Un ‘sí’ comprometería las relaciones con la UE
Los contingentes de trabajadores extranjeros que pide la iniciativa son incompatibles con la libre circulación de personas. Si los suizos la aprueban, las relaciones entre Berna y Bruselas se resentirán. Los expertos no descartan sanciones de la Unión Europea.
“Mi pronóstico es que reinaría una gran incertidumbre legal y se multiplicarían las presiones sobre Suiza”, sostiene Thomas Cottier, profesor de Derecho Económico Europeo e Internacional en la Universidad de Berna. “La UE tendría la opción de suspender el acuerdo de libre circulación de personas y, en consecuencia, todos los que conforman el primer paquete de acuerdos bilaterales” suscritos con Suiza.
“Hay múltiples medidas de presión, entre ellas la anulación de los acuerdos como último recurso. No creo que fuese el recurso más inmediata, pero Bruselas decretaría sanciones y las relaciones con la UE se volverían insufribles”, afirma Dieter Freiburghaus, politólogo y experto en Europa.
El politólogo no tiene duda alguna de que las nuevas negociaciones para alcanzar un acuerdo institucional con la UE que prevé entablar el jefe de la diplomacia suiza, Didier Burkhalter, quedarían relegadas sine die.
Después de que los suizos rechazaran en 1992 el ingreso en el Espacio Económico Europeo (EEE), el Gobierno decidió entablar negociaciones sectoriales con la UE. El objetivo era garantizar el acceso del país al mercado único europeo.
A finales de 1993, Bruselas se declaró dispuesta a negociar en siete sectores: libre circulación de personas, obstáculos comerciales técnicos, mercados públicos, agricultura, transporte terrestre y aéreo, investigación. Con una condición: que los acuerdos se negociaran simultáneamente y entraran en vigor en la misma fecha.
Los acuerdos incluyen la denominada cláusula guillotina: establece que solo pueden entrar en vigor en su totalidad y si uno de ellos no se prolonga o se suspende, dejan de ser vigentes todos los demás.
El 21 de mayo de 2000, los acuerdos bilaterales I fueron avalados (67,2%) en las urnas. Entraron en vigor el 1 de junio de 2002.
La libre circulación de personas, que la iniciativa pide renegociar, forma parte de este paquete.
El segundo paquete de acuerdos bilaterales (espacio Schengen/Dublín, fiscalidad del ahorro, lucha contra el fraude y educación, entre otros), extiende la cooperación con Bruselas a diez ámbitos políticos cruciales. El Parlamento lo aprobó en 2004.
Las cuatro libertades fundamentales
La posición oficial de la UE es inequívoca: “Los Estados miembros nunca aceptarían desvincular la libre circulación de personas de las demás libertades básicas. Confío en que los suizos lo entiendan”, declaró el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, en una entrevista con el diario Neue Zürcher Zeitung.
En otras palabras: Si Suiza deja de respetar la libre circulación, quedarán en entredicho también las otras tres libertades fundamentales: la libre circulación de mercancías, servicios y capitales. Es una situación comparable con el derecho de establecimiento que Suiza inscribió en la Constitución Federal de 1848”, anota Thomas Cottier. En efecto, hasta 1838 los suizos no podían mudarse, sin más, de un cantón a otro ni de una región lingüística a otra.
UDC quiere contingentes
Die Schweiz hat die Personenfreizügigkeit mit den EU-Mitgliedländern seit 2002 schrittweise eingeführt. Seither kommen jährlich bis zu 80’000 ausländische Arbeitskräfte – darunter 75% aus der EU – in das Land. Das ist der rechtskonservativen Schweizerischen Volkspartei (SVP) ein Dorn im Auge. Deshalb hat sie die Volksinitiative «Gegen Masseneinwanderung» lanciert.
Diese verlangt, dass die Zuwanderung wieder mit Kontingenten geregelt und das Personenfreizügigkeits-Abkommen mit der EU neu verhandelt wird. Nicht nur die Schweiz und ihre Wirtschaft hätten ein Interesse an guten Beziehungen mit der EU, das sei auch umgekehrt der Fall. Die Schweiz sei deshalb in einer starken Position, argumentiert die SVP.
En caso de un sí a la iniciativa de la UDC contra la inmigración masiva, que se vota el 9 de febrero, puede tener consecuencias negativas para los 427.000 ciudadanos helvéticos que residen en la Unión Europea, advierte la Organización de los Suizos en el Extranjero (OSE).
Volver a negociar los acuerdos bilaterales puede poner en tela de juicio la igualdad de trato entre ciudadanos comunitarios y suizos que rige hoy, precisa la OSE.
“Sabiendo que la UE es el principal socio económico de Suiza, la presencia de compatriotas nuestros en esos países representa una oportunidad para Suiza, que puede recurrir a una vasta red de personas integradas en la realidad comunitaria”, prosigue. “Estas personas pueden, además, explicar nuestro sistema político y defender nuestros intereses”.
Posibles escenarios
Teóricamente, los Estados miembros de la UE pueden abolir el acuerdo, pero en la práctica es poco probable, porque los Estados no están de acuerdo en esta cuestión. Aun así, Bruselas no se quedará de brazos cruzados. “La UE perdería credibilidad si no reacciona. Pero también tiene que proteger sus intereses. Y las sanciones no penalizarían únicamente a Suiza”, señala una fuente comunitaria a swissinfo.ch.
Las consecuencias de un sí a la iniciativa son menos claras del lado suizo. Hay varios escenarios. “Si queremos expresarlo positivamente, la iniciativa deja abiertas muchas opciones. En términos negativos, diríamos que la forma en que se ha formulado deja mucho que desear”, opina Dieter Freiburghaus. De hecho, la iniciativa exige contingentes para todas las categorías de trabajadores extranjeros, pero no determina un tope. Además, los contingentes deben tener en cuenta los “intereses económicos globales” del país.
En caso de que los suizos aprueben la iniciativa, es probable que el Gobierno y el Parlamento establezcan contingentes lo suficientemente amplios para que no haya nunca limitaciones”, dice Freiburghaus.
Traducción del alemán: Belén Couceiro
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