El corazón de Moutier bate entre Berna y el Jura
El 18 de junio, Moutier decidirá si permanece en el cantón de Berna o se une al del Jura. El resultado se antoja impredecible. Reportaje en una comuna discretamente dividida.
Esta es una pequeña población como hay centenares en Suiza. ‘Ciudad esclarecida abierta al arco del Jura’, como reza su sitio oficial, MoutierEnlace externo se acurruca al pie de la cadena montañosa del Jura, dominada por las imponentes masas rocosas. La entrada al desfiladero conduce a Delémont, de donde el camino continúa hacia Francia. Algunas calles históricas bajo el castillo, iglesias muy antiguas y viejos edificios industriales, un tráfico apacible, y transeúntes sonrientes: nada indica que la ciudad se prepare para un histórico escrutinio. Tal es la relevancia, que la Confederación decidió enviar observadores externos.
Este 18 de junio de 2017, Moutier vota por quinta ocasión en 42 años sobre su afiliación cantonal. Y si bien la interrogante no siempre ha sido planteada en los mismos términos, esta vez es muy clara: ¿Quiere la ciudad permanecer en el cantón de Berna o unirse al del Jura?
El ‘caso’ Moutier
Jura-Berna es la historia de una secesión (casi) pacífica que muchos evocan como ejemplo para exaltar las virtudes helvéticas de sensatez, federalismo y democracia directa. En la década de 1970, los territorios francófonos que Berna había recibido en 1815 en el Congreso de Viena dejan el estandarte (bernés) del oso y forman un nuevo cantón. Por las vías legales y por las urnas. Pero de los siete distritos que el Jura marcó en su pendón (las siete bandas permanecen en él), tres optaron por mantenerse en Berna, aun cuando son francófonos, y ahora todavía más minoritarios en el segundo cantón más grande de Suiza.
En 2013, esos tres distritos pudieron votar de nuevo sobre el principio de la reunificación. El 72% de los habitantes del Jura bernés prefirieron quedarse como tales. El sueño de un Jura que se extendería “del Lago de Biel a las puertas de Francia” (como pregonan aún los autonomistas) parecía enterrado. Pero Berna ofreció a las comunas que habrían podido sentirse esquilmadas la posibilidad de solicitar de forma individual su unión al Jura. Y Moutier, donde el resultado de las votaciones siempre ha sido estrecho, aprovechó la oportunidad.
“Por definición, nuestro lugar no está aquí, sino en el cantón del Jura. Es lo natural”, arguye el alcalde Marcel Winistoerfer. “No unirnos al Jura sería un sinsentido. Hace más de 30 años que la gente elije cada cuatro años, no solamente un alcalde, sino un Concejo MunicipalEnlace externo (Ejecutivo) y un Consejo de la CiudadEnlace externo (legislativo) predominantemente pro-Jura. ¿Y todo eso tendría que invertirse de un día para otro simplemente porque asustan a la gente?”
Batalla de cifras
Patrick Roethlisberger niega que se pretenda algo así. Concejal y portavoz de Moutier-Prévôté, el comité favorable al mantenimiento de la situación actual, considera el combate pro-Berna “una cuestión de sentido común”. Según él, Moutier no tiene “ninguna garantía de que estaré mejor en el cantón del Jura”. El fortalecimiento del poder de compra prometido por los expertos podría ser “devorado” por diversos incrementos, como el de los seguros o las placas de los vehículos.
“Nos dicen que pregonamos el inmovilismo, pero al menos con Berna sabemos lo que tenemos. Uno de cada cinco empleos en la ciudad es cantonal, y eso es un hecho, no una promesa. El cantón de Jura nos promete 170 puestos en la administración pública, pero no reemplazarán los que perderemos. Llegarán acá personas trasladadas del Jura”.
Y no hay que olvidar el hospital de Moutier, gran tema de discusión. El cantón del Jura tiene un nosocomio de cuidados intensivos en su capital, Delémont, a solamente 10 kilómetros de Moutier. “No me diga que van a mantener los dos”, subraya Roethlisberger. A menudo se olvida que el hospital del Jura bernés tiene dos emplazamientos, el segundo en St-Imier. Y si funciona bien, es porque camina con sus dos piernas. Si le amputan una, tendrá problemas”.
Esos argumentos, Winistoerfer los conoce bien. El alcalde evoca el informe de los expertos del Instituto de Estudios Superiores en Administración Pública (IDHEAP) de Lausana que Moutier, Berna y Jura encargaron y financiaron para responder a 18 preguntas sobre las consecuencias del cambio o no de cantón. Las conclusiones son claras para él: “no será más caro ni más complicado para nosotros pasarnos al Jura”.
En lo que respecta concretamente al hospital, los cantones involucrados pidieron una opinión jurídica a la Universidad de Lucerna, y al alcalde le irrita el uso indiscriminado de ese tema cuando “nadie conoce a fondo el asunto. Porque incluso si seguimos siendo berneses, no podemos asegurar que el hospital (de Moutier) mantenga la medicina de tecnología punta en cinco años”.
El corazón tiene sus razones
Sí, pero ambos informes totalizan casi 300 páginas. ¿Quién los ha leído? [Yo no, admito]. Como es frecuente, la gente va a votar con el corazón más que con la razón. El tema del Jura siempre ha sido algo profundamente emocional, incluso si las cosas se calmaron después de los años 70 y la lucha por la independencia.
Para Valentin Zuber, concejal y portavoz de Moutier, ciudad del Jura, “la dimensión emocional es proporcional al grado de protesta. No somos una población oprimida o humillada, vivimos en uno de los países más ricos del mundo, con condiciones ejemplares. Por lo que no vamos a salir a la calle a afrontar granaderos».
… como ocurrió en abril de 1975. En ese entonces la tensión era palpable entre los dos campos. La gente no se saludaba en la calle y Marcel Winistoerfer, que tenía 18 años “nunca habría entrado en una tienda o un restaurante pro bernés”. Hoy en día, el debate se ha sosegado. Zuber ve en ello “un signo de madurez política de la población”.
“Un veneno”
Ya tampoco hay en Moutier restaurantes “pro” ni “anti”, incluso si el del ‘Hôtel de la Gare’ exhibe los colores del Jura, mientras que aquel del ‘Cheval Blanc’ se mantiene como un bastión bernés. Esta tarde, tres personas están sentadas en él, dos de las cuales se ponen de pie inmediatamente cuando me presento como periodista. Solamente se queda un septuagenario, quien inicialmente se rehúsa a “hablar de política en un establecimiento público”.
“Porque la política, mire usted, es un veneno que mata la amistad”. Sin embargo, se decide a conversar y nos expresa su esperanza de que “la gente reflexione” antes de votar. Votar por la permanencia, claro, porque hay que ver “todo lo que Berna hace por nosotros”.
“¿Un veneno que mata la amistad?” Debió matar más de una en los años más candentes. Pero hoy en día, al salir de la penumbra de este restaurante hacia la dulzura primaveral, al atravesar el parque donde los niños se divierten bajo la mirada amorosa de sus madres, la fórmula me parece caduca. Aun si los ciudadanos están divididos, Moutier, como escribió recientemente un camarada del diario ‘Le Temps’, no es Belfast ni Jerusalén”.
¿Y los indecisos?
En el taller mecánico de Roethlisberger, portavoz de los pro-berneses, uno de sus jóvenes empleados declina expresarse, “porque yo no hago política”. ¿Quiere decir que la nueva generación ya no tiene el tema del Jura adherido a la piel como fue el caso de sus mayores? “Ellos se interesan, pero de manera diferente”, matiza el alcalde Marcel Winistoerfer. En los años 70, se salía a la calle, hoy en día se escriben comentarios en Facebook. Y una vez más, podemos esperar una participación superior al 80%, el doble del promedio general de votaciones en Suiza.
“Sabemos que dos terceras partes de la población están en uno u otro campo”, explica Zuber. “Faltan los neo-naturalizados, las personas venidas del exterior, aquellas que están aquí, pero no han querido ubicarse en uno u otro lado… No obstante, siento que realmente no quedan indecisos o, en todo caso, muy, muy pocos. Y es que podemos decir que la campaña lleva ya un año”.
La campaña no es muy visible en las calles. El día de mi visita, aún no hay carteles y en los comercios solamente algunos productos pro-Jura ocupan algunas vitrinas. Una muestra docenas de rostros que se divierten pasando revista a dos jóvenes para “buscar entre ellas a personas conocidas”. ¿Votarán ustedes en favor del Jura?” “Ay, no, no podemos, somos portugueses”.
Y sí, de los 7 690 habitantes de Moutier (a finales de 2015), 2 106 son extranjeros y no votarán. Pero, para Zuber, si esas personas pudieran participar en el escrutinio, “estarían con nosotros, puesto que el Jura les otorga el derecho de votar y de ser elegidos”.
El Jura a lo largo de dos siglos
1815: A la caída de Napoleón, el Congreso de Viena asigna los siete distritos del Jura del Obispado de Basilea, al cantón de Berna.
Años 1950: Consolidación del movimiento separatista.
1974-1975: Plebiscitos en cascada. El Jura se divide, los tres distritos del norte forman el nuevo cantón, los tres del sur se mantienen con Berna, aquel de Laufon se une a Basilea Campo. En Moutier, la decisión de permanecer bernés se decide con apenas 70 votos de diferencia.
1979: El cantón del Jura adquiere su soberanía tras una votación nacional con 82% de los escrutinios en favor.
1994 Instauración de la Asamblea Interjurásica (AIJ), institución de reconciliación bajo la égida de la Confederación y de los cantones del Jura y de Berna.
1998: La comuna de Moutier organiza un voto consultivo sobre su adhesión al Jura, la cual es rechazada con 41 votos de diferencia.
24 de noviembre 2013: 72% de los ciudadanos del Jura y del Jura bernés declinan iniciar un proceso tendiente a reunir las dos regiones en un mismo cantón. En Moutier, los partidarios del Jura prevalecen por primera vez, con 389 votos de diferencia.
Traducido del francés por Marcela Águila Rubín
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