Sr. Juncker, ¿dónde está el problema?
Pese a las especulaciones sobre una posible cancelación, la cita está confirmada. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, visita Berna este jueves. La gira se considera un espaldarazo a Suiza como uno de los socios estratégicos de la Unión Europea (UE).
El encuentro estuvo rodeado de rumores desde el principio. Se dijo en los medios de comunicación que Jean-Claude Juncker vendría a Suiza solo si el Gobierno helvético se comprometía a renovar su contribución al Fondo de Cohesión en favor de los países de la Europa del Este. Pero todo quedó en el ámbito de las especulaciones. Pues el Gobierno suizo ya ha confirmado oficialmente la visita del residente de la Comisión Europea para el próximo jueves, sin que fuera indispensable antes un compromiso de aportación al también llamado “fondo de los mil millones”.
Por el momento, las relaciones entre Suiza y la UE dan cuenta de una dinámica positiva. Un clima positivo que se instaló desde diciembre pasado, cuando el Parlamento helvético aprobó una solución para el tema de la inmigración masiva que es “eurocompatible”. Posteriormente, la presidenta Doris Leuthard visitó Bruselas y consiguió desbloquear otros expedientes relevantes, lo que facilita una relación aún más armoniosa con la UE.
Para memoria, las relaciones entre Berna y Bruselas iniciaron un periodo glacial el 9 de noviembre del 2014, cuando el pueblo suizo votó a favor de una iniciativa popular –impulsada por la Unión Democrática de Centro (UDC, derecha conservadora)– contra la inmigración masiva. A partir de ella, Suiza “decidiría y gestionaría de forma autónoma la inmigración de extranjeros” y reintroduciría “cuotas anuales”. Esta decisión violaba de forma flagrante el acuerdo sobre la libre circulación de personasEnlace externo que Suiza tenía con la UE.
Por ello, la visita Jean-Claude Juncker reviste la más alta importancia simbólica para Berna. El Gobierno suizo la interpreta como un reconocimiento a las buenas relaciones que hoy existen.
Este ‘deshielo’, no obstante, tampoco hace desaparecer por arte de magia los pendientes que existen en otros ámbitos ni los trabajos bilaterales que están en curso. Los temas más relevantes son:
- Acuerdo marco: Forma parte de la agenda política bilateral desde hace 15 años, pero su negociación oficial inició en 2014. Fue Suiza la que lo impulsó al principio. Sin embargo, hoy es la UE quien exige a Berna su existencia para resolver temas institucionales como la reanudación del derecho europeo o la adopción de un procedimiento para la solución de controversias entre los dos socios. Para Bruselas, este acuerdo marco es una condición indispensable para ofrecer a Suiza un mayor acceso a su mercado –en actividades como el sector eléctrico, por ejemplo– y para presionar a las autoridades helvéticas para llegar a una conclusión. Pero la UDC se opone. Desde hace años el partido denuncia que Suiza ha aceptado “una adhesión rampante” a la UE, cuando debería colocar el cumplimiento del derecho suizo por encima del derecho internacional. Y para sustentar su posición lanzó una iniciativa conocida como ‘’Contra los jueces extranjeros” (que ya ha sido depositada).
- Fondo de Cohesión: Suiza contribuye financieramente desde el año 2004 a la cohesión del continente europeo, pero actualmente se analiza una posible nueva aportación de 1 000 millones de francos. En junio pasado, el Gobierno declaró que la contribución sería «revisada a su debido tiempo y a la luz de todos los expedientes europeos», es decir, en función del estado en el que se encuentren las relaciones generales entre Suiza y la UE. Bruselas considera que se trata de un deber de Berna y espera que Suiza anuncie la renovación de su contribución durante el encuentro entre Jean-Claude Juncker y Doris Leuthard.
- Expedientes abiertos: Tras la votación del 9 de febrero de 2014, la UE suspendió toda negociación de acuerdos nuevos con Suiza y bloqueó la actualización de los existentes. Entre tanto, se han reanudado las negociaciones. Por ejemplo, Suiza espera que Bruselas reconozca pronto la equivalencia de la reglamentación helvética para los mercados financieros, pues esto evitaría que la bolsa suiza quede en desventaja frente a sus principales competidoras europeas a partir del año 2018.
¿Qué debería esperarse entonces de la visita de Jean-Claude Juncker? Seguramente, temas como el acuerdo marco y el posible pago de 1 000 millones de francos adicionales para el Fondo de Cohesión estarán en el centro de los debates. Pero aún no está claro que la presidenta Leuthard se comprometa a canalizar esta cantidad durante la visita de Juncker.
Es posible que durante la visita se firme un acuerdo para acoplar el sistema suizo de intercambio de cuotas de emisiónEnlace externo de CO2 al que tiene la UE. Y tras adoptar este verano un acuerdo para suprimir obstáculos técnicos para el comercio, este constituiría un paso adicional hacia la normalización de las relaciones entre Berna y Bruselas.
Por último, Jean-Claude Juncker y el nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Ignazio Cassis, aprovecharán este encuentro para medirse mutuamente. Antes de ser elegido, Ignazio Cassis ya había anunciado que pulsaría el botón de “reiniciar” en las negociaciones de temas institucionales entre Suiza y la UE. Ahora deberá demostrar que es capaz de lograr mejores resultados que su antecesor en materia de política europea.
Las relaciones entre Suiza y la UE marcarán la agenda del nuevo jefe de la diplomacia. Y se espera que el presidente de la Comisión Europea y, en general, los países de la UE muestren cierta consideración ante el recién llegado y aguarden sus primeras declaraciones concretas.
Traducción del francés: Andrea Ornelas
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