Un retorno de la derecha nacionalista con reservas
Samuel Schmid pertenece ya al pasado. A partir de ahora la verdadera cuestión es saber quién le reemplazará en el gobierno. Lógicamente, esta vacante puede permitir a la Unión Democrática del Centro (UDC/derecha nacionalista) regresar al poder.
Aunque las otras formaciones han puesto sus condiciones. Y es que el partido político más grande de Suiza, la UDC, no cuenta actualmente con ningún representante en el gobierno.
Samuel Schmid (ministro de Defensa) y Eveline Widmer-Schlumpf (ministra de la Justicia) ocuparon los cargos del Partido Democrático Burgués (PDB), una escisión de la UDC recientemente creada.
Tradicionalmente, un ministro saliente es sustituido por un miembro del mismo partido. Este no es el caso para el PDB. Sus opciones son muy reducidas.
«Es bastante difícil, dadas las circunstancias de que este partido no ha hecho todavía sus pruebas en el ámbito electoral», explica el politólogo Oscar Mazzoleni, especialista de la UDC. «Sería además la primera vez que un miembro del gobierno sería elegido sin disponer de un grupo parlamentario y de un partido implantado a escala nacional».
La solución de contar con un consejero federal (ministro) del PDB es entonces es inviable. Además, el partido ha señalado que no ambiciona la sucesión de Samuel Schmid.
La ineludible concordancia
Le retirada de Samuel Schmid sería entonces la ocasión para la UDC de regresar a los asuntos gubernamentales, lo que nunca ha sido puesto en duda por los otros grandes partidos. En efecto, con más del 30% des votos en las elecciones legislativas, la UDC es la fuerza política más grande del país y puede optar legítimamente a dos de los siete escaños del Consejo Federal, el gobierno colegiado suizo.
Aunque la lógica de las cifras no es todo. Para formar parte del gobierno todavía hay que colaborar con los otros partidos y no ir contra del sistema de concordancia que prevalece en la política suiza.
Es precisamente esta falta de concordancia la que le costó a Christoph Blocher, el jefe de filas de la UDC, su puesto de ministro el pasado diciembre. Cansados de verle jugar al mismo tiempo la carta de poder y de opositor, los parlamentarios finalmente decidieron no reelegirlo.
Actualmente los otros tres partidos en el poder no quieren revivir una situación similar, razón por la que imponen sus condiciones al retorno de la UDC en el gobierno. «La UDC debe abandonar su política de oposición», declaró el presidente del Partido Radical Democrático (PRD/derecha) Fulvio Pelli.
Por parte de los otras formaciones, es el mismo sonido de campanas. Los presidentes del Partido Socialista, Christian Levrat, y del Partido Demócrata Cristiano (PDC/centro derecha), Christophe Darbellay, añadieron todavía otra condición: para gobernar, la UDC deberá mantener la vía de las relaciones bilaterales con la Unión Europea.
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Democracia de concordancia
Una difícil elección
Por su parte, la UDC ha mostrado su deseo de regresar al gobierno por la voz de su presidente Toni Brunner. Sin embargo, éste no ha dado todavía el nombre del candidato oficial. Las secciones cantonales de la formación van a proponer varios candidatos y será el grupo parlamentario el que tendrá la última palabra.
Aunque las cosas están claras. Para recobrar uno de los escaños, la UDC tiene que presentar un aspirante susceptible de obtener una mayoría entre los parlamentarios, es decir, un miembro moderado y no un representante del ala dura del partido.
«La cuestión es la de saber si la UDC tiene la intención de presentarse de nuevo como un partido de gobierno. Aunque no se sabe si va a encontrar un acuerdo en torno a un candidato. La solución sería proponer dos o tres de forma oficial, entre los que al menos uno esté considerado como moderado por los otros partidos», explica Oscar Mazzoleni.
A los ojos de los responsables de la UDC, el fuerte avance registrado durante los últimos años se debe a la corriente representada por Christoph Blocher. Si se elige una UDC mucho más moderada en el gobierno, los parlamentarios no respetarían ni la voluntad popular ni la corriente mayoritaria en el seno del partido. Con esta condición, la UDC no tiene otra alternativa que meterse en una política de oposición.
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Consejo Federal
Perplejidad en los electores
El problema, es que esta política de oposición, que comenzó con la exclusión de Christoph Blocher, no parece que haya dado frutos. Los electores de la UDC están cada vez más perplejos frente a que la fuerza política no deja de cambiar de parecer, especialmente en el ámbito de las relaciones bilaterales con la UE. Y esta perplejidad se comienza a traducir en una pérdida en las urnas, como se demostró en las recientes elecciones celebradas en el cantón de Schaffhausen (Suiza oriental).
Con la salida de Samuel Schmid, la formación se encuentra frente a una elección difícil: poner agua en su vino para mantenerse en el poder o continuar en el peligroso camino de la oposición.
Sea como fuere, el partido parece situado en un cruce de caminos. «La UDC está a partir de ahora obligada a elegir: esta obligada a presentarse como partido gubernamental o como partido de oposición», concluye Oscar Mazzoleni.
swissinfo, Olivier Pauchard
(Traducción: Iván Turmo)
El miércoles en su canal de televisión online ‘Teleblocher’, el zuriqués anunció que no había decidido si iba a presentarse como sucesor de Samuel Schmid, aunque dio a entender que prefería no hacerlo
En torno a su posible candidatura, el ex-ministro respondió que no quería responder a esta pregunta. «Habrá un procedimiento de nominación».
Según Christoph Blocher, existen ciertas voces en el interior del partido que le piden que se vuelva a presentar.
«Aunque esto no puede ocurrir con un candidato al que no se le quiere», anunció en alusión a las amenazas de otros partidos de no ser elegido.
Y continuó: «Si el partido me dice que me debo presentar, entonces lo pensaría. Pero estaré contento si no lo tengo que hacer».
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