Cae uno de los últimos vestigios de la Guerra Fría
Un día después de que Estados Unidos anunciara su deseo de normalizar las relaciones con Cuba, la prensa suiza coincide de forma unánime en que, tarde o temprano, tenía que caer el último y “absurdo vestigio de la Guerra Fría”. Un vestigio que más que debilitar al régimen castrista, lo ha reforzado.
“Todos somos americanos”. Con estas palabras en la lengua de Cervantes se refirió el presidente de Estados Unidos al histórico acercamiento entre Washington y La Habana, que se disponen a reanudar las relaciones diplomáticas rotas en 1961. De hecho, todos los mandatarios latinoamericanos han recibido con inmensa satisfacción el anuncio de Obama y Castro.
Buenos oficios de Suiza
Suiza acoge con satisfacción “este paso histórico y felicita a los presidentes americano Barack Obama y cubano Raúl Castro por que tomar una decisión determinante para el futuro”.
Así consta en el comunicado que emitió anoche el Ministerio suizo de Asuntos Exteriores que, por no disponer de información suficiente, rehusó hacer declaraciones sobre las consecuencias que puede tener este anuncio para el mandato de la Confederación como potencia protectora.
Desde 1961, la embajada de Suiza en La Habana representa los intereses de Estados Unidos en Cuba, y desde 1991, la legación helvética en Washington representa los intereses de la isla en Estados Unidos.
Esta iniciativa y el canje de prisioneros que la acompaña van a contribuir a aplacar la batalla ideológica que divide al continente americano desde hace décadas, como subraya el ‘Neue Zürcher Zeitung’: “Los presidentes y ministros de Asuntos Exteriores de diferentes bandos políticos hablan de un acontecimiento histórico. Incluso el jefe de Estado venezolano, Nicolás Maduro, quien ha sucedido a Fidel Castro en el papel de acusador más vehemente del imperialismo ‘yankee’, ha elogiado la valentía de Obama por dar un paso sin precedentes”.
Un embargo falto de sustancia
‘Le Temps’ habla de “un cambio de paradigma comparable a la apertura de Richard Nixon hacia China, o los acuerdos de Camp David concluidos bajo los auspicios de Jimmy Carter. (…) Barack Obama, con la ayuda de los canadienses y del papa, ha protagonizado el gesto más audaz de su presidencia”.
Según el corresponsal en Nueva York del diario ginebrino, “el presidente demócrata parte de una constatación. El embargo que Washington impuso a Cuba hace medio siglo ha sido un bochornoso fracaso, desprende un tufo a Guerra Fría. Los Castro siguen en el poder y, pese a las prometedoras reformas anunciadas para la economía, la isla sigue gobernada de forma autocrática. (…) Barack Obama no levanta el embargo, una prerrogativa que corresponde al Congreso, pero sí anula su sustancia”.
Para Estados Unidos, el bloqueo se ha transformado en un bumerán. Con su actitud intransigente, Washington se había quedado prácticamente solo, con Israel como único aliado, anota el corresponsal en Cuba del ‘NZZ’. “En Occidente, históricamente bajo la esfera de influencia de Estados Unidos, no era La Habana la que estaba aislada, sino Washington. Los mejores amigos de Estados Unidos reanudaron hace tiempo las relaciones diplomáticas con el Estado caribeño”.
El Cohíba de la paz
Para ‘Le Nouvelliste’, el “anuncio de Obama y Castro no cae del cielo: la supresión de los permisos en la isla para viajar al extranjero, la invitación de Cuba a la Cumbre de las Américas en abril de 2015, las casi-embajadas disfrazadas de misiones diplomáticas, el canje de presos políticos, el apretón de manos Raúl-Barack en el funeral de Mandela: Washington y La Habana se mandaron señales de humo mucho antes del día de ayer. Pero aún no han fumado el Cohíba de la paz”, afirma el diario valesano.
De hecho, se mantienen las principales disposiciones del bloqueo comercial decretado en 1962 por el presidente Kennedy. Sin embargo, se han anunciado una serie de medidas para favorecer los intercambios económicos entre ambos países. Por primera vez en varias décadas, los estadounidenses podrán utilizar sus tarjetas de crédito en la isla y las instituciones estadounidenses podrían abrir cuentas en las entidades financieras cubanas.
Una bocanada de oxígeno para la incipiente economía privada, que el régimen castrista autorizó en los últimos años y que abarca hoy a medio millón de cubanos.
“Estados Unidos estaría encantado de tener enemigos peligrosos en el mundo entero, pero Cuba no forma parte de ellos desde hace mucho tiempo”, sostiene el corresponsal en Washington del ‘Tages-Anzeiger y ‘Der Bund’. Si el acercamiento no se produjo antes, fue “sobre todo, porque los hombres chapados a la antigua de Washington, marcados por la Guerra Fría, se habían acostumbrado a la imagen del enemigo comunista”.
“No será un camino de rosas”
El 17 de diciembre de 2014 es una fecha que entrará en los anales de la historia, pero “Estados Unidos no se expone a un gran peligro acelerando la apertura hacia Cuba. Si alguien corre un riesgo es el régimen cubano, que puede verse abrumado por la transformación en curso”, puntualizan ‘Der Bund’ y ‘Tages-Anzeiger’ en su editorial común.
El aumento de los intercambios entre los dos países “decuplicará los deseos de cambio de los cubanos”, anota ’24 Heures’. Aun así, “no hay que hacerse ilusiones. Este régimen que envejece cada vez más no dejará el poder sin resistencia”, puntualiza el rotativo de Lausana.
“Estamos solamente en el inicio, y no será desde luego un camino de rosas”, escribe el ‘Corriere del Ticino’, que elogia la mediación del Vaticano y, en especial, del papa Francisco.
Barack Obama se enfrenta ahora a una dura batalla en el Congreso para conseguir el levantamiento del embargo contra Cuba. De hecho, varios miembros del Partido Republicano ya han puesto el grito en el cielo. A pesar de las dificultades, “Obama tiene ahora la oportunidad de aportar la pieza que justifique el Nobel de la Paz que se le concedió cuando apenas acababa de asumir las riendas de la Casa Blanca”.
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