“¿Votaría ‘no’ aun si debiera pagar?”
Claudio Zanetti, diputado la Unión Democrática del Centro (UDC/derecha conservadora), representa a su partido en el Comité de la Organización de los Suizos en el Extranjero, que rechaza la iniciativa ‘No billag’. Zanetti la apoya y considera que quienes no pagan, deberían guardar silencio sobre el tema.
Los suizos en el extranjero consumen gustosos las emisiones de la SSR [Radio y Televisión pública suiza]. Es una forma de demostrar los sólidos lazos que tienen con su patria. Es un gesto de simpatía que merece ser reconocido. Pero todo se vuelve mucho más complicado cuando la ‘Quinta Suiza’ contribuye a introducir impuestos que no paga. Y en el largo plazo, no sería interesante para los suizos en el extranjero que la regla de “no taxation without representation (no hay pago de impuestos sin representación) fuera súbitamente remplazada por la de “taxation without representation” (imposición sin representación).
SWI swissinfo.ch es una unidad empresarial de la SSR y la mitad de su presupuesto procede del canon de la Radio y la TV, Billag.
Contrariamente a como se presentó en el comunicado de prensa, el Comité de la Organización de los Suizos en el Extranjero (OSE) no fue unánime al recomendar el rechazo a la iniciativa popular: “Sí, a la supresión del canon para la radio y televisión (supresión del Billag)”. Yo propuse incluso que (la OSE) se abstuviera de fijar una posición. Esto, porque la experiencia demuestra que a aquellos que deben pagar por un servicio, les cuesta más trabajo aceptarlo si dicho servicio ha sido solicitado por terceros que, en su mayoría, no están obligados a pagar el impuesto que supone.
Cuando el resultado de una votación es muy cerrado, es inevitable lanzar reproches en el sentido de que prevalecieron intereses particulares. Baste recordar los 5 000 votos que hicieron la diferencia a la hora de introducir el pasaporte biométrico, o pensar en la iniciativa “contra los abusos en el derecho de asilo”. Los suizos en el extranjero fueron quienes inclinaron la balanza (en el primer caso, apoyando la iniciativa; en el segundo, rechazándola). (fuente: swissinfo.ch)
En 2015, el Gobierno y la mayoría parlamentaria lograron -¡sin sustento constitucional!- introducir un nuevo impuestos sobre la radio y la televisión al que se refirieron sistemáticamente como “canon” o “tasa”, en un intento por disimular la violación a la Constitución que suponía. La diferencia en el escrutinio fue de solo 3 696 votos, es decir, de menos de 0,2%. Los votos de los suizos en el extranjero fueron decisivos. Sin ellos, el proyecto no hubiera prosperado. Diversos estudios demostraron una enorme diferencia entre los sufragios emitidos por los suizos en el interior y aquellos en el extranjero: en el cantón de Zúrich, por ejemplo, 52% de los electores rechazó la revisión de la ley. En contrapartida, el proyecto fue aprobado por 63,2% de los suizos en el extranjero inscritos en ese cantón (4 470 votaron por el ‘sí’ y 2 600 por el ‘no’).
¿Resulta sorprendente entonces que el senador Andrea Caroni, del Partido Liberal Radical (PLR), exija al Gobierno que limite, tomando como criterio de base el domicilio del elector, el periodo en el que los suizos y las suizas del extranjero pueden ejercer sus derechos después de haber dejado el país?
¿Cosmopolitas selectivos?
Es desafortunado que una organización que se dice cosmopolita y se complace en dar lecciones a las suizas y los suizos escépticos sobre la adhesión a la UE señalando que “uno no puede tener la mantequilla y el dinero de la venta de la mantequilla”, caiga en su propio juego. Esta mala operación no sirve a sus intereses porque le hace el juego a Andrea Caroni. Y, en el largo plazo, aquel que desprecia o tira por la borda las reglas fundamentales de la política para hacer valer sus intereses particulares, se hace daño a sí mismo. Acaba por engrosar las filas de los innumerables grupos de cabildeo en el Palacio Federal.
El principio de causalidad gana cada vez más terreno en el derecho administrativo. Sin embargo, aunque es esencialmente justo, ¿por qué no es aplicable en el caso de los particulares? Y, ¿por qué alguien debería pagar por una prestación que no solo no quiere, sino que rechaza porque le parece políticamente dudosa? Esto, sin contar con el hecho que para esta prestación ya existe un mercado que funciona perfectamente.
Propongo pues hacer un experimento intelectual: imaginemos que cada suiza y cada suizo que vive en el extranjero debe pagar 365 francos anuales a partir del 2019 a la SSR porque sería, como se pretende, esencial para la forjar la voluntad popular. ¡Seamos honestos! ¿El argumento de la solidaridad no se fundiría como nieve al sol? ¿No serían muchos los que descubrirían, súbitamente, que Internet ofrece gratuitamente una cantidad casi desmesurada de informaciones?
Hubiera sido más inteligente por parte de la OSE regocijarse en silencio con el previsible fracaso de la iniciativa. En contrapartida, habría hecho mejor en reaccionar enérgicamente a la voluntad del Gobierno de ofrecer asistencia fiscal a otros países también cuando le es solicitada teniendo como punto de partida información bancaria robada. Sin embargo, no lo hizo a pesar de los problemas que los suizos en el extranjero tienen con sus cuentas en Suiza. Habría que preguntarse aquí a quién pertenecen realmente los intereses que se están representando.
Los puntos de vista expresados en este artículo corresponden a su autor y no reflejan necesariamente los de swissinfo.ch
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‘No Billag’ es un ataque contra Suiza
Traducido del francés por Andrea Ornelas
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