La Cruz Roja, un «ideal de humanidad»
Los responsables de las torturas practicadas en la prisión estadounidense de Guantánamo deberían responder de sus actos ante la justicia. Así lo estima Micheline Calmy-Rey, ministra suiza de Asuntos Exteriores, en entrevista con swissinfo.ch en vísperas del 150 Aniversario del Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
El próximo 24 de junio se cumplirán 150 años de que Henry Dunant asistía horrorizado a la batalla de Solferino. La amplitud de la masacre incitó al ginebrino a actuar y a establecer las bases del que se convertiría más tarde en el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
Interrogada en la perspectiva de esta celebración, la ministra suiza de Exteriores pasa revista a los grandes desafíos que rodean la defensa del derecho internacional humanitario.
Confirma que la Confederación está dispuesta a acoger «a uno o dos» de los antiguos detenidos del campo construido por Estados Unidos en la isla de Cuba.
swissinfo.ch: ¿Qué representa para usted el Movimiento de la Cruz Roja?
Micheline Calmy-Rey: El Movimiento de la Cruz Roja representa para mí un ideal de humanidad. Es sinónimo de compromiso a favor de las víctimas y las poblaciones civiles. Henry Dunant simboliza este ideal. De hecho, el Movimiento de la Cruz Roja representa ante todo la solidaridad hacia todas aquellas y todos aquellos que necesitan su protección y su asistencia.
swissinfo.ch: ¿Cómo define los lazos entre Suiza y el CICR?
M.C-R.: El CICR es una organización neutra e independiente. Siendo así, Suiza, por su larga tradición humanitaria, comparte los mismos principios ideológicos que el CICR del que es uno de los principales contribuyentes. Suiza asume desde hace 60 años el papel de Estado depositario de los Convenios de Ginebra. Desempeña así un papel de «notario», pero también de «guardián moral» de esos textos.
swissinfo.ch: ¿Usted se describe como una embajadora de los Convenios de Ginebra?
M.C-R.: Suiza tiene las mismas obligaciones que todos los Estados parte: tiene que hacer respetar el derecho internacional humanitario. Pero nos sentimos un poco más implicados moralmente porque, una vez más, las reglas de los Convenios de Ginebra son principios centrales de la política exterior de Suiza.
swissinfo.ch: ¿Considera que el derecho humanitario es puesto en tela de juicio luego de los abusos comprobados en la guerra contra el terrorismo o contra las víctimas civiles de los más recientes conflictos?
M.C-R.: Las violaciones del derecho internacional humanitario, como las observadas por todas las partes del conflicto en Sri Lanka, no cuestionan la pertinencia de las reglas de los Convenios de Ginebra. Efectivamente, hay problemas de interpretación y de aplicación de esas reglas. Se requiere una discusión sobre el tema que apenas comienza.
swissinfo.ch: Suiza contribuyó a la creación del Cristal-Rojo, el emblema subsidiario de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Si se considera la situación en la Franja de Gaza, eso no permitió reales avances en el terreno.
M.C-R.: Esta adopción permitió al Movimiento tender hacia la universalidad permitiendo a los socorros israelíes y palestinos adherir al Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Esto también mejoró las posibilidades de cooperación entre el Magen David Adom israelí y la Media Luna Roja palestina. Ambulancias palestinas pudieron así dirigirse a Jerusalén Este, lo que es un progreso importante.
swissinfo.ch: Como ministra de Asuntos Exteriores, usted debe promover el derecho humanitario, pero también defender los intereses económicos del país. ¿Cómo concilia estas dos tareas a veces contradictorias?
M.C-R.: No hay contradicción de principio entre esas dos tareas. Sabemos hoy que si hay violación del derecho internacional humanitario, irrespeto de los derechos humanos, esto entraña riesgos de inestabilidad, riesgos de conflicto, que son un veneno para la economía.
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Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR)
swissinfo.ch: ¿Las empresas suizas comprenden verdaderamente ese mensaje?
M.C-R.: No sólo lo comprenden sino que le interesa. Las empresas se dan cuenta que si quieren marcos jurídicos y una política estables, deben también preocuparse por los derechos humanos.
swissinfo.ch: Barack Obama anunció el cierre de Guantánamo y condenó la práctica de la tortura. Empero, luego dio señales contradictorias al renunciar a la exigencia de presentar ante la justicia a los responsables de estas prácticas. ¿Cómo considera la acción del presidente estadounidense al respecto?
M.C-R.: Suiza criticó continuamente la creación de ese campo. Entonces, aplaudió la decisión de cerrarlo. Vimos en ello una señal fuerte que mostraba la voluntad de los Estados Unidos de respetar el derecho internacional. La cuestión de llevar ante la justicia a los presuntos responsables de torturas no está resuelta del otro lado del Atlántico. Pero de manera general, este tipo de violación del derecho internacional debería ser objeto de investigaciones profundas y los responsables deberían responder de sus actos ante la justicia.
swissinfo.ch: ¿No tiene la impresión de un retorno de Barack Obama a la ‘Realpolitik’?
M.C-R.: ¡Suiza jamás pretendió que los Estados Unidos llevarían una política exterior idealista! En eso, los Estados Unidos son como todos los demás países, Suiza incluida: defienden sus propios intereses.
Tratándose de Guantánamo, deseamos participar en el esfuerzo acogiendo a uno o dos de los antiguos detenidos. El tema está siendo estudiado por un grupo interdepartamental que examina los expedientes de las personas concernidas.
swissinfo.ch: ¿No es chocante que otros países tengan que acoger a detenidos de Guantánamo cuando no fueron responsables de la creación de esa prisión?
M.C-R.: Guantánamo es una triste realidad. Es lógico que la comunidad internacional se movilice para que ese género de lugar desaparezca.
Récord. Los gastos del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) alcanzaron un nuevo récord el año pasado. Más de mil millones de francos suizos fueron necesarios para hacer frente a una situación humanitaria que se deteriora en numerosos países.
País. Sudán es el país que más ayuda solicitó del CICR el año pasado (109 millones), delante de Somalia (102), Irak (95), Afganistán (70), Israel y los territorios palestinos (62 millones).
Proyectos. Más de 121.000 toneladas de víveres, es decir, más del doble que en 2007, fueron distribuidas entre 2,79 millones de personas. Los proyectos de suministro de agua, saneamiento y construcción beneficiaron a más de 15 millones de personas, mientras que las instalaciones sanitarias sostenidas por la institución dispensaron cuidados a 3,5 millones de pacientes. El CICR visitó por otro lado a un medio millón de detenidos en 83 países.
Empleados. La organización emplea a 11.000 personas en el mundo, entre los que se encuentran 1323 expatriados, así como 816 personas en Ginebra.
Lazos estrechos. Aunque el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) es una organización privada e independiente, mantiene lazos estrechos con la Confederación. La institución, con sede en Ginebra, es el principal socio de Suiza en el campo de la ayuda humanitaria internacional.
Contribución. Suiza es el tercer país contribuyente del CICR después de los Estados Unidos y Gran Bretaña. En 2008, Berna destinó 101,05 millones de francos, incluidos 70 millones para la sede y 31,05 millones para los programas de ayuda. Para 2009, la Confederación destinó una suma total de 105 millones de francos.
Estado depositario. El Consejo Federal (Gobierno de Suiza) es además el depositario de los Convenios de Ginebra, los tratados fundamentales del derecho internacional humanitario, de los que el CICR es el guardián.
Presidente. Los miembros de la Asamblea del CICR (el órgano supremo de la organización, formada por entre 15 y 25 personas) son todos de nacionalidad suiza. Son escogidos por cooptación. En cambio, el reclutamiento de los colaboradores se efectúa sobre una base internacional. El CICR es presidido por Jakob Kellenberger, de 64 años, antiguo secretario de Estado en el Ministerio suizo de Exteriores.
(Traducción, Marcela Águila Rubín)
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