Ponen fin a la operación de rescate de mineros ilegales en el noreste de Sudáfrica

Johannesburgo, 16 ene (EFE).- El rescate de mineros ilegales en el noreste de Sudáfrica, en la localidad de Stilfontein, acabó este jueves después de tres días de operaciones en los que fueron subidos a la superficie 78 cadáveres y de meses de presión policial.

Según reportaron medios locales, los rescatistas dieron por acabada la operación después de hacer descender una última vez este jueves la jaula con la que una empresa especializada y voluntarios han estado llevando a cabo los rescates desde el lunes, equipados en esta ocasión con cámaras para verificar si todavía quedaban cuerpos o mineros vivos bajo tierra.

La jaula se hizo descender hasta una profundidad de 2.100 metros, hasta encontrar agua subterránea, para realizar un último barrido en busca de cualquier signo de vida.

Tras meses de presión policial para que salieran a la superficie los mineros -reacios a subir por temor a ser detenidos o por estar retenidos contra su voluntad por las mafias-, el pasado día 10 el Tribunal Superior de Pretoria ordenó el rescate de la Mina de Oro de Buffelsfontein (BGM, por sus siglas en inglés), a unos 160 kilómetros de la ciudad de Johannesburgo.

Tras la última actualización de la Policía, que elevó la tarde del miércoles a 78 la cifra de mineros hallados muertos y a 216 la de los supervivientes rescatados, los rescatistas voluntarios aseguraron el miércoles que no quedaban más trabajadores clandestinos bajo tierra y señalaron que solo había algunos restos humanos que no han podido ser llevados a la superficie.

A estas muertes deben añadirse nueve cuerpos extraídos antes del inicio de la operación el lunes, lo que sumaría 87 fallecidos.

A pesar del fin de las operaciones, algunos equipos y la Policía permanecen sobre el terreno en Stilfontein, una zona donde una gran cantidad de túneles subterráneos unen diferentes pozos mineros.

Los mineros ilegales, que son conocidos localmente como ‘zama-zamas’ (expresión coloquial en lengua zulú que significa ‘arriesgarse’ o ‘intentarlo de nuevo’), fueron detenidos por la Policía por cargos de minería ilegal y violación de las leyes migratorias del país, al tratarse muchos de ellos de migrantes en situación irregular.

Los mineros «nos ayudarán con la verificación y confirmación de sus direcciones (…) y también podrán ayudarnos a identificar a sus compatriotas fallecidos en el subsuelo para que podamos comprender mejor la situación», declaró este jueves a los medios el comisario en funciones de la provincia Noroeste, donde se encuentra Stilfontein, Patrick Asaneng.

A mediados del pasado octubre, la Policía bloqueó el suministro de agua y comida para forzar la salida de los mineros, pero los envíos se reanudaron en diciembre como resultado de una orden judicial y después de la fuerte presión de activistas y de miembros de la comunidad local, que acusaron a las fuerzas de seguridad de haber retirado el mecanismo que los trabajdres usaban para salir.

Esta crisis se enmarca en la operación policial «Vala Umgodi» (‘Cerrar la mina’, en zulú), puesta en marcha en diciembre de 2023 para atajar la minería ilegal en el país y que propició la detención de más de más de 13.690 personas en siete provincias, según cifras del pasado noviembre.

Desde agosto de 2024 y hasta el pasado 12 de enero, más de 1.576 mineros ilegales fueron detenidos y 1.540 siguen bajo custodia policial, según informó la Policía.

La minería ilegal abunda en Sudáfrica con mineros que trabajan en numerosas explotaciones en desuso y abandonadas, sobre todo en la zona de Johannesburgo y alrededores, a las que descienden a menudo con suficientes suministros para permanecer bajo tierra durante meses y así aumentar los beneficios de sus actividades.

Además de los riesgos que conlleva, la minería ilegal hace mella en la economía sudafricana y supone enormes pérdidas de ingresos tanto para el Gobierno como para la industria minera del país. EFE

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