Informar, misión delicada en tiempos de guerra
Durante la II Guerra Mundial, Suiza utilizó la onda corta para dar a conocer su política al mundo. Los manuscritos de esos boletines, disponibles ahora en línea, permiten a los historiadores analizar mejor la imagen que Suiza quiso dar de sí misma.
swissinfo.ch -que es descendiente de Radio Suiza Internacional (SRI), la heredera del Servicio de Onda Corta (SOC)- dispone de numerosos archivos. Entre ellos, los manuscritos de los boletines de noticias y las crónicas difundidas durante el último conflicto mundial.
Esta masa de documentos ha sido digitalizada e integrada en una base de datos que permite el acceso inmediato a los documentos deseados. La investigación puede hacerse por fecha o palabras clave.
Los documentos originales
Estos documentos fueron objeto de un trabajo de análisis inicial en un seminario organizado por la Sección de Historia de la Universidad de Lausana (UNIL). Una opción que no debe nada al azar: uno de sus centros de investigación se consagra a la historia audiovisual contemporánea.
En este contexto, el profesor François Vallotton y su equipo han explorado ampliamente la historia de los medios de comunicación en Suiza, en particular aquella de la Sociedad Suiza de Radio y Televisión (SRG SSR).
Sin embargo, la historiografía sobre este tema sigue en desarrollo, sobre todo en lo que respecta a las emisoras internacionales de radio que han sido poco estudiadas, en particular en Suiza. Los archivos de la SOC, por lo tanto, permiten avanzar en el conocimiento del rubro.
“La gran originalidad es que el SOC es un servicio que se dirige a un público en el extranjero”, dice Raphaëlle Ruppen Coutaz, asistente en la UNIL que estudia el tema para su tesis doctoral.
“El SOC trata los acontecimientos de una manera diferente a la de los medios locales de comunicación. Para los historiadores resulta entonces algo precioso, porque es el único medio que va a hablar al extranjero en tiempos de guerra”.
“Es evidente que el análisis de estos archivos no va a desembocar necesariamente en una revisión completa de los resultados ya conocidos en Suiza durante la Segunda Guerra Mundial”, anota François Vallotton.
“Lo interesante es que se trata de una fuente que permite presentar la imagen que Suiza quería transmitir al exterior. Es realmente nuevo, porque antes se trabajaba sobre medios de comunicación destinados más bien al público suizo”.
Otro elemento interesante: las crónicas de época del SOC son los primeros boletines informativos producidos directamente por la redacción de una radio. En ese entonces los comunicados eran redactados y leídos por la Agencia Telegráfica Suiza (ATS), un órgano controlado por la prensa.
Respuesta a las críticas
En el marco de un trabajo de seminario, estudiantes de Historia en la UNIL se centraron en una serie de problemáticas (ver galería de fotos). Sintetizados en forma de elementos multimedia, sus investigaciones muestran que el SOC tenían como misión difundir una imagen positiva de Suiza en el extranjero y explicar, o incluso justificar, la posición de su Gobierno.
Uno de los trabajos refleja, por ejemplo, la manera en que Suiza se justificó ante las críticas británicas, cuando Londres acusó a Berna de trabajar para la economía alemana.
El SOC argumentó entonces que Suiza no tomaba parte en el esfuerzo de guerra de unos u otros, y que deseaba solamente mantener un comercio “equilibrado y respetable” con las potencias para sobrevivir.
“El interés de esta crónica es su función de respuesta directa a los ataques británicos. El SOC contribuye así a defender la posición de Suiza en la escena internacional: no es un peón pasivo”, comenta el director del seminario.
La política hacia los refugiados es otra área sensible. “Desde 1939, el SOC valora el papel de Suiza en materia de asistencia humanitaria”, indica François Vallotton.
“Con el desarrollo de la guerra, este aspecto se convertirá en un tema lo suficientemente sensible para casi no ser evocado hasta 1942 y especialmente en 1943, cuando se produce una serie de críticas en el extranjero. El SOC se convertirá entonces en una herramienta para explicar la política de Suiza y el endurecimiento que ha operado”.
El SOC justifica en particular la política más restrictiva en materia de refugiados con base en las necesidades ligadas al aprovisionamiento.
Sello de la censura
En defensa del SOC hay que destacar que los periodistas de la época no tenían una real libertad. En esos tiempos de guerra había censura.
“La ventaja de trabajar con esos documentos escritos es que se pueden ver las tachaduras, las correcciones”, destaca Raphaëlle Ruppen Coutaz. “Pero no siempre se sabe a quién atribuirlas: ¿un censor pasó y reescribió algunos pasajes? En cualquier caso, algunas crónicas tienen el sello de la censura, lo que demuestra que los textos eran releídos”.
En tiempos de la guerra, el SOC transmitía sus noticias en francés, alemán, inglés, italiano, portugués y español. ¿Había entonces diferencias en el tratamiento de la información de acuerdo con la filiación lingüística?
“Es difícil de analizar”, responde Raphaëlle Ruppen Coutaz. “Se trataba a veces de traducciones y a veces no. No es fácil encontrar la traza del autor de la crónica, para determinar su función. Hemos observado algunas diferencias. Por ejemplo, la versión en alemán insiste en que el ataque a Pearl Harbor no fue una sorpresa, lo que no se encuentra en la versión francesa. Pero hay que entrar realmente en detalles para notar esas diferencias”.
Influencia del Informe Bergier
En un contexto semejante, la política suiza descrita por el SOC aparece bajo un ángulo favorable. Pero los historiadores de hoy no son ingenuos y han desarrollado un profundo sentido crítico con respecto a tales documentos, en particular a raíz de las aclaraciones de la investigación de la Comisión Bergier.
“Estamos influenciados evidentemente por la historiografía”, declara François Vallotton. “No se escribe la historia de la misma manera después del Informe Bergier, que ayudó a renovar nuestra mirada sobre la Segunda Guerra Mundial. Nuestro cuestionamiento es diferente”.
“Los estudiantes fueron libres de desarrollar su propia temática. Escogieron aspectos sensibles, impulsadas por los resultados de la Comisión Bergier, como las relaciones económicas o el asunto de los refugiados. Creemos que estas cuestiones suscitaron un interés que se extendió al trabajo del seminario”.
Emisiones especiales para los suizos en el extranjero son difundidas por onda corta desde 1935 a través de la antena de la Sociedad de Naciones en Prangins (Vaud).
En 1939, el Servicio de Onda Corta (SOC) tiene su propia antena transmisora en Schwarzenburg (Berna).
En 1978, el SOC cambia de nombre y se denomina Radio Suiza Internacional (SRI).
Los programas de radio destinados al extranjero tienen su época de oro durante la Guerra Fría. Con programas en ocho idiomas, SRI llega a una audiencia estimada en entre 5 y 10 millones de auditores en todo el mundo.
El declive de la onda corta se inicia a finales de 1980. Los cambios políticos (fin de la Guerra Fría) y las transformaciones tecnológicas (aparición de Internet) cuestionan la difusión de programas por onda corta.
SRI difunde sus últimos programas de radio en 2004. Desde entonces, la misión de información para el extranjero y los suizos en el extranjero es retomada por el sitio web swissinfo.ch.
A diferencia de Suiza, muchos países han mantenido sus emisoras de radio internacionales, tales como Estados Unidos, Francia, China, el Reino Unido y el Vaticano.
Al final de la Segunda Guerra Mundial y en respuesta a las críticas de los aliados, Suiza puso de relieve la imagen de un país con una conducta ejemplar durante el conflicto. Se podía leer en los manuales escolares de Historia que el país había permanecido libre, sobre todo merced a la voluntad de resistencia de su ejército y que había acogido a muchos refugiados.
Esa imagen fue empañada en la década de 1990, tras el caso de los bienes judíos no reclamados. Los descendientes de víctimas y sobrevivientes del Holocausto tenían dificultades para recuperar el dinero colocado en Suiza durante la guerra. Este caso adquirió una importancia considerable – EE.UU. amenazó con prohibir a determinados bancos suizos operar en su territorio – y terminó en 1998, con el pago por parte de los bancos de una compensación de 1.250 millones francos (1.800 francos de la época) a organizaciones judías.
A raíz de ese caso, el Gobierno suizo encargó en 1966 a una comisión independiente de expertos esclarecer la política de Suiza durante la Segunda Guerra Mundial. Esa comisión fue presidida por el historiador en Economía, Jean-François Bergier.
La Comisión Bergier entregó su informe final en 2002. El documento muestra, en particular, que Suiza mantuvo estrechas relaciones económicas con los países del Eje y que tuvo una política a veces muy restrictiva con respecto a los refugiados civiles del conflicto.
Traducción, Marcela Águila Rubín
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