La paga extra de las pensiones también recibió un fuerte apoyo de la Quinta Suiza

La diáspora suiza votó en un 65% a favor de la iniciativa de introducir una decimotercera mensualidad del AVS y en un 66% en contra de retrasar la edad de jubilación a los 66 años. KEYSTONE/© KEYSTONE / SALVATORE DI NOLFI

La iniciativa destinada a mejorar el poder adquisitivo de las personas mayores fue aprobada por la Quinta Suiza incluso con más fuerza que por el resto del país. El aumento de la edad de jubilación también fue rechazado por los dos tercios de los expatriados que votaron.

No siempre es así, pero la Quinta Suiza y el conjunto de la población suiza votaron en concordancia el domingo 3 de marzo. La diferencia de opinión es menos significativa que en votaciones anteriores y, en cualquier caso, no puede cambiar el destino de las dos cuestiones sometidas a votación.

Mientras que el conjunto de la población suiza aceptó sin ambigüedades la iniciativa destinada a conceder a las personas jubiladas una decimotercera mensualidad anual de la pensión, lo mismo ocurrió en la diáspora, con 7 puntos porcentuales más (según las fragmentarias estadísticas sobre el voto de la Quinta Suiza, que sólo abarcan 12 cantones).

Para Martina Mousson, politóloga de gfs.bern, este resultado debe considerarse un «enorme» apoyo de la Quinta Suiza. «Hay que tener en cuenta que hablamos de una iniciativa popular, no de un proyecto gubernamental», señala. Por regla general, las iniciativas no son aceptadas, o lo son por los pelos.

El hecho de que las personas pensionadas o las que están próximas a la edad de jubilación constituyan una gran parte de la diáspora suiza ha desempeñado sin duda un papel decisivo en este resultado, según la investigadora. En 2022, unos 183.000 suizos mayores de 65 años vivían en el extranjero, lo que representa casi el 30% de la población expatriada en edad de votar.

Esta estructura por edades es una de las razones por las que, en los sondeos de opinión, la Quinta Suiza se mostró especialmente receptiva al argumento de que era necesario actuar en favor de las personas pensionadas reforzando el 1er pilar para compensar el debilitamiento del 2º.

Para Ariane Rustichelli, directora de la Organización de Suizos en el Extranjero (OSE), el fuerte apoyo de la Quinta Suiza se explica sobre todo por el «empobrecimiento» que sufre una parte de esta población. Señala que cada vez más suizos que han trabajado toda su vida en su país optan por emigrar precisamente cuando se jubilan para «vivir decentemente», y están lejos de vivir «una vida de lujo en el extranjero».

Es más, no podemos descartar que el sentimiento de «hartura» expresado en las urnas el domingo por una parte del electorado ante los desmanes de la economía sea compartido más allá de las fronteras nacionales. «Este sentimiento surgió en torno a la Covid y la crisis bancaria, acontecimientos que también se observaron en el extranjero», señala Martina Mousson.

A ello se añade la naturaleza política de esta comunidad, que tradicionalmente vota más a la izquierda que quienes residen en Suiza. 

Rechazo claro pero algo menor a la jubilación a los 66 años 

La iniciativa popular que pedía elevar la edad de jubilación de 65 a 66 años sufrió una bofetada tanto fuera como dentro de Suiza, aunque la diáspora le otorgó 9 puntos más de opinión favorable. 

Sin duda, esta diferencia se explica en gran medida por el hecho de que la mayoría de los suizos residentes en el extranjero no estarían sujetos a la reforma, bien porque ya están jubilados, bien porque están sujetos a los regímenes vigentes en su país de acogida.

Martina Mousson señala que «retrasar la edad de jubilación ya es una realidad o se está debatiendo en muchos países, lo que podría aumentar su aceptación».

Ariane Rustichelli, de la OSE, argumenta que «podemos suponer que apoyar el trabajo hasta los 66 años era la solución para algunas personas en cuanto a la financiación de la paga extra de las pensiones».

Una mayor participación 

En los 12 distritos de la Quinta Suiza se emitieron casi 44.400 votos de los algo más de 155.000 votantes inscritos, lo que arroja un índice de participación del 28,6%, el tercero más alto observado en las votaciones federales de los últimos cinco años.

Al igual que a escala nacional, la participación en la Quinta Suiza fue, por tanto, superior a la media de los últimos años (que se sitúa en el 26,1%), pero en proporciones que sugieren que la votación no movilizó a votantes mucho más allá del electorado habitual.

Texto adaptado del francés por Carla Wolff