¿Menos armas para una Suiza más segura?
Suiza es uno de los países cuya población es la más armada del mundo. Pero algunos incidentes trágicos cuestionan cada vez más la existencia de semejante arsenal. El pueblo se pronunciará el próximo 13 de febrero sobre una iniciativa que exige restringir las armas.
Las armas no son un producto raro en Suiza. No existen cifras exactas sobre la cantidad, pero se calcula que hay entre 1,2 y 2 millones de armas en los hogares helvéticos.
Opinión estremecida
Como en el extranjero, las armas están sobre todo en manos de cazadores, coleccionistas o tiradores deportivos. Pero una particularidad suiza multiplica el número de armas en circulación: los soldados guardan sus armas de ordenanza en casa durante los periodos de servicio militar activo, y tras concluir sus obligaciones militares tienen la posibilidad de conservarla bajo ciertas condiciones.
Con tal sistema a lo largo de generaciones no es difícil imaginar la cantidad de mosquetones, pistolas e incluso fusiles de asalto que hay en el país.
Sin embargo, es un error imaginar alguna semejanza con Chicago de los años 30, porque Suiza está muy lejos de tal cosa. Pero esta profusión de armas causa algunos problemas. En primer lugar porque son usadas con relativa frecuencia en los casos de suicidios o dramas familiares. Un estudio del penalista Martin Killias considera que armas militares están involucradas en unas 300 muertes por año.
Por otra parte, varias tragedias muy mediatizadas estremecieron a la opinión pública en los últimos años: en 2001 un tirador entró en el Parlamento del cantón Zug y abrió fuego dando muerte a 14 personas; en 2006, la ex campeona de esquí Corinne Rey-Bellet y su hermano fueron abatidos a tiros por el marido de la deportista; en 2009, un soldado mató con su fusil de asalto a una adolescente que esperaba el autobús en Zúrich.
Coalición amplia
Estos lamentables sucesos han hecho que las organizaciones promuevan la iniciativa popular ‘Para protegerse de la violencia de las armas’. El comité de la iniciativa agrupa una vasta coalición de aproximadamente 70 organizaciones, entre las cuales están especialmente las de Iglesias, organizaciones de paz, defensoras de los derechos humanos (Amnistía Internacional), ligas femeninas, sindicatos y asociaciones de lucha contra el suicidio.
En el plano político, los autores del texto han conseguido el respaldo de los partidos de izquierda. En cambio, el gobierno y la mayoría de la derecha en el Parlamento se oponen a la iniciativa, porque consideran que la legislación actual ya da una protección suficiente contra el empleo abusivo de las armas.
Un registro nacional
La primera medida preconizada es el establecimiento de un registro central de armas a escala nacional. Las armas no están registradas en la actualidad, y si lo están… es únicamente a escala cantonal, de manera que no favorece un control eficaz.
“En un país donde cada vaca, cada perro, cada papagayo tiene un número de registro, es incomprensible que no se haga lo mismo con artefactos capaces de matar”, recalca Jean Pierre Monti, presidente del Comité del personal de la Policía Judicial Federal y miembro del comité de la iniciativa. “Sería un medio moderno de lucha contra la criminalidad”.
Pero gobierno y Parlamento ya han rechazado la idea de un registro nacional debido sobre todo a su coste. A ello se añade el temor de que tal registro no sea empleado sólo para el control, sino con otros fines.
“Me imagino que la existencia de ese registro podría hacer que los opositores a las armas se sientan más tentados a usarlo para recuperar las armas que desean prohibir, tal como ya ha ocurrido en Inglaterra”, declara Yvan Perrin, diputado de la Unión Democrática de Centro (UDC, derecha conservadora) y miembro del Comité de interés del tiro suizo que se opone a la iniciativa.
El fusil en el arsenal
En lo que se refiere más específicamente a las armas militares, la iniciativa exige que no sean guardadas en casa, sino en locales asegurados por el ejército. Además, ningún arma sería entregada a los soldados que dejan el ejército, con excepción de los tiradores deportivos titulares de una licencia.
Esta medida disminuiría el número de suicidios. “Se da armas de fuego a la población de más riesgo, porque los hombres jóvenes (19-34 años) representan el grupo donde el suicidio es la mayor causa de mortalidad y donde el arma militar representa el método casi exclusivo”, explica Florian Irminger, miembro de la Asociación Stop Suicide y del Comité de la iniciativa.
“Para los médicos, la prevención del suicidio está en primer lugar, especialmente de los suicidios llamados impulsivos”, añade Jacques de Haller, presidente de la Federación de Médicos Suizos y miembro del Comité de la iniciativa. “Si no tuvieran un arma en la mano y reflexionaran dos minutos más, sabemos que una tercera parte de ellos no cometería suicidio. Podríamos salvar 100 vidas por año”.
El gobierno y la mayoría de la derecha en el Parlamento consideran a su vez que las medidas tomadas recientemente son suficientes: los soldados ya no tienen munición de guerra en casa y quienes presentan un riesgo psicológico, incluso mínimo, se van sin armas. Por otra parte, los soldados que no desean conservar un arma en su domicilio pueden entregarla al arsenal.
“Nos oponemos con firmeza al desarme de los soldados”, añade Yvan Perrin. “Es evidente que la práctica del tiro obligatorio y el tiro en campaña quedarían bastante comprometidos. Es además una falta de confianza del Estado en los ciudadanos”.
Cláusula de necesidad
Los autores de la iniciativa insisten en que no quieren prohibir totalmente las armas en Suiza. “El objetivo es simplemente retirar de la circulación las armas de fuego fácilmente accesibles”, explicaron a la prensa al lanzar su campaña política.
Las armas no dejarían de estar disponibles para las personas que les dan uso profesional, es decir para los comerciantes de ellas, cazadores, coleccionistas y tiradores deportivos. Pero estos usos deberán en el futuro “justificar la necesidad y disponer de las capacidades necesarias”, especifica el texto.
Sin embargo, estas aseveraciones no tranquilizan de modo alguno a los adversarios de la iniciativa. “Yo nunca me fío de las declaraciones previas a la aceptación de una iniciativa”, declara Yvan Perrin. En la iniciativa hay una cláusula de necesidad. Ahora bien, si se da un cumplimiento algo puntilloso de esta iniciativa, casi ninguna persona podrá poseer un arma, porque la cláusula de necesidad no habrá sido probada”.
Fue presentada a la Cancillería Federal el 22 de febrero de 2009, tras recoger 106.037 firmas válidas.
Surge de una coalición que agrupa a unas 70 organizaciones: de defensa de los derechos humanos,
sindicatos, prevención del suicidio, iglesias, asociaciones de lucha contra la violencia a las mujeres, movimientos pacifistas, etc.
Exigencias principales : establecimiento de un registro nacional de armas, justificación de necesidad y competencias para la posesión de un arma, almacenamiento de las armas militares en sitios seguros, prohibir la posesión de armas particularmente peligrosas (armas automáticas, fusil de percusión) a título personal.
En el plano político la iniciativa ha recibido el apoyo de la izquierda. El gobierno y la mayoría de la derecha en el Parlamento recomiendan, en cambio, que el pueblo la rechace.
(Traducción: Juan Espinoza)
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