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Pornografía infantil en Filipinas: Por qué es tan difícil perseguir a los responsables

David Asta Alares

Puerto Galera (Filipinas), 30 ene (EFE).- Filipinas es uno de los centros mundiales de la pornografía infantil en la red, a instancias de abusadores que viven a miles de kilómetros de distancia, una situación que dificulta la tarea de localizar a víctimas y detener a los responsables en el país asiático.

La tarea de perseguir un delito que supera fronteras es ingente, reconoció a EFE Stephen Richardson, agregado de la agencia estadounidense Investigaciones de Seguridad Interior (HSI) en Filipinas, en sus discretas oficinas en la capital del país asiático, sin rótulos que la identifiquen.

Estas son algunas de las circunstancias y motivos que dificultan una batalla que conocen bien los agentes del HSI, que escanean un aluvión estremecedor de pornografía infantil para luchar contra los abusadores, en cooperación con las autoridades filipinas.

Epicentro mundial de los abusos sexuales en línea

«El problema es que Filipinas es un país donde, probablemente debido a la pobreza, hay una gran facilidad para acceder a niños y un deseo de explotarlos», constató Richardson.

A falta de estadísticas oficiales desde Filipinas, informes de organizaciones internacionales permiten mostrar la magnitud del problema: solo en 2022, medio millón de menores en el país asiático fueron explotados por adultos para crear pornografía destinada a delincuentes de todo el mundo, según la Misión Internacional de Justicia (IJM).

Filipinas recibe también más de un millón de alertas al año sobre casos de pederastia en línea del Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados (NCMEC) del Gobierno de los Estados Unidos, a las que hay que sumar las pruebas enviadas rutinariamente por otros países como Francia, España o Países Bajos.

«Es uno de los países que más recibe», señaló el agente estadounidense.

La dificultad de obtener pruebas…

Hace dos décadas la pornografía infantil era distribuida en formatos físicos fuera del país, en forma de fotografías o CDs. Pero la expansión de internet en Filipinas, la posibilidad de realizar llamadas en vídeo por internet y las aplicaciones cifradas han dificultado la tarea a las autoridades.

«Este tipo de servicios no deja un rastro claro de pruebas, puede que ambas partes acaben con vídeos pero no necesariamente», señaló Stephenson, por lo que «en muchos casos no podemos decir que una persona poseía vídeos de niños víctimas».

Cuando sí hay imágenes, la comparación en bases de datos gigantescas de las pruebas recolectadas por el NCMEC pueden permitir a los agentes identificar quiénes son los abusadores. En otros casos, explicó el agente, los pederastas dejan un rastro financiero.

«Por ejemplo, si un hombre soltero y de mediana edad está enviando microtransacciones (desde Estados Unidos) a Filipinas a diferentes mujeres repartidas en todo el país», dijo, eso puede indicar a las autoridades dónde investigar.

… y de investigar en Filipinas

Incluso si las agencias extranjeras y las autoridades filipinas son capaces de identificar a los abusadores en el país asiático, eso no significa que los obstáculos para arrestar a los culpables hayan acabado.

«La legislación de Filipinas no permite que las fuerzas del orden extranjeras presenten hechos, así que simplemente un informe extranjero no es suficiente para obtener una orden de búsqueda o arresto», explicó Richardson.

Por ello, las fuerzas de seguridad filipinas deben obtener sus propias pruebas en un proceso que puede llevar meses.

Una tarea complicada teniendo en cuenta que la gran mayoría de los de ciberpornografía infantil en el país asiático es realizada por los propios familiares de las víctimas, o incluso por comunidades enteras dedicadas a este tipo de explotación.

«En algunas zonas donde se cometen estos crímenes, es muy difícil para la Policía conseguir acercarse a las casas e identificar a los criminales, porque los habitantes locales saben que vienen de fuera», afirmó el agregado de HSI. Ocasionalmente agentes del organismo participan en operaciones encubiertas en las que se hacen pasar por pedófilos.

Operaciones exitosas

El pasado 16 de febrero, el HSI anunció el arresto de dos filipinos y el rescate de nueve menores, de entre uno y diecisiete años, obligados a participar en actividades sexuales en directo ante las cámaras.

Se trata de una de las operaciones exitosas llevadas a cabo por las autoridades de Filipinas en colaboración con agencias extranjeras.

Pero, lamentó Stephenson, simplemente «hay demasiados casos que resolver». EFE

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