Rodrigo Fresán: ‘El Gran Gatsby’ es un libro perfecto, un regalo que nunca deja de regalar
Víctor Sancho
Madrid, 28 mar (EFE).- Este año se cumple un siglo de la publicación de ‘El Gran Gatsby’, y de esa efeméride surgió «el deseo» del escritor argentino Rodrigo Fresán de escribir un ensayo sobre el que considera «un libro perfecto» que responde «a lo que el género estima que debe ser una novela».
Fresán (Buenos Aires, 1963) acaba de publicar ‘El pequeño Gatsby. Apuntes para la teoría de una gran novela’ (Debate), un breve ensayo que sirve como manual de lectura para neófitos y fanáticos de la obra, pero también como «agradecimiento» a la existencia de la que define como «la más breve de las grandes novelas americanas».
«La idea del libro es que si leíste ‘El Gran Gatsby’ te dé ganas de releerlo, y si no lo leíste nunca te dé ganas de leerlo», resume, en conversación telefónica con EFE.
Fresán, galardonado (entre otros) con el Prix Roger Caillois a la totalidad de su obra por ser un «escritor atípico, transgresor e ineludible», muestra su devoción por la novela de Francis Scott Fitzgerald (1896-1940), una obra que considera que está «a las antípodas» de su escritura y exclama: «¡Ya me gustaría a mí poder escribir algo así!».
Su pasión por la obra es tanta que asegura tener en su poder «muchos libros sobre Fitzgerald y sobre ‘El Gran Gatsby'»; la primera versión del ensayo la escribió en tan solo quince días.
Que cien años después de su publicación siga siendo vigente no extraña al escritor argentino, y entre otros lo atribuye a que «uno de los temas principales de la novela es la reinvención de uno mismo, que es una constante en nuestras vidas, seamos lo que seamos, vengamos de donde vengamos, y vayamos donde vayamos».
«También me parece una muy actual y siempre vigente radiografía del sueño americano, del soñador americano», añade para referirse a una novela que también va «sobre el dinero y la clase».
A eso hay que añadir la figura de Jay Gatsby, un «personaje paradigmático y arquetípico» que pone a la altura del Ulises de La Odisea, el Quijote o el Ahab de Moby Dick, con quienes comparte que «están siempre persiguiendo un ideal, o una utopía, o una luz verde»
El propio Fresán, en las primeras páginas, se confiesa como un relector anual de la novela, y en cada reencuentro con el libro espera encontrar algo nuevo. «Los grandes libros son los libros que nunca se acaban de leer, son como el regalo que nunca deja de regalar», dice.
«No sólo lo leo todos los años –explica–, sino que me compro un ejemplar nuevo con una portada diferente todos los años porque me gusta la sensación de reestreno»; además tiene una época concreta para volver al libro: la época de verano (en enero en Argentina, o en agosto en España), para ir acorde a una novela que define como «muy calurosa y veraniega y ardiente». EFE
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