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«Hay feministas de izquierdas y de derechas»

Manifestación en Argovia el 8 de marzo
Mujeres y hombres se manifiestan el Día Internacional de la Mujer para protestar contra la abolición de la Oficina de Igualdad de Oportunidades en Argovia, el jueves 8 de marzo de 2018 en Aarau. (KEYSTONE / Ennio Leanza) © KEYSTONE / ENNIO LEANZA

Con el debate #MeToo y manifestaciones multitudinarias como las del 8 de marzo en España, ganan espacios en la escena política temas como la igualdad de género o la equiparación social de los colectivos desfavorecidos. Las políticas de inclusión social buscan responder a esas reivindicaciones cuyos efectos se advierten en diversos ámbitos. Yanina Welp, del Centro de Estudios de la Democracia en Aarau, realza el lado positivo de esas transformaciones.

La politóloga analiza en entrevista con swissinfo.ch el panorama actual de esa lucha por la equidad a la que podrá contribuir potencialmente la conformación del nuevo Gobierno de España, dirigido por el socialista Pedro Sánchez e integrado mayoritariamente por mujeres. Sin embargo, advierte, “el feminismo no es un movimiento homogéneo. Hay feministas de izquierdas y de derechas”.

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Gabinete de Pedro Sánchez, primer ministro español.

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“Apuesta feminista afianza liderazgo de Sánchez”

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swissinfo.ch: Las reivindicaciones en defensa de los derechos de las mujeres y de las minorías sexuales influyen en la política, pero también en el lenguaje. ¿Cree que es necesario recurrir a expresiones “políticamente correctas” para avanzar hacia una sociedad más justa?

Y. W.: Discuto mucho sobre estas cuestiones con mis colegas en la ‘Red de Politólogas’. El idioma tiene sin duda mucho que ver. El español tiene un marcado carácter de género que otras lenguas no tienen. La semana pasada la RAE [Real Academia Española] emitió un voto negativo sobre el empleo excesivo de formas híbridas como “todas y todos” y otros del estilo. En mi opinión, estas formas sirven para visibilizar. El lenguaje es una construcción social. Y si lo podemos utilizar para poner en evidencia una serie de cuestiones que no estaban claras, sirve.

Personalmente, no es una cuestión que me ocupa constantemente. Ahora, si observo mi entorno familiar, tengo que reconocer que las cosas se ven de una manera distinta. Mi hija, por ejemplo, no se siente interpelada si digo ‘niños, vengan aquí’. Es, pues, evidente que el lenguaje construye las cosas. Por lo tanto, sin pretender que la gramática se adapte del todo, sí me parece, sin embargo, una herramienta muy útil. Las reacciones contrarias al uso de estas formas evidencian más bien que sigue habiendo gente que se resiste de manera flagrante a estos avances.

swissinfo.ch: En el mundo occidental se hacen cada vez más visibles los colectivos LGTB. En el pasado, estas minorías han sufrido discriminaciones. ¿Queda todavía mucho por hacer en este campo?

Y. W.: Queda muchísimo por hacer. La violencia sexual, por ejemplo, la sufren de una forma todavía más exacerbada los gais, las lesbianas y los travestís. Por tanto, aquí queda muchísimo por hacer, y en América Latina, donde el tema es muy candente, aún mucho más.

swissinfo.ch: En el espacio público se están imponiendo cada vez más en las democracias occidentales las políticas “inclusivas”. ¿Qué significa “inclusión” y qué fines persiguen estas políticas?

Y. W.: Lo que persiguen es generar niveles de cohesión social y de bienestar más elevados y mejor repartidos. También tratan de cuestiones de salud mental, si pensamos, por ejemplo, en los niños y las niñas homosexuales que sufren mucho en las escuelas. Las políticas de inclusión tienen, por tanto, muchas dimensiones y afectan también al ámbito laboral y a la representación política. Aquí no se trata tanto de introducir cuotas como de establecer las condiciones para que las agendas de estos colectivos lleguen también a los parlamentos y, por tanto, a los responsables políticos. La inclusión debe ser política, social y económica, con fuerte énfasis en el mercado laboral.

swissinfo.ch: Las políticas de “inclusión” son a menudo criticadas, no solo por sectores conservadores sino también por la izquierda. Algunos críticos afirman que contribuyen a la victimización y a una pérdida de solidaridad entre los grupos sociales. ¿Qué contestaría usted a estas críticas?

Y. W.: Efectivamente, las críticas proceden de distintos ámbitos. Hay críticos que aseveran que la izquierda “pierde el norte” si se dedica a implementar estas políticas, ocupándose demasiado de temas de género o de igualdad sexual en lugar de centrarse en los intereses de la clase obrera y en las consignas tradicionales de la izquierda. En referencia a la crítica que ha mencionado, le diría que no se puede discutir en abstracto. Hay políticas buenas y políticas malas. Si existe victimización o no, depende de las políticas concretas que se implementan. Está más que demostrado que si no se aplican las políticas adecuadas, no se resuelven los problemas de los colectivos desfavorecidos. La discusión es qué políticas hay que aplicar, no si las hay que aplicar o no.

Y respecto al supuesto despiste de la izquierda, hay que debatir también argumento por argumento. Las abstracciones no ayudan mucho. Pero, evidentemente, una agenda de género aporta todas las cuestiones a las que me he referido antes. No se trata solamente del problema del reconocimiento de un grupo como las mujeres, también se trata de cuestiones relacionadas con las condiciones laborales, la distribución de tareas, el estado de bienestar, los cuidados, etc. Por tanto, no se trata de perder el eje, sino de discutir el paquete entero de medidas que se vienen reclamando. Además o en paralelo, el feminismo no es un movimiento homogéneo. Hay feministas de izquierdas y de derechas con demandas distintas. Por tanto, la contraposición ideológica no sirve porque oculta que las mujeres somos diversas.

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Sufragio femenino

Este contenido fue publicado en El 7 de febrero de 1971, los suizos se convierten en los últimos europeos que conceden el derecho de voto a las mujeres (a escala nacional). Una decisión tardía que sorprende en un país de larga tradición democrática. (Fotos: Keystone, RDB)

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swissinfo.ch: España es todavía una democracia muy joven. No obstante, se han logrado avances muy importantes en materia de igualdad en las últimas décadas. Suiza, en cambio, es una democracia ya muy asentada y madura. ¿Cuál de los dos países está más avanzado en materia de igualdad?

Y. W.: Es un tema que habría que analizarlo de forma sistemática. En términos de representación política, Suiza, que es uno de los países que más tardíamente ha reconocido el derecho de sufragio de la mujer [en 1971], se ha puesto al día muy rápidamente. Hace ya bastantes años que tiene una muy buena representación femenina en política. Sin embargo, en cuanto al tema de los permisos de maternidad y paternidad, Suiza no me parece que sea un país puntero, aunque tampoco esté especialmente retrasado. Mi impresión es que en el ámbito social se ejerce bastante presión sobre la mujer, ya que en el momento en que nacen los hijos parece que hay una mayor responsabilidad por parte de ella que por parte del varón.

Por otro lado, también es verdad que Suiza ofrece trabajos a tiempo parcial muy bien remunerados, mientras que en España la jornada reducida está muy mal pagada. En Suiza, en cambio, es mucho más fácil tener un estándar de vida más o menos apropiado, incluso con un trabajo a tiempo parcial. Sin embargo, si analizamos el sistema de salud, el régimen sanitario suizo se parece mucho más al estadounidense, mientras que en España el acceso a la salud pública es más generalizado. Por tanto, habría que hacer un análisis con datos exhaustivos para ver con qué nos encontramos.

YANINA WELPEnlace externo

La investigadora argentina Yanina Welp se licenció en Ciencias Políticas y Comunicación Social en la Universidad de Buenos Aires. En 2001 se trasladó a España, donde obtuvo su doctorado. Desde 2008 vive y trabaja en Suiza. Es investigadora en el Centro de Estudios de la DemocraciaEnlace externo en Aarau, adscrito a la Universidad de Zúrich, y directora del Centro de Estudios Latinoamericanos de ZúrichEnlace externo. También es miembro de la ‘Red de Politólogas’Enlace externo constituida hace doce años para promover el trabajo académico de las mujeres en las ciencias políticas latinoamericanas y latinoamericanistas.

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