Suiza-UE: libre circulación y fiscalidad en la agenda
En 2009, las relaciones entre Berna y Bruselas se pondrán a prueba doblemente: en torno a la renovación del acuerdo sobre la libre circulación, que se someterá a votación el 8 de febrero, y sobre los privilegios fiscales concedidos a empresas europeas en Suiza.
Después de un año sin citas en las urnas relacionadas con Europa, desde el comienzo de este 2009 los suizos deben pronunciarse acerca de los vínculos con la UE.
De hecho, la gente tiene este 8 de febrero que expresarse sobre de la renovación del acuerdo de libre circulación de personas entre Suiza y la UE y su extensión a Rumania y Bulgaria.
«Los comicios del 8 de febrero serán, sin ninguna duda, la etapa más importante del año respecto a las relaciones entre Suiza y los 27 Estados de la UE. Se trata de una elección que corresponde al pueblo suizo, pero también puede ocasionar consecuencias importantes en el futuro de los contactos con la UE», subraya Adrian Sollberger, responsable de Comunicación de la Oficina de integración de los Ministerior de Asuntos Exteriores y de Economía.
Acuerdos bilaterales en peligro
Una vez más, la derecha nacionalista lucha contra la ampliación de la libre circulación. Según la UDC (Unión Democrática del Centro) y la Liga del Tesino, especialmente, una apertura de las fronteras a los búlgaros y a los rumanos significaría una afluencia de personas en búsqueda de empleo, lo que podría ocasionar un aumento de la criminalidad extranjera en Suiza.
El gobierno y la mayoría del Parlamento encuentran infundados estos temores y han invitado a los electores a que aceptan la renovación del acuerdo y su ampliación a Rumania y Bulgaria. Advierten de que un ‘no’ pondría en duda todo el primer paquete de acuerdos bilaterales, que han permitido la apertura de los mercados entre Suiza y la UE, y han mantenido el crecimiento de la economía helvética.
«Los siete acuerdos del primer paquete están jurídicamente unidos entre ellos. Si uno de ellos se revoca, los otros seis caducarían automáticamente. Las bases de las relaciones con la UE, que es el socio económico más importante de Suiza estarían entonces en juego», explica Adrian Sollberger.
Presión sobre la fiscalidad
La cuestión controvertida de la fiscalidad pesará también en 2009 en los informes con la UE: Bruselas estima que les privilegios fiscales acordados por algunos cantones suizos a los ‘holdings’ y empresas europeas representan una violación del acuerdo europeo de libre mercado sucrito en 1972.
Esta acusación ha sido refutada firmemente por el Gobierno helvético, ya que la imposición es un dominio exclusivo de la soberanía de Suiza y no puede ser negociado. A lo sumo, el Consejo Federal se ha mostrado dispuesto a explicar el sistema fiscal suizo a los socios europeos e informar a Bruselas de los proyectos emprendidos de cara a una reforma del impuesto de sociedades en Suiza.
«Toda reforma del impuesto de sociedades será adoptada por Suiza sobre la base voluntaria y autónoma. Los intereses de la UE podrían de esta forma ser tomados en consideración en el marco de una reforma, aunque nosotros no entableremos ninguna negociación», afirma el portavoz de la Oficina de Integración.
El pasado diciembre, una delegación del Gobierno suizo explicó su posición en Bruselas. El presidentes de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, se mostró satisfecho con las propuestas helvéticas. Sin embargo es improbable que en 2009 la UE refuerce sus presiones para obtener las concesiones de parte de la Confederación.
Pasaporte biométrico
El acuerdo de Schengen, al que Suiza se adhirió el 12 de diciembre de 2008, está también en el centro de la atención de las relaciones con la UE. A partir de esta fecha, los controles sistemáticos de personas –aunque no de mercancías- en las fronteras han sido oficialmente suprimidos. Las nuevas medidas se comenzarán a aplicar en los aeropuertos a partir del próximo 29 de marzo.
Otra cuestión: el 17 de mayo, la soberanía suiza tendrá que pronunciarse en torno a la propuesta de un pasaporte biométrico. Requisito de los Estados Unidos para reforzar las medidas de seguridad contra el terrorismo, este tipo de pasaporte ya ha sido adoptado por los países miembros del Espacio Schengen.
En Suiza el paso hacia el nuevo documento de identidad está siendo discutido a causa de la decisión del Parlamento de crearlo, al mismo tiempo, un banco de datos centralizado y destinado a censar los datos personales de poseedores de este pasaporte, e incluye las huellas digitales y otras características físicas. Criticado por el responsable federal para la protección de datos, una medida como ésta se destina actualmente sólo a los criminales.
Si los electores deciden rechazar el pasaporte biométrico, el Gobierno suizo deberá rápidamente reactivar la propuesta, sin banco de datos esta vez, o renegociar la participación de la Confederación en el Espacio Schengen.
Financiar la ampliación de la UE
En 2009 el gobierno y la administración federal tendrán además una agenda europea cargada de numerosas reuniones en Bruselas para avanzar en tres asuntos: energía eléctrica, productos agrícolas y sanidad pública, que serán el objeto de nuevos acuerdos bilaterales.
Finalmente el Parlamento debe de nuevo pronunciarse sobre la participación financiera de Suiza en la ampliación de la UE. Una contribución de 1000 millones de francos destinados a los 10 países que se sumaron en 2004 ya ha sido aprobada por el pueblo suizo. El nuevo crédito de 257 millones de francos favorable a los nuevos miembros, Rumania y Bulgaria, incitará sin ninguna duda a la derecha nacionalista a empezar la guerra.
swissinfo, Armando Mombelli
(Traducción: Iván Turmo)
La relación económica, política y comercial entre Suiza y la Unión Europea (UE) está regida por los Acuerdos Bilaterales negociados entre ambas partes en 1999 y ampliados en 2004.
Suiza y la UE fueron más lejos en materia agrícola en 2007, año en el que ampliaron las concesiones aduaneras recíprocas para el comercio de frutas, verduras y charcutería.
Los países miembros del Acuerdo Schengen pueden suspender de forma temporal su aplicación en caso de riesgo nacional o en situaciones especiales.
España, por ejemplo, suspendió el acuerdo durante los preparativos y la celebración de la boda del Príncipe Felipe.
Francia hizo lo propio en los días posteriores al atentado que vivió Londres en julio de 2005.
Suiza, por su parte, tiene previsto imponer controles fronterizos durante la celebración de eventos de primer nivel como el Foro Económico Mundial, que se celebra anualmente en Davos.
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