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Un reconocimiento esperado desde hace 70 años

Instante del asalto al Alcázar de Toledo, asediado por milicianos republicanos. Keystone

Cerca de 800 voluntarios suizos combatieron en el bando republicano en la Guerra Civil Española, exponiéndose a castigos severos una vez que volvieron a Suiza.

Setenta años después, las autoridades helvéticas todavía no los han reconocido de manera oficial.

Una asociación acaba de publicar sus nombres en Internet para informar al público sobre este desconocido capítulo de la historia helvética.

«Vivíamos en pleno entusiasmo, pero no en el anarquismo puro. Nuestros compañeros españoles nos enseñaron que se podía existir sin patrón. Recuerdo esas emociones intensas y me parece como si todavía tuviera 20 años. Era mi sueño, la revolución era la aspiración de toda mi vida. La experimentábamos en su faceta moral y material: ¿Qué podría pedir más un militante?»

La primera carta que recibimos de España era entusiasta, enviada el 6 de agosto de 1936 por Domenico Ludovici, emigrante italiano en Suiza en 1907 y colaborador del ‘Despertar anarquista’ de Ginebra.

La Guerra Civil estalló el 18 de julio. En el país alpino, la movilización a favor del bando republicano fue masiva: se organizaron manifestaciones, se recogieron fondos… haciendo referencia a la neutralidad, el gobierno suizo intervino emitiendo dos decretos en agosto de 1936 que prohibían a organizaciones la recolecta de dinero.

Fuerte movilización

Millares de militantes antifascistas procedentes del mundo entero dejaron todo para apoyar al ejército republicano. A pesar de la prohibición estatal, acudieron cerca de 800 suizos (entre los que también había algunas mujeres).

«Proporcionalmente, el contingente helvético fue uno de los más numerosos, quizá después del francés o el de Luxemburgo», indica Mauro Cerrati, historiador y profesor de la Universidad de Ginebra.

«El hecho era que entre la emigración italiana de la ciudad existía un fuerte carácter antifacista, lo que contribuyó a la sensibilización y como polo de atracción para el reclutamiento. De entre estos 800 había varios italianos -un centenar- residentes en Suiza».

Los voluntarios eran, sobre todo, comunistas –casi seis de cada diez-, según Nic Ulmi y Peter Huber, autores del estudio publicado en 2001 ‘Los combatientes suizos en la España republicana’. También había socialistas, anarquistas y antifascistas sin una vinculación política específica.

Severa condena

Cerca de 170 pagaron con su vida la lucha contra el fascismo. Derrotados y humillados, una vez que volvieron a casa los voluntarios suizos tuvieron que rendir cuentas en los tribunales.

«La mayor parte de la condena se basó en el artículo 94 de Código Penal Militar, que prohibía a un ciudadano nacional enrolarse en un ejército extranjero sin autorización expresa del gobierno», explica Mauro Cerutti.

Se tramitaron 420 condenas, con penas de entre 15 días y cuatro años de cárcel. La condena media era de 3,8 meses.

«Estas sentencias» –argumenta Cerutti- «fueron reforzadas con penas privativas del Derecho Civil; estos jóvenes fueron marginados y se encontraron en situaciones profesionales y sociales muy complicadas».

Amnistía rechazada

Entre los países democráticos, «Suiza fue, probablemente, el estado que castigó con más dureza y de una forma sistemática a los brigadistas».

E febrero de 1939, el Parlamento debatió una propuesta de amnistía. El proyecto fue rechazado, en especial, debido a cuestiones legales ligadas a la neutralidad. Un argumento contradictorio, en opinión de Cerutti, «porque eran personas que viajaron por su cuenta, de forma particular, y no de forma oficial».

Tras la guerra, el Parlamento Federal fue convocado varias veces a ratificar una propuesta para honrar su memoria. La última en 2002, a petición del diputado socialista de San Gallen, Paul Rechsteiner.

El Legislativo helvético aceptó el reconocimiento de las personas que, bajo el nazismo, se protegieron y entraron de forma ilegal en Suiza, pero rechazaron ampliar la ley a los combatientes en España y a los nacionales implicados en la resistencia antinazi.

Rechsteiner volvió a la carga en 2006, con una nueva iniciativa parlamentaria que pedía la anulación de «la sentencia penal pronunciada contra los suizos que había combatido por la democracia en la Guerra Civil Española y en la Resistencia francesa».

Nombres en Internet

Ahora, una asociación fundada a finales de 2007, ha lanzado una campaña con el objetivo de dar a conocer a la población este capítulo de la historia moderna. Una de sus primeras iniciativas ha sido la publicación de la lista completa de los nombres de los voluntarios suizos implicados.

En palabras del parlamentario de Zúrich, Markus Hutter, del Partido Radical Democrático, se trata de un acto obligado, aunque sólo una docena de los voluntarios permanece todavía con vida. Hutter suscribe totalmente la iniciativa de Rechsteiner y es hijo del antiguo combatiente, Hans Hutter.

«Mi padre fue condenado solamente a 14 días de prisión. No se trata de esto. Siempre he tenido la opinión que los voluntarios que defendieron la República debían hacer recibido un mejor tratamiento desde el punto de vista político. Combatieron en el bando justo, por un régimen legítimo, y en un conflicto que fue considerado como precursor de la Segunda Guerra Mundial.

Markus Hutter está convencido de que ésta es la ocasión perfecta para honrar la memoria de los que lucharon en España. Después de 70 años de los acontecimientos, incluso también para Suiza es el momento de seguir el ejemplo de otras democracias occidentales que, sin excepciones, han reconocido de manera expresa el papel de sus voluntarios.

swissinfo, Daniele Mariani
(Traducción y adaptación: Iván Turmo)

En la Guerra Civil Española, las Brigadas Internacionales estaban compuestas por voluntarios extranjeros de 54 países de todo el mundo que combatieron junto al ejército leal a la República española frente al dirigido por el general Franco.

En total, el número de integrantes rondó los 35.000. La nacionalidad más nutrida fue la francesa, con una cifra cercana a los 10.000 hombres, la mayoría de la zona de París.

Muchos de ellos no eran soldados, sino trabajadores reclutados por los partidos comunistas voluntariamente o veteranos de la Primera Guerra Mundial.

Con base en Albacete, las Brigadas Internacionales participaron en la defensa de Madrid en 1936, las batallas del Jarama, Guadalajara, Brunete, Belchite, Teruel, Aragón y el Ebro: Empezaron su retirada en septiembre de 1938.

Aunque el Parlamento suizo sí se ha pronunciado varias veces en contra del reconocimiento de aquellos que combatieron en España, los voluntarios suizos han obtenido el respaldo ‘oficioso’ de parte de miembros del gobierno.

En 1994, la entonces ministra del Interior, la socialista Ruth Dreifuss, hizo referencia a éstos en un discurso en Zúrich: «Para mí, sin duda, los voluntarios y el compromiso histórico que representaron están hoy completamente reconocidos, tanto política como moralmente.

(Traducción y adaptación: Iván Turmo)

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