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«La exhumación de Franco es un acto de madurez»

Imagen del Valle de los Caídos
Una imagen de la cruz y la entrada a la basílica del Valle de los Caídos, tomada el 13 de noviembre del año 2005 en San Lorenzo de El Escorial, al noroeste de Madrid. AFP

El Congreso de los Diputados de España ha dado luz verde a la exhumación del dictador Francisco Franco. Sus restos yacen en el Valle de los Caídos al norte de Madrid, un lugar controvertido que se construyó mediante el trabajo forzoso de represaliados republicanos tras la victoria del bando nacional en la contienda civil. El historiador Sébastien Farré, de la Universidad de Ginebra, valora positivamente la iniciativa del Gobierno.

En entrevista con swissinfo, el especialista de la Guerra Civil española (1936-1939) y de la dictadura franquista (1939-1975) sostiene que lo más conveniente sería convertir el mausoleo en un lugar de recuerdo, pero con información histórica adecuada y contextualizada. Cree que se han dado pasos importantes en materia de memoria histórica, aunque queda aún mucho por hacer. Finalmente, considera imprescindible que se desarrolle un debate constructivo en la sociedad para lograr una visión consensuada sobre el pasado y un discurso colectivo reconciliador.

Sébastien Farré
Sébastien Farré, es director ejecutivo de la Maison de l’histoire en la Universidad de Ginebra y autor de varios libros y numerosos artículos sobre las relaciones entre España y Suiza durante la Guerra Civil (1936-1939) y la dictadura franquista (1939-1975). Cortesía

swissinfo.ch: El Congreso aprobó recientemente el decreto ley que ordena la exhumación de los restos de Franco. ¿Qué transcendencia tiene este paso?

Sébastien Farré: Es sin duda un momento histórico para la democracia española. Es un decreto ley con un contenido político muy significativo, puesto que Franco encarnó la dictadura. Por eso, el hecho de que se cambie la ubicación de su cuerpo tiene una fuerte carga simbólica.

swissinfo.ch: Ciudadanos y Partido Popular (PP) optaron por abstenerse. ¿Cómo se explica usted este voto?

S. F.: Existen varias razones. En primer lugar, Partido Popular (PP) y Ciudadanos defienden una postura nacionalista. Para ellos hablar de la herencia del franquismo supone dañar la imagen de España. Prefieren callar el pasado. En segundo lugar, dentro del PP hay una minoría nostálgica aún muy presente que añora el régimen y que se distingue por una actitud condescendiente con el período franquista. Y en tercer lugar, tanto PP como Ciudadanos consideran que este pasado doloroso supone un peligro que puede dividir a la sociedad y ser utilizado por los partidos de izquierda como arma contra la derecha.

swissinfo.ch: El Valle de los Caídos se construyó entre 1941 y 1959. ¿Qué simboliza exactamente este monumento?

S. F.: Es una pregunta importante, pero a la que no se puede contestar en dos palabras. La dedicación del monumento fue cambiando con el paso del tiempo. Al principio, su finalidad consistía en rendir homenaje al martirio de los caídos en el bando nacional. Por eso, se encuentra allí el féretro de José Antonio Primo de Rivera [fundador de la Falange, n.d.l.r.]. Pero más tarde, cuando España se estaba abriendo al mundo, convenía dar una imagen menos dictatorial. Se volvió a cambiar su dedicación para ubicar en él a todas las víctimas de la guerra civil, con la intención de justificar un relato que asocie el franquismo con una sociedad pacificada después de los horrores de la guerra civil. De hecho, se trasladaron al Valle de los Caídos 33 000 cuerpos de republicanos sacados de las cunetas y los cementerios del país. Sin embargo, este intento de consagrar el mausoleo a la memoria de todas las víctimas era ilusorio porque seguía siendo un símbolo de las grandezas de la España franquista y de un monumento edificado para gloria de los vencedores. Por tanto, nunca se logró realmente cambiar esa orientación inicial. Más tarde, durante la Transición, cuando se enterró allí a Franco, el Valle de los Caídos era ya sobre todo un lugar de homenaje al dictador.

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Tumba de Francisco Franco con flores frescas

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swissinfo.ch: Asociaciones en defensa de la memoria histórica califican de intolerable el hecho de que el verdugo esté enterrado junto a sus víctimas. ¿Comparte usted esta valoración?

S. F.: El problema actual del mausoleo es que no existe ninguna referencia ni explicación para el público visitante que aclare que allí también están enterradas las víctimas del régimen que con su trabajo forzoso ayudaron a construirlo. No existe ninguna explicación, ninguna placa, ningún folleto o referencia a este hecho. Lo más chocante es el silencio y la ausencia de referencias a estas víctimas. Esto es algo absolutamente incomprensible e indignante, puesto que el mausoleo pertenece al patrimonio nacional y depende de la Presidencia del Gobierno.

swissinfo.ch: ¿Qué naturaleza tenían los crímenes cometidos durante la guerra y la dictadura?

S. F.: Es difícil reducir los distintos tipos de violencia a un concepto general. Al principio de la guerra se cometieron actos de extrema violencia, por ejemplo cuando las tropas nacionales avanzaban rápidamente en el sur de la península, matando de forma casi sistemática a los republicanos. En el bando opuesto también hubo violencia. Bandas de milicias revolucionarias fusilaban sin juicio a opositores de la República en Barcelona o Madrid. Más adelante, sin embargo, se transformó el conflicto en una confrontación ya más clásica entre dos ejércitos bien organizados. Después de la guerra, en la época de la represión, el régimen franquista empleó la violencia para represaliar a centenares de miles de personas. Muchos fueron trasladados a campos de concentración o cárceles y obligados a realizar trabajos forzosos. Otros muchos considerados peligrosos para el régimen fueron directamente fusilados. Esta fase de la represión duró hasta el año 1944 aproximadamente.

swissinfo.ch: Jorge Fernández Díaz, diputado del PP en el Congreso y exministro, criticó la decisión del Gobierno porque, en su opinión, suponía “una enmienda a la totalidad de la Transición”. ¿Cree que la exhumación pone en entredicho la Transición?

S. F.: No, en absoluto. En primer lugar, porque la Transición ya ha terminado. La exhumación del cadáver de Franco es más bien un acto de madurez de una sociedad que espero que va a ser capaz de afrontar de forma crítica y colectiva su pasado. Con este paso se podrá quizás llegar a superar la división y la confrontación entre una parte de la clase política que se resiste a un debate sobre el franquismo y la otra que lo considera fundamental. Por tanto, puede ser el comienzo de una nueva etapa hacia una relación menos problemática con la historia.

swissinfo.ch: Durante mucho tiempo hubo un consenso bastante amplio sobre el carácter modélico de la Transición. ¿Sigue prevaleciendo esta valoración?

S. F.: Algunas formaciones políticas de la izquierda como Podemos son bastante críticas. Critican, por ejemplo, la falta de un reconocimiento oficial a las víctimas o que algunos sectores sociales no se desvinculen de la dictadura. Ven en la Transición una de las causas de la disfuncionalidad de la democracia actual. En este sentido se ha abierto, efectivamente, un debate interesante sobre el legado de la Transición, que durante mucho tiempo estaba totalmente cerrado. La democracia española ha creado en torno a la Transición un mito positivo, que posiblemente en los años ochenta y noventa era necesario. Pero este período ya ha concluido. La sociedad política española ha entrado en crisis y está revisando su conexión con ese momento fundacional. Por otra parte, también es verdad que a veces esas voces críticas se olvidan de los momentos difíciles y tensos que se vivieron en esa época, cuando la democracia era aún bastante frágil.

swissinfo.ch: Desde la muerte del dictador en 1975 muchos españoles han visitado su tumba. Este verano se han incrementado las visitas después de que se conociera la intención del Gobierno de exhumar sus restos. ¿Cómo se explica esta afluencia masiva?

S. F.: Cada año se registran unas 200 000 visitas. Yo he visitado el Valle de los Caídos varias veces, la última vez este verano. Por un lado, hay los nostálgicos del régimen que acuden al mausoleo para rendir homenaje a Franco y Primo de Rivera. Pero también hay muchos que visitan el lugar por curiosidad o por morbo. Después de todo, es un espacio con dimensiones impresionantes y existen pocos monumentos con estas características en Europa occidental. Luego hay los afines al republicanismo que van para cerciorarse de la muerte del dictador. Creo que el público es realmente muy variopinto.

swissinfo.ch: El Gobierno de Pedro Sánchez no tiene muy claro qué hacer con el Valle de los Caídos. ¿Qué cree que se debería hacer?

S. F.: Entre los historiadores hay muchas discrepancias respecto a esta cuestión. Los hay que son favorables a derribarlo, otros que quieren transformarlo en un parque temático, a semejanza de lo que ocurre en algunos países del Este, donde se exhiben las estatuas de Lenin y Bakunin en parques públicos. No creo que se debiera cerrar o derribar el mausoleo. Por razones prácticas y financieras no va a ser fácil organizar allí un museo, porque no es un lugar adecuado, además sería muy costoso. La catedral tiene mucha humedad y el lugar está bastante lejos de Madrid. Creo que sería más conveniente levantar un museo de la memoria histórica o de la Guerra Civil en Madrid, porque en la actualidad no existe ningún museo dedicado a este tema en la capital. En mi opinión, se debería conservar el Valle de los Caídos como recuerdo de lo que fue el proyecto ideológico del franquismo. Debería permanecer abierto al público, pero con la condición de que se explicara de forma didáctica el contexto histórico y se revisara su uso para cultos religiosos, pues también es una basílica que se utiliza para misas y bodas.

swissinfo.ch: Durante la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero se aprobó la Ley de Memoria Histórica. Desde entonces se han cambiado nombres de calles y plazas y se han retirado estatuas ecuestres dedicadas a militares franquistas. ¿Cuáles han sido los efectos de esta ley?

S. F.: La retirada de muchas estatuas se ha producido de manera bastante discreta, como ocurrió, por ejemplo, en Nuevos Ministerios, donde se quitaron de noche. Luego se han ido retirando poco a poco las placas y los escudos franquistas de los edificios públicos, especialmente del Ejército. Se ha llevado a cabo realmente una labor importante, pero aún queda mucho por hacer.

swissinfo.ch: En España existe una fundación con el nombre del dictador. La familia es propietaria de extensos bienes patrimoniales y de un importante título nobiliario, el denominado Ducado de Franco. ¿Cree que es necesario revisar estos títulos, privilegios y patrimonios?

S. F.: Sí, sin duda alguna. Es incomprensible que los Franco sigan conservando un patrimonio tan importante. Hasta hace poco esta cuestión era un tabú. Durante muchos años la Fundación nacional Francisco Franco recibía incluso una subvención estatal del ministerio de Cultura, y eso a pesar de que prohibía a investigadores no afines a una lectura franquista de la historia acceder a los archivos y a la documentación de la fundación. Esto es realmente problemático. La familia Franco se aprovechó de la situación peculiar de la Transición para conservar sus privilegios. Ya es hora de hacer un balance crítico. Por eso, espero que vayan prosperando estas iniciativas políticas que exigen la revisión del patrimonio familiar.

swissinfo.ch: ¿Qué nos puede decir acerca del caso del policía franquista conocido como ‘Billy el Niño’ que torturó a presos políticos y que posteriormente fue condecorado en época ya democrática?

S. F.: Es una situación absolutamente incomprensible y escandalosa. Una cosa es que no se le haga el proceso, pero otra bien distinta que no haya un rechazo general de los partidos políticos hacia su figura. Aquí es donde se nota la resistencia por parte de un sector de la derecha española, opuesta a cualquier debate crítico sobre el pasado.

swissinfo.ch: Hoy, 43 años después de la muerte del dictador, se sigue hablando de las dos Españas en referencia a los dos bandos. ¿Cree que sigue habiendo esa división en la sociedad?

S. F.: El mito político de las dos Españas se emplea para trasladar esquemas políticos del siglo XIX al presente y distinguir entre buenos y malos. La idea de las dos Españas enfrentadas, republicanos contra franquistas, izquierda contra derecha, no refleja la realidad de este país. Recientemente, se usa bastante en Cataluña, donde hay una tendencia a reducir el conflicto a un enfrentamiento entre republicanos catalanistas y unionistas monárquicos. Pero la situación social y política es mucho más compleja.

swissinfo.ch: Probablemente, la exhumación de Franco se llevará a cabo a finales de año. ¿Qué impacto va a causar este acontecimiento en la imagen exterior del país?

S. F.: Probablemente, tendrá una fuerte repercusión mediática internacional, aunque dependerá de cómo se va a gestionar por parte del Gobierno socialista, es decir, si decide ejecutar la operación de forma controlada y discreta durante la noche sin que la prensa se entere, o si, por el contrario, prefiere que sea un acto público retransmitido en directo por los medios audiovisuales y con posibles manifestaciones a favor y en contra.

swissinfo.ch: ¿Cree que el Estado español debería pronunciarse sobre la dictadura franquista, reconocer los delitos y pedir perdón a las víctimas?

S. F.: Sí, desde luego. En 2007, el Congreso aprobó la Ley de Memoria Histórica. Sin embargo, lo que se echa en falta es, precisamente, la dimensión simbólica. Lo que más dolor causa en las víctimas es que no se les escuche y que se les acuse de querer dividir al país. Es fundamental que España encuentre cauces para desarrollar una visión consensuada sobre su pasado y un discurso colectivo reconciliador. Posiblemente, la reubicación de la tumba de Franco pueda ser un primer paso en esa dirección, pero aún es pronto para saberlo.

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