Tendencia internacional: el sexo no consentido es violación
Cada vez hay más países en los que la violación se define como sexo sin consentimiento, incluso sin uso de la fuerza. Esta definición podría tener consecuencias en la revisión de la legislación penal suiza.
Un hombre mantuvo relaciones sexuales con su exnovia en contra de su voluntad. Fue absueltoEnlace externo del cargo de violación porque, según los tribunales suizos, habría sido razonable que la mujer se hubiera defendido.
Como en muchos otros países, en Suiza solo se considera violación si el acto sexual se realiza por la fuerza, con amenazas o bajo presión psicológica. Existen leyes similares en China, Rusia, Francia o España, por nombrar solo algunos países.
El sexo sin consentimiento debe ser castigado
En España, sin embargo, las cosas están cambiando. El Código Penal español será adaptado al Convenio de EstambulEnlace externo para prevenir y combatir la violencia contra las mujeres. El texto del Convenio Enlace externodEnlace externoelEnlace externo Consejo de EuropaEnlace externo, que entró en vigor para Suiza en 2018, exige, entre otras cosas, criminalizar el mantenimiento de relaciones sexuales no consentidas.
La polémica se vio además avivada en España por un caso concreto: un grupo de hombres agredió sexualmente a una joven, lo filmó y difundió el vídeo a través de WhatsApp. A pesar de que los jóvenes se jactaron públicamente del hecho, fueron sentenciados a penas relativamente leves: la víctima no se había defendido físicamente, por lo que la agresión no se consideró violación.
Lo que hoy se está discutiendo en España, Dinamarca, Holanda y Finlandia ya es una realidad en Suecia, Gran Bretaña, Irlanda, Alemania, Grecia, Bélgica, Luxemburgo, Islandia, Austria, Australia, Sudáfrica y Chipre: el sexo sin consentimiento es violación.
En algunos países musulmanes, como Túnez o Egipto, las relaciones sexuales con una mujer sin su consentimiento están castigadas por la ley; si hay violencia o amenazas, la pena es mayor.
El debate, por tanto, gira en torno a aspectos diferentes que en Europa: en algunos países islámicos como Egipto, Jordania, Líbano, Marruecos, Argelia o Siria, por ejemplo, se discute actualmente la abolición de la norma según la cual un violador queda impune si se casa con la víctimaEnlace externo.
Otra cuestión es una disposición de la sharía (la ley islámica) según la cual una víctima de violación que no pueda probar la agresión por cuatro testigos varones o una confesión del autor puede ser condenada por «fornicación». Esta norma, que presuntamente tiene por objeto proteger contra Enlace externoacusacionesEnlace externo injustificadEnlace externoaEnlace externosEnlace externo, está en vigor en algunos países (por ejemplo, Qatar, Estados del Golfo, Nigeria).
Las penas por violación son significativamente más severas en la mayoría de los países musulmanes que en Suiza. Las largas condenas de prisión son la regla y en algunos países puede imponerse incluso la pena de muerte.
«El debate se ha desatado a menudo en casos específicos, como en España», dice Nora ScheideggerEnlace externo, doctora en derecho que trabaja en el Instituto Max Planck de Friburgo, Alemania, y autora de una tesisEnlace externo sobre delitos sexualesEnlace externo. «Este es un debate originalmente feminista que estalló en este país en la década de 1980», dice Scheidegger. «Después de eso, el debate quedó latente hasta que el Convenio de Estambul y el movimiento #MeToo le dieron un nuevo impulso».
Las ONG piden una reglamentación similar en Suiza
En Suiza se está debatiendo actualmente una revisión del derecho penal. Organizaciones no gubernamentales como Amnistía Internacional o los colectivos feministas y de mujeres en huelga exigen que se introduzca el concepto de consentimiento en la revisión.
Regla No-significa-no = Si la víctima dice explícitamente no o manifiesta su falta de voluntad y a pesar de ello tiene lugar una relación sexual, se considera violación. Alemania y Austria, por ejemplo, tienen esta normativa (tipificado en un delito penal separado).
Regla Sí-significa-sí = Si la pareja no ha consentido de manera explícita o concluyente, es decir, sin palabras, pero sosteniendo mediante el comportamiento o las circunstancias en mantener relaciones sexuales, hay violación. Islandia y Suecia disponen de esta normativa.
«El factor decisivo no es qué regla se aplica, depende de la voluntad de la persona. Y en ambas versiones la voluntad se tiene en cuenta», dice el profesor de derecho penal Martino Mona, de la Universidad de Berna. «El término ‘sí-significa-sí’ es más desafortunado porque parece que tienes que firmarlo, lo cual por supuesto es una tontería». Es por eso que él personalmente está más a favor de la regla de “no significa no», aunque al final tenga el mismo resultado. Lo que es relevante es si la voluntad de mantener una relación sexual es discernible sobre la base del comportamiento o las circunstancias. Con la regla «sí-significa-sí» se crean adversarios políticos innecesarios.
La secretaria general del Consejo de Europa, Marija Pejčinović Burić, también ha pedido a los Estados miembros que revisen la definición de violación. La Oficina Federal de Justicia está analizando actualmente si es necesario reformar la legislación suiza.
Inicialmente, el Consejo Federal (gobierno) no vio la necesidad de hacerlo. Todo aquel que no respete un «no» en Suiza no queda impune, pero, si lo solicita, puede ser castigado solo con una multa Enlace externopor «acoso sexual».
Propuesta: nuevo delito
Debido a que esa figura es demasiado leve e imprecisa para el sexo no deseado, Scheidegger propone en su tesis doctoral que se introduzca un nuevo delito de «agresión sexual». Una propuesta que ha sido asumida por un diputado y que ahora puede hacerse realidad.
Mostrar más
En Suiza, los hombres no pueden ser víctimas de violación
Pero, ¿cuál es la ventaja de tipificar un nuevo delito? Otros países simplemente han ampliado el delito de violación.
«El término violación tiene una carga emocional. Se considera uno de los peores delitos que existen», dice Scheidegger. «Mientras ese sea el caso, tiene sentido reservar la violación para las lesiones más graves». La coacción para mantener relaciones sexuales es de hecho una de las mayores injusticias. Pero la violación del derecho a decidir sexualmente es también una injusticia grave.
swissinfo.ch: ¿Qué peligros ve en la ampliación del delito de violación en Suiza o si se introdujera un nuevo delito de «agresión sexual»?
Klaus Heer: No es ningún «peligro» que se haga visible y tangible en el derecho penal una mayor conciencia de la agresión sexual. Más bien al contrario. Demuestra que poco a poco se han acabado los días en que los hombres podían utilizar a las mujeres para aliviar su exceso de presión sexual. Es una barbaridad que no haya un castigo claro cuando el no de una mujer se malinterpreta deliberadamente como un sí particularmente sofisticado. Y se vuelve igualmente grave para las mujeres cuando dejan que el hombre, por debilidad, crea que puede ignorar sus límites, porque necesita ‘eso’ como hombre.
Estoy casi seguro de que la ‘cultura de la violación’, o una cultura de la violación subliminal, está mucho más extendida en nuestros dormitorios matrimoniales de lo que generalmente se supone. Muchas mujeres carecen de la capacidad enérgica de decir no de manera inequívoca y de hacer cumplir el no de manera sostenible. Es la prostitución conyugal, llevada a cabo por un hombre y una mujer juntos. En otras palabras: la emancipación de la mujer a menudo se atasca al borde del lecho matrimonial. Incluso hoy día, en la supuestamente civilizada Europa Central del siglo XXI.
En su opinión, ¿qué impacto social o psicológico tendría una regulación de este tipo? ¿Podría conducir a una situación en que las personas deberían dar su consentimiento mutuo antes de tener una aventura a ciegas de una noche, en el mejor de los casos por medio de una aplicación o por medio de un selfie? En otras palabras, que la gente se vuelva algo paranoica…
Una aventura de una noche es arriesgada de cualquier manera, con o sin aplicación Tinder. No hay forma de saber con quién vas a tratar. Una declaración de consentimiento por escrito no cambiaría mucho las cosas. En caso de conflicto, la jungla legal sería aún más impenetrable de lo que es ahora, porque los detalles de la interpretación y la evidencia serían mucho más confusos.
El sexo casual es aventurado en todas circunstancias: una escapada, cuyas consecuencias habría que tener en cuenta antes de involucrarse. Especialmente como mujer. En todo caso, las medidas burocráticas parecen desactivar el deseo de andar por la cuerda floja.
Según el profesor de derecho penal Martino MonaEnlace externo, de la Universidad de Berna, el requisito de la coacción tiene raíces históricas: «En el siglo XIX una víctima de violación corría el riesgo de ser procesada por tener relaciones sexuales ilegítimas; la coacción servía entonces a la mujer como prueba de que no había dado su consentimiento». Eso ya no es relevante hoy, estamos en una situación social diferente. Por lo tanto, es irritante que el derecho penal siga basándose todavía en una comprensión obsoleta de la moralidad y la sexualidad.
Miedo a falsas acusaciones
En el debate parlamentario se esgrimen dos argumentos en contra del concepto del consentimiento: por un lado, se teme que el acusado tenga que demostrar posteriormente que hubo consentimiento, lo que equivaldría a una inversión de la carga de la prueba y, por tanto, sería contrario al Estado de derecho.
En segundo lugar: se teme que si la víctima solo tuviera que alegar no haber dado su consentimiento podría ser un incentivo para hacer falsas acusaciones. El fenómeno de las falsas acusaciones o las invenciones de violación ya se produce hoy día, aunque en Suiza no existen datos fiables.
¿Han aumentado las acusaciones falsas en países donde el sexo sin consentimiento se considera violación? Por ejemplo, en el Reino Unido, la penetración sin consentimiento se considera violación. La víctima no tiene que resistirse físicamente, lo que importa es que no haya dado su consentimiento para mantener relaciones sexuales.
Jonathan Herring, profesor de derecho de la Universidad de Oxford, afirma que en el Reino Unido no hay ningún problema con las acusaciones falsas. Según las investigaciones, estas son muy raras. Sin embargo, todavía hay pocas condenas por violación porque es difícil probar que la víctima no dio su consentimiento. «El problema es que el jurado todavía cree en los ‘mitos de la violación’. Por ejemplo, la idea de que una víctima que se emborracha o que va a un club consiente en tener relaciones sexuales es todavía bastante común», sostiene.
Scheidegger también señala que no se deben dar falsas esperanzas a las víctimas: «El problema de la prueba persiste». Es más difícil demostrar que se ha dicho «no» a una relación sexual que cuando hay rastros visibles de violencia.
Traducción del alemán: José M. Wolff
En cumplimiento de los estándares JTI
Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI
Únase a la conversación