La abstención, vencedora de las elecciones en Suiza
En Suiza, únicamente 4 de 10 ciudadanos participan en las elecciones legislativas federales, una tasa de participación claramente inferior a la de los otros países europeos.
Este abstencionismo difiere con la tradicional imagen de democracia modelo en la que la ciudadanía interviene asidua y activamente en las decisiones políticas.
En casi todos los países europeos las elecciones legislativas o presidenciales atraen a las urnas a entre 50 y 90% de los electores. En Francia, por ejemplo, más del 85% de los ciudadanos participaron en la cita para elegir al nuevo presidente en mayo pasado.
Para hablar de porcentajes similares en Suiza hay que remontarse al año 1919. Después de entonces la tasa de participación no ha dejado de disminuir. En el curso de los últimos veinte años ha oscilado entre el 42 y el 48%.
¿Acaso la población suiza está saturada de la política? ¿Y esto en un país considerado como un modelo de democracia por el asiduo ejercicio de sus derechos populares (la iniciativa y el referéndum)?
En Suiza el pueblo se expresa al menos entre tres y cuatro veces al año sobre temas muy variados en el ámbito de las votaciones a escala federal, aunque también se evalúan asuntos de índole cantonal y comunal.
Fatiga electoral
«El hecho de llamar a las urnas prácticamente cada tres o cuatro meses contribuye a cansar un poco al electorado. Si la población debiera emitir su voto cada cuatro años, como en los otros países, lo haría probablemente con mayor disposición», explica el politólogo Werner Seitz.
«Además, en Suiza las elecciones no tienen el mismo valor que las caracteriza en otras democracias parlamentarias, donde los escrutinios pueden llevar a la designación de un nuevo gobierno», agrega el director de la sección Política, Cultura y Medios de la Oficina Federal de Estadísticas.
El sistema político suizo, recuerda el politólogo, se basa en la concordancia. Desde hace prácticamente medio siglo, los cuatro principales partidos se reparten los escaños del Ejecutivo según una fórmula establecida.
«Ese sistema de concordancia gubernamental constituye una institución muy estable, pero igualmente pesada. A los electores suizos les falta el elemento plebiscitario que se encuentra en muchos otros países», subraya Werner Seitz.
«Cuando se trata de decisiones importantes, como lo fueron las votaciones federales sobre la adhesión al Espacio Económico Europeo o las que abordaron la abolición del ejército, los ciudadanos tuvieron una participación de más del 70%. Esto demuestra que la democracia funciona bien en Suiza, aunque depende del caso», indica Seitz.
Diferencias sociales
De acuerdo a los estudios de la Oficina Federal de Estadísticas, los jóvenes desertan con más frecuencia de su compromiso ante las urnas que los miembros de generaciones que les preceden. Por lo demás, las personas con un nivel de formación más bajo votan menos que aquellos con una calificación profesional más elevada.
«Estas disparidades dejan entrever una democracia dominada por las clases sociales medio-superiores y abren interrogantes sobre la calidad de nuestro sistema político», comenta el politólogo.
En su opinión, las instituciones y las fuerzas políticas deberían redoblar esfuerzos para implicar más al conjunto de la población. «Los partidos están llamados a presentar de forma más clara sus posiciones y los objetivos de su política. Pienso que en este ámbito aún queda un déficit por cubrir.»
El empleo previsto de nuevos instrumentos electrónicos, como el internet, podría favorecer la participación electoral. Sin embargo, los expertos no esperan un incremento notable al respecto. Y serán de nuevo probablemente las clases medio-superiores las que utilicen estas herramientas de la nueva tecnología.
Falta de interés
¿Pero de qué modo se expresará la mayoría silenciosa si debe participar más regularmente en las elecciones y en las votaciones?
«Por mucho tiempo se ha pensado que la izquierda sería la que atraería una mayor participación política, creyendo que las clases con un salario y una formación más bajas se inclinarían por ella», observa George Lutz, docente de Ciencias Políticas de la Universidad de Berna.
«Después se observó que las cosas no cambiaron casi nada o nada en absoluto. Desde hace años la gente de las clases menos favorecidas apoyan, por ejemplo, a la Unión Democrática de Centro (derecha dura).»
De acuerdo al profesor, quien ha consagrado su doctorado al tema, las variaciones serían de cualquier forma mínimas.
«Los que votan pueden ser considerados como representativos del resto de la población. Y aquellos que no votan se distinguen sobre todo por su falta de interés en la política. En general, no tienen realmente preferencias: los partidos les parecen casi todos iguales», concluye Georg Lutz.
A inicios de 1900, cerca del 80% de los electores (únicamente hombres mayores de 20 años) participaban en las elecciones para renovar a los miembros de las Cámaras de la Asamblea Federal (parlamento).
La participación electoral comenzó a disminuir gradualmente desde la Segunda Guerra Mundial. En los últimos 20 años la tasa correspondiente se ha estabilizado para situarse entre el 42 y el 48% de la población con derecho al voto.
Resulta mucho más irregular el porcentaje de participación en las votaciones federales. En los últimos 20 años, la tasa de participación ha variado de entre el 27 al 78%, dependiendo del interés que despierten los temas expuestos al voto popular.
El derecho de voto y de elección para las mujeres (1971), para los suizos en el extranjero (1977) y para los mayores de 18 años (1991) no ha repercutido en un incremento de la participación de los ciudadanos en las citas a las urnas.
El abstencionismo es generalmente mayor entre los jóvenes, las mujeres y las personas de ingresos bajos o con un nivel inferior de estudios.
En lo que se refiere a la Quinta Suiza, cerca de 110.000 connacionales que viven fuera de las fronteras helvéticas se han inscrito en los registros electorales, es decir, casi un cuarto de los ciudadanos que se encuentran en el exterior.
Suiza: 48% en las elecciones federales de 2007.
Francia: 59% en las elecciones legislativas y 84% en las presidenciales de 2007.
Italia: 78% en los comicios legislativos de 2008
Austria: 78% en las elecciones legislativas de 2008.
Alemania: 70% en los comicios legislativos de 2009.
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