Ueli Maurer tiene los millones que ahora se necesitan
El ministro suizo de Finanzas encabeza la lucha contra la crisis producida por el coronavirus. En llamativo contraste con sus colegas de otros países, el consejero federal Ueli Maurer lleva las riendas con mano firme. El Banco Nacional Suizo no tiene apenas ningún papel que jugar. Análisis.
En materia económica, el ministro de Finanzas Ueli Maurer concentra toda la atención de los medios suizos, mientras que Thomas Jordan, presidente del Banco Nacional Suizo (BNS), parece haberse esfumado. En el extranjero la situación es precisamente la contraria. Allí son los bancos centrales los que llevan la voz cantante.
¿Por qué ocurre esto? Para comprenderlo mejor, echemos primero un vistazo más allá de nuestras fronteras.
El dominio de los bancos centrales
Zona euro: Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), aunque comete algunos errores o desaciertos en sus comunicaciones, lo hace no obstante de manera regular y consecuente: la integridad de la zona euro no es negociable. Durante los próximos nueve meses comprará deuda de los Estados miembros por valor superior al billón de euros. Esto permitirá que países como Italia puedan obtener financiación barata para amortiguar las consecuencias económicas de la crisis.
Sin embargo, los ministros de Hacienda de la eurozona no logran ponerse de acuerdo sobre la adopción de medidas eficaces. Los países del sur de Europa están presionando para que se emitan títulos de deuda común europea con objeto de repartir el costo de la pandemia. Otros gobiernos prefieren para esto recurrir a los créditos del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE) o del Banco Europeo de Inversiones (BEI). La decisión se tomará esta semana.
Estados Unidos: En el gigante norteamericano es también el presidente de su banco central, Jay Powell, quien lleva la batuta. Con medidas de política económica convincentes y una brillante capacidad comunicativa ha liderado por sí solo a Estados Unidos durante las primeras semanas de la crisis del COVID-19. Su programa de compra de obligaciones inunda los mercados con una liquidez ilimitada.
Mientras tanto, el presidente Donald Trump se limita a devolver al banco central las competencias que le fueron retiradas después de la crisis financiera. Por otra parte, se ha aprobado también un paquete de medidas fiscales, aunque por el momento no ha tenido consecuencias.
Suiza: En cambio, en Suiza no es el presidente del BNS el que marca el ritmo, sino el ministro de Finanzas Ueli Maurer. ¿Una peculiaridad sin consecuencias en la política económica? En absoluto.
El poder del que goza Thomas Jordan en el ámbito del BNS es legendario. Cuando llega a una sala de juntas sus colaboradores se ponen de pie como muestra de respeto. Pero en el mundo de la economía real su margen de maniobra es muy limitado. Esto es lamentable, porque con una política eficaz el banco central podría contribuir a sobrellevar la crisis de manera algo más soportable.
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Por un lado, Jordan tiene poco que ofrecer. Con una tasa de interés que es récord mundial de mínimos (-0,75%), es imposible tomar nuevas medidas de estimulación. Las intervenciones del BNS en el mercado de divisas permiten que Suiza escape de lo peor, pero no ayudarán a superar la crisis.
Pero el BNS tiene también una parte de responsabilidad en esta incapacidad de acción, porque Thomas Jordan se aferra con obstinación a una política monetaria que deja poco margen para nuevas ideas. Las anteojeras intelectuales heredadas de la década de 1990 le impiden contribuir a la solución de los problemas de 2020.
Por otro lado, aunque habla varias lenguas, Thomas Jordan carece de carisma y no es buen comunicador. Sus poco frecuentes declaraciones van poco más allá de lo que dicen los escuetos comunicados de prensa del BNS. Aunque con estos comunicados se pretende crear transparencia, en realidad dejan más preguntas abiertas que las que responden.
Todo esto contribuye a suscitar dudas sobre las intenciones de Jordan y reduce por lo tanto la influencia del BNS. Por ejemplo, es difícil comprender cómo el banco central pretende alcanzar su objetivo de inflación en los próximos meses. Tampoco está claro qué cantidad de divisas está dispuesto a comprar Thomas Jordan para defender la tasa mínima no oficial de 1,05 francos por euro. Un tipo de comunicación tan poco transparente podía estar de moda en la época en que Thomas Jordan se levantaba para recibir a sus profesores cuando era estudiante de doctorado, pero hoy parece algo fuera de lugar.
Un ministro de Finanzas con capacidad de acción
En cambio, el ministro de Finanzas, Ueli Maurer, se encuentra en la cima de su mandato. Este contable diplomado sabe lo que importa en estos momentos. Sus 20 mil millones de francos en préstamos garantizados -cifra que se incrementará aún más- permite a restaurantes, peluquerías o centros de jardinería acceder a préstamos bancarios sin intereses. Esto garantiza que los salarios y los alquileres puedan seguir pagándose durante el confinamiento.
Como antiguo presidente de la Unión Democrática de Centro (UDC, derecha conservadora) Maurer sabe también explicar su política con palabras sencillas. La Confederación proporcionará “tanto dinero como sea necesario”, ha declarado. “Quien necesite dinero que acuda a su banco. Y el banco le dará el dinero”.
Con esta clara comunicación, Ueli Maurer supera no solo al presidente del BNS sino también a sus homólogos extranjeros.
Esta generosidad solo es posible gracias a una particularidad helvética casi olvidada: Suiza nada en la abundancia. El resto, en deudas.
Punto de vista
swissinfo.ch abre sus columnas a colaboraciones seleccionadas de invitados. Publicamos con regularidad artículos de expertos, decisores políticos u observadores. El objetivo es contribuir a un debate animado, con opiniones seleccionadas sobre cuestiones suizas o sobre temas que afectan a Suiza.
El autor, Fabio CanetgEnlace externo, es estudiante de doctorado en la Universidad de Berna. Con el apoyo de Fabio Nay.
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Traducción del alemán: José M. Wolff
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