Reforma de la deuda universitaria en Chile crea decepción entre morosos y quienes pagaron
Andrea Sanz Yus
Santiago de Chile, 8 oct (EFE).- El controvertido plan presentado por presidente chileno, Gabriel Boric, para solucionar el problema del Crédito con Aval del Estado (CAE), una forma de financiación universitaria que pesa como una losa sobre las familias chilenas, y que como candidato y líder estudiantil prometió abolir, pero como jefe de Estado solo ha propuesto reformar, generó este martes más decepción aplauso.
Decepción, sobre todo entre la mayoría de los que soportan la deuda, que creen que solo es un alivio para un lastre que permanece, pero también entre los que han pagado, que consideran que las compensaciones no son lo amplias que se podía esperar.
“No es culpa de los estudiantes que en un Chile poco democrático impulsara una política en la que la educación no era un derecho”, dijo a EFE el economista e investigador de la Fundación Sol, Marco Kremerman.
El experto, que ya pronosticó a EFE que el gobierno se inclinaría por «una política de gradualidad», aún duda de la viabilidad del plan presentado al preguntarse “¿de dónde sacará el dinero el Estado?».
Según datos oficiales, más de un millón y medio de chilenos han contraído deudas para estudiar, el 90% de ellos a través del CAE, sumando una morosidad total de unos 11.700 millones de dólares financiada al 58,3% por el Fisco y un 41,7% por la banca.
Un 73% de los morosos abandonaron los estudios mientras que la tasa entre los egresados es de 34%. Además, el 69% de los endeudados tiene ingresos mensuales inferiores a 750.000 pesos (825 dólares), de acuerdo con la subsecretaría de Educación.
Ascensor social
Daniela Abarca, universitaria de 21 años, intentó conseguir una beca par estudiar Terapia Ocupacional, y pese a “cierto nivel de discapacidad” y ser hija de una profesora, “no le dieron nada y tuvo que optar al CAE”.
“No me dieron nada porque mi papá tiene mejor sueldo, pero él no cubre esa parte. Entonces porque él gane mucho, no significa que yo voy a poder pagar la carrera”, contó a EFE.
“Uno se endeuda para poder estudiar y después se pasa la vida trabajando para seguir pagando. Mi hermana estudió, salió hace mucho y todavía está pagando el CAE, mi tía también, entonces yo creo que sí debería perdonarse”, explicó.
A la par, Emilia Garrido (19 años), estudiante de Periodismo atada el CAE, dijo a EFE que la iniciativa previa del gobierno de “perdonar” esta deuda era, en verdad, “un buen planteamiento” ya que “hay situaciones particulares en las que las personas se ven con mucha dificultad de pagarlo”.
Sin embargo, no habrá condonación total, como dejó claró anoche Boric al revelar que solo se perdonará «un porcentaje» y este se va a definir dependiendo de si la persona egresó o no de su carrera, si tiene o no su deuda al día, y de acuerdo al número de cuotas que haya pagado a la fecha.
«Si tras la condonación inicial aún queda parte de la deuda por cubrir, el plan ofrecerá dos alternativas: quienes puedan pagar el 75% de su saldo habrán puesto, de esta manera, fin a su crédito; y de no poder realizar este prepago, se reprogramará con cuotas proporcionales a sus ingresos, con un tramo exento de pago y cuotas que serán siempre más bajas que las que actualmente pagan”, explicó Boric.
Refinanciación, gratuidad y copago
Entre quienes no lo ven mal está Jorge Schüler, estudiante de Derecho de 18 años, que solicitó sin éxito el CAE y creía que condonarlo “en sí no es algo malo, pero tiene que hacerse una planificación muy importante”.
“Perdonar una cantidad así de dinero es un gasto público enorme. Creo que se debería, si es que se perdona, entregar la mayor cantidad posible sin causar un daño mayor en el gasto del estado» recalcó.
En este sentido, Boric anunció una nueva forma de financiación que contempla una educación superior sin tasas, excepto para quienes pertenezcan al 10% del sector social con mayores ingresos, a los que se le exigirá un copago, como propuso en 2016 la expresidenta Michelle Bachelet.
El plan presentado también ha creado cierto malestar entre los que con esfuerzo han pagado el CAE, creado en 2006 en tiempos del presidente socialista Ricardo Lagos, como ascensor social fallido, que creen que los beneficios fiscales anunciados no son suficientes para compensar el esfuerzo.
A ellos también le ha dejado un sabor agridulce pese a la elusión de la polémica reivindicación histórica del movimiento estudiantil, del que salió Boric, que anunció la reforma a escasas tres semanas de las elecciones locales.
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