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«Una sociedad débil necesita una imagen enemiga»

Para el senador Dick Marty, la votación contra los alminares es "completamente incomprensible". Keystone

La imagen de Suiza como país de los derechos humanos vacila tras la votación que prohíbe la construcción de alminares, señala el senador tesinés del Partido Radical Democrático, PRD, Dick Marty.

Es irresponsable despertar los fantasmas de la guerra, añade el también parlamentario del Consejo de Europa.

swissinfo.ch: El 10 de diciembre se celebró el Día de los Derechos Humanos. ¿Cuál es su deseo personal en la materia?

Dick Marty: Que la sociedad en general sea más consciente de cuán importantes son los derechos humanos y de que hace falta una lucha cotidiana para mantener intactos esos derechos.

swissinfo.ch: En el Consejo de Europa usted es conocido como el guardián de los derechos humanos. ¿Cómo le va en Estrasburgo tras la prohibición de los alminares?

D.M.: Esa prohibición es absolutamente incomprensible. Me parece sencillamente grotesca, porque si observamos con serenidad, veremos que hemos votado un “No problem”. En Suiza no estamos inundados de alminares ni de solicitudes para la construcción de éstos. La mayoría de los suizos ni siquiera sabía que ya desde hace mucho hay cuatro alminares y más de 200 centros musulmanes culturales y sitios de oración.

La prohibición afecta tanto a la libertad de religión como a la paz religiosa. Nuestro país ha sufrido mucho en el pasado por las guerras religiosas. Considero que despertar estos fantasmas es irresponsable y peligroso. En la crisis se corre el riesgo de canalizar así todas las frustraciones.

No es sencillo explicar en el extranjero el SÍ a la iniciativa de prohibir los alminares. Yo trato de mostrar que el asunto con Libia ha desempeñado también un gran papel.

Prometo que haremos todo lo posible para restaurar la credibilidad de Suiza. Debemos volver a politizar de otra manera. Los partidos de centro e izquierda tienen que reflexionar sobre cómo detener la política emocional y volver a ocuparse de los verdaderos problemas.

swissinfo.ch: La iniciativa para la expulsión (de extranjeros convictos) ya supone en el umbral una nueva iniciativa que toca a los derechos humanos. ¿De dónde surge esta tendencia?

D.M.: Después de las iniciativas sobre custodia y prescripción, la de los alminares es la tercera iniciativa popular que transgrede los derechos fundamentales y, por lo visto, se opone a la Convención sobre derechos humanos. Si observamos con serenidad, las tres iniciativas son tonterías.

Las emociones intervienen cada vez más porque la política no está en condiciones de resolver los problemas reales. El problema más dramático en la actualidad es, a mi juicio, el desempleo juvenil. En una sociedad civilizada hay que dar al joven el derecho al trabajo. Tendríamos que votar al respecto.

Yo no culpabilizo sólo a la UDC (partido de derecha). Los otros partidos son igualmente responsables porque favorecieron este juego.

Los partidos no se involucraron suficientemente en la campaña contra los alminares; tampoco lo hizo el Consejo Federal (Gobierno). Se subestimó el alcance, pese a que el peligro era notable. En lugar de hacerlo se dedicó más atención a la consulta sobre la exportación de armas al extranjero.

swissinfo.ch: En la actualidad vuelve a discutirse sobre si es pertinente votar asuntos que atañen a los derechos fundamentales. ¿Faltan normas más estrictas?

D.M.: En realidad, no. Se necesita sencillamente un Consejo Federal que conozca y, sobre todo, tenga el valor de aplicar los principios fundamentales de nuestro Estado constitucional.

Constato que el Consejo Federal no está en condiciones para hacerlo, y por eso me pregunto si no necesitamos una Corte Constitucional, como es el caso en casi todas las democracias del mundo. Eso aseguraría el control y el equilibrio entre las diversas instancias de poder del Estado. Evitaría además que se tomaran decisiones basadas únicamente en emociones del momento.

En la iniciativa que propone la expulsión (de personas extranjeras que delincan) el caso es aún más ridículo que en el de la iniciativa contra los alminares. Con esta iniciativa se infringirá claramente el principio de no expulsión, uno de los derechos fundamentales del Derecho Internacional y Humanitario. Que el Consejo Federal no lo vea, me parece escandaloso.

swissinfo.ch: Suiza preside desde noviembre el Consejo de Europa y, como corresponde a su tradición, aboga por los derechos humanos. ¿Es aún creíble después de la prohibición de alminares?

D.M.: Sí, aun cuando nuestra labor será mucho más difícil. Nosotros somos creíbles porque es el pueblo quien ha tomado esa decisión.

No obstante, pienso que nuestra posición se ha debilitado. Hemos perdido aquella imagen de democracia. Es en este aspecto que la votación del 29 de noviembre ha sido un desastre.

Lo dramático es que esa votación ha dejado sólo perdedores: los musulmanes, los suizos en el extranjero, la economía:

El SÍ a la prohibición de alminares es una muestra de que en lo emocional y en lo cultural algo ya no va bien en este país. Es señal de que una sociedad se ha fragilizado. Una sociedad débil necesita siempre la imagen de un enemigo. Ahora se ha tomado a los musulmanes de imagen adversaria, como si todo lo malo fuera accionado por los musulmanes.

Se olvida que en los últimos 100 años las grandes masacres como la Segunda Guerra Mundial o la de Srebrenica fueron cometidas por cristianos.

swissinfo.ch: Usted tuvo un papel clave en el asesoramiento de la nueva Constitución de Suiza. ¿Qué impresión le merece el ver un artículo anti alminar en la Constitución?

D.M.: Simbólicamente me parece interesante que en el lugar ocupado por el artículo del obispado católico en la Vieja Constitución se incluya ahora el que prohíbe los alminares.

swissinfo.ch: ¿Qué pasaría si la prohibición de alminares llegara a la Corte de Derechos Humanos en Estrasburgo y fuera impugnada?

D.M.: Tenemos tres posibilidades: no aplicamos este artículo; se vuelve a votar sugiriendo anular la prohibición de alminares, o salimos del Consejo de Europa.

Si queremos actuar como firmantes sinceros -y esa fue siempre la política de Suiza-, debemos decir que en este caso no estamos en condiciones de aplicar correctamente la Convención sobre Derechos Humanos.

Los derechos fundamentales no pueden aplicarse parcialmente. No son negociables.

Corinne Buchser, swissinfo.ch
(Traducción, Juan Espinoza)

1945: Nace en Lugano

1975: Se gradúa como jurista en Neuchâtel.

1975-1989: Abogado.

1989-1995: Miembro de gobierno cantonal.

1995: Es elegido Consejero de Estado por el Partido Radical Democrático

Desde 1998: Parlamentario en el Consejo de Europa.

Desde 2005: Presidencia de la Comisión de Derechos y los Derechos Humanos del Consejo de Europa.

De 2005-2007: Investigador Especial del Consejo de Europa sobre el polémico transporte de presos de la CIA hacia cárceles secretas en Europa.

10 de noviembre de 2007: Recibe el premio de derechos humanos de la Sociedad Internacional de los Derechos Humanos.

Desde julio de 2008: Investigador especial del Consejo de Europa sobre el presunto tráfico de órganos en Kosovo.

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