Volker Türk: «Si hay un único mensaje es la centralidad de los derechos humanos»
¿Quién podría haber preparado a Volker Türk, actual Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, para el bautismo de fuego que sería su primer año en el cargo?
Cuando Volker Türk solicitó el puesto el año pasado, Rusia ya había invadido Ucrania, los talibanes se dedicaban a reprimir a las mujeres en Afganistán y el mundo salía de una pandemia que mostraba con brutal claridad lo desigual que sigue siendo nuestro planeta.
Pero entonces llegó la guerra en Sudán, el colapso de bandas violentas en Haití y un devastador estallido de conflictos en Oriente Medio.
En 2023 se celebra el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un conjunto de principios pioneros que se ha convertido en el documento más traducido del mundo. El actual Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, describe la declaración como «un documento transformador […] en respuesta a los cataclísmicos acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial».
El primer comisionado de la ONU, el ecuatoriano José Ayala Lasso, tomó posesión de su cargo en 1994. ¿Por qué se tardó tanto en nombrar a alguien cuando la Declaración Universal se redactó en 1948?
Nuestro podcast Inside Geneva ha entrevistado a todas las personas que han ocupado el más alto cargo de las Naciones Unidas para la defensa de los Derechos Humanos (un puesto que a veces se denomina el más difícil de la ONU) para conocer sus experiencias, sus éxitos y sus retos. Estos son los enlaces a podcast de Inside Geneva en inglés: Navi Pillay, Mary Robinson, Michelle Bachellet, Zeid Ra’ad Al Hussein, José Ayala y Volker Türk
Así que se le podría perdonar que quisiera dejar en suspenso su plan de dedicar parte de 2023 a conmemorar el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Al contrario, Türk cree que nuestro mundo violento (actualmente hay 55 conflictos en nuestro planeta) hace que sea más importante que nunca recordar nuestros principios fundamentales.
Nunca más
Türk es austriaco y, como muchos de su generación (nació en 1960), creció siendo muy consciente del pasado de su país. Debido a las atrocidades cometidas por Austria durante la Segunda Guerra Mundial, dice que para él era importante preguntarse: «Vale, ¿qué tiene que pasar en este mundo para que lleguemos a esta actitud de nunca más?»
Cree que la Declaración Universal es clave. Incluso conserva una copia deshilachada, que le regaló un profesor de instituto hace más de 40 años, en su escritorio de la sede de Derechos Humanos de la ONU.
Pasó muchos años con la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), lo que le hizo comprender que muy a menudo la gente huye porque se violan sus derechos humanos. Quería estar «al otro lado» de eso, para intentar trabajar más en la prevención.
Por eso, a diferencia de muchos de sus predecesores, no dudó cuando le ofrecieron el puesto.
¿Qué hay que celebrar?
Pero ahora que está en él, ¿cree realmente que hay algo que celebrar? ¿A alguien le importan ya los derechos humanos? Türk viajó recientemente a Oriente Medio y condenó sin rodeos tanto a Hamás como a Israel por lo que calificó de crímenes de guerra.
Ahora dice que le gustaría pensar en este año no como una celebración, sino como una conmemoración y, con suerte, como un nuevo compromiso. Tiene una analogía bastante prosaica para recordarnos por qué nuestras normas fundamentales, como la Declaración Universal, son tan necesarias.
«Tenemos normas de tráfico», explica. «Y existen porque, de lo contrario, la gente moriría. Lo mismo ocurre en el ámbito de los derechos humanos, y por eso la Declaración Universal de los Derechos Humanos es tan importante»
Así pues, mantengamos esa idea: es una buena idea tener leyes contra las cosas que podrían matarnos, incluidas las leyes internacionales que pueden contenernos cuando nos sentimos inclinados a volvernos asesinos unos contra otros.
Türk también cree que 2023 debería ser el momento de reconocer que situar los derechos humanos en el centro de nuestras vidas, en lugar de ser un bonito pensamiento secundario cuando las cosas se tuercen de forma sangrienta, podría ser nuestra salvación.
«No podemos permitirnos quedarnos en el presente, tenemos que aprender de nuestras crisis… Espero que si hay un único mensaje que se transmita sea el de la centralidad de los derechos humanos», afirma.
Adaptación del inglés al español: Patricia Islas
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