTAN y sus países vecinos en el ámbito militar.    

Cooperación con la UE

La Unión Europea no tiene todavía un ejército común. Algunos países de la UE cooperan militarmente en el marco de la Cooperación Estructurada Permanente (CEP). Pero han sido, hasta ahora, más bien proyectos de armamento y formación poco estructurados.       

Desde hace poco también pueden sumarse a un proyecto de la CEP terceros países. Algo que −por el momento− han hecho Canadá, Noruega y Estados Unidos.  

Suiza también está considerando participar en algunos proyectos de la CEP. «El Ministerio de Defensa ha evaluado varios proyectos. Desde el punto de vista suizo, actualmente hay un interés potencial, especialmente en el campo de la tecnología de la información», dice la portavoz de esa dependencia, Carolina Bohren.  

Suiza participa en misiones militares de fomento de la paz desde 1953. En la actualidad estas misiones siempre están dirigidas por la OTAN, la UE o la ONU.  

Suiza es miembro de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) desde 1975.

Y desde 1996 participa en la Asociación para la Paz (PPP) de la OTAN. En 2019 también se unió como Estado asociado al Centro de Investigación de Ciberdefensa de la OTAN en Estonia.

En materia de armamento y formación militar Suiza coopera con la Agencia Europea de Defensa (AED) desde 2012.

La Confederación está estudiando la posibilidad de intervenir en algunos proyectos de la CEP, que es la cooperación estructurada permanente de los Estados miembros de la UE que desean participar especialmente en la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD). Es decir, una especie de «Schengen militar» cuyo objetivo a largo plazo es un Ejército europeo. La reflexión de Suiza para su participación está todavía en una fase temprana, según informaciones del Ejército suizo.

Según el Ministerio de Defensa, a Suiza este tipo de cooperación no le crea obligaciones que no sean compatibles con la neutralidad.  

La ministra de Defensa, Viola Amherd, por su parte, el año pasado declaró que no se podía plantear el envío de tropas a la CEP. La participación de Suiza en la Cooperación Estructurada Permanente de la UE no cuestiona, por lo tanto, el principio de neutralidad.

Cooperación con la OTAN

Tras el final de la Guerra Fría, la OTAN ofreció cooperar a los antiguos Estados del Pacto de Varsovia, el antiguo adversario. A partir de 1994, la Asociación para la Paz (PPP, por sus siglas en francés) ha sido un instrumento de cooperación con los países socios no pertenecientes a la OTAN.

«Tras el final de la Guerra Fría, Suiza se acercó a la OTAN en el marco de la Asociación para la Paz», explica Lea Schaad, investigadora sobre cuestiones de seguridad en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich. En su opinión, en tiempos de distensión, la OTAN ha podido perseguir objetivos más allá de la defensa colectiva, una cuestión que resultaba atractiva para ambas partes.

El Ministerio de Defensa no ve ningún problema en la Asociación para la Paz, ya que solo se trata de cooperar militarmente con otros Estados. Y, dado que este programa no conlleva obligaciones legales ni automatismos, es compatible con la neutralidad suiza.   

También han firmado el documento marco otros países neutrales como Austria, Finlandia, Irlanda, Malta y Suecia. Como la Asociación para la Paz no es explícitamente una alianza de defensa y, por tanto, como no hay ninguna obligación de asistencia, esta alianza se considera compatible con la neutralidad. Suecia, Finlandia, Austria e Irlanda van todavía más lejos que Suiza en su colaboración con la OTAN.    

Lea Schaad percibe, sin embargo, signos de enfriamiento. «Desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 y desde la anexión de Crimea [por parte de Rusia] en 2014, los intereses de la OTAN y de Suiza son divergentes», afirma. Desde que la OTAN se centra nuevamente en la defensa colectiva, sería menos atractiva para Suiza. «Suiza no quiere entrar en una zona gris desde el punto de vista de las leyes de la neutralidad», manifiesta Lea Schaad.

La guerra en Ucrania pone nuevamente el tema de la adhesión sobre la mesa

La invasión rusa de Ucrania ha demostrado hasta qué punto pertenecer o no a la OTAN es crucial. Si Ucrania hubiera sido miembro de la OTAN, la Alianza Atlántica habría tenido que ayudar en la situación actual y habría tenido que ir a la guerra, lo que en principio habría disuadido a Rusia de atacar en primer lugar.

De este modo, la guerra de Ucrania ha reavivado en los países neutrales de la UE (como Irlanda, Austria, Suecia y Finlandia) el debate sobre el acercamiento o, incluso, la adhesión a la OTAN. Según el Ministerio de Defensa, no es posible que Suiza se sitúe bajo el paraguas de la OTAN. «Pertenecer a la OTAN no es compatible con la neutralidad suiza», añade Carolina Bohren.

Finlandia y Suecia interpretan su neutralidad de un modo más flexible, autodenominándose países «no alineados». Su situación geográfica en el corazón de Europa también es algo que distingue a Suiza de Suecia y Finlandia. Es difícil concebir que un país ataque a Suiza. Y solamente a Suiza.

«Si la propia Suiza fuera objeto de un ataque armado, la neutralidad ya no sería válida», afirma Carolina Bohren. Suiza no solo podría defenderse militarmente, sino que también podría cooperar con otros países, como con sus países vecinos, por ejemplo. «Suiza quiere garantizar esta libertad de acción», continúa la portavoz.

Así pues, es fácil entender por qué Suiza intenta acercarse a la OTAN y a la CEP. Según el Ejército suizo, la ventaja de esta cooperación reside en que permite «ejercer la capacidad de cooperar militarmente con los Estados de nuestro entorno». Suiza, por lo tanto, se está entrenando en caso de urgencia. Hasta que quizá ocurra, sigue siendo −por supuesto− estrictamente neutral.

Traducido del francés por Lupe Calvo

(Traduction de l’allemand: Olivier Pauchard)

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