Ruanda considera “injustificadas e infundadas” las sanciones anunciadas por Washington
Kigali, 21 feb (EFE).- Ruanda consideró este viernes que las sanciones impuestas por Estados Unidos a un ministro del Gobierno ruandés y a un alto cargo del grupo armado Movimiento 23 de Marzo (M23) por su presunto papel en el conflicto del este de la República Democrática del Congo (RDC) son “injustificadas e infundadas”.
“Las sanciones al ministro de Estado, James Kabarebe, por parte de la OFAC (la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de EE.UU.) son injustificadas e infundadas. Si las sanciones pudieran resolver el conflicto en el este de la RDC, habríamos tenido paz en la región hace décadas”, dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores ruandés en un comunicado difundido esta madrugada.
Estados Unidos anunció el jueves la imposición de sanciones contra Kabarebe, a quien considera una figura «fundamental» en el apoyo de Ruanda al M23 y lo responsabiliza de «abusos contra los derechos humanos».
Asimismo, impuso sanciones a Lawrence Kanyuka, uno de los líderes y portavoz de la Alianza Río Congo (AFC, por sus siglas en francés), que incluye al poderoso grupo M23, así como a dos de sus empresas registradas en Reino Unido y Francia.
«Estados Unidos hace un llamamiento a los dirigentes de Ruanda para que pongan fin a su apoyo al M23, ya identificado tanto por Estados Unidos como por la ONU, y retiren todas las tropas de las Fuerzas de Defensa Ruandesas del territorio de la RDC. Pedimos a Ruanda que respete la soberanía y la integridad territorial de la RDC», dijo en un comunicado anunciando las sanciones la portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Tammy Bruce.
Bruce denunció que el M23, con el apoyo de Ruanda, «ha amenazado, herido, matado y desplazado a miles de civiles inocentes».
Sin embargo, las autoridades ruandesas consideraron que las sanciones “no contribuyen a la seguridad, la paz ni la estabilidad a largo plazo de los países de la región de los Grandes Lagos”, sino que, según dijeron, sólo pueden interpretarse como una “interferencia extrema injustificada en el proceso (de paz) liderado por África”.
También denunciaron que, en los últimos años, el conflicto en el este del territorio congoleño “ha involucrado a fuerzas hostiles que no han sido sancionadas”.
“Estas incluyen a las FARDC (Fuerzas Armadas de la RDC), que combaten junto a tropas de SAMIDRC (las tropas de la misión de paz de la Comunidad de Desarrollo de África Meridional), tropas burundesas, la milicia genocida FDLR (Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda) y mercenarios europeos”, apuntaron en el comunicado.
En éste, el Ministerio de Asuntos Exteriores también denuncia que la “complacencia y la falta de acciones disuasorias” por parte de la comunidad internacional frente al conflicto “instigado por el Gobierno congoleño, han contribuido a la prolongación e intensificación de los combates en el este de la RDC”.
“El único objetivo de Ruanda es una frontera segura y el fin irreversible de la política de extremismo étnico armado en nuestra región. Este es un asunto de seguridad nacional, y esa es nuestra única motivación”, reiteraron las autoridades ruandesas.
El M23 tomó el pasado fin de semana Bukavu, capital de la provincia congoleña Kivu del Sur, después de ocupar el 27 de enero la ciudad de Goma, capital de la vecina Kivu del Norte, ambas fronterizas con Ruanda y ricas en minerales como el oro o el coltán, fundamental en la industria tecnológica y en la fabricación de teléfonos móviles.
Mientras en Bukavu se han registrado una treintena de muertos desde la invasión del M23, los intensos combates en Goma causaron cerca de 3.000 muertos, casi 2.900 heridos y cientos de miles de desplazados, según la ONU.
La actividad armada del M23 -grupo formado principalmente por tutsis que sufrieron el genocidio ruandés de 1994- se reanudó en noviembre de 2021 con ataques relámpago contra el Ejército congoleño en Kivu del Norte y desde entonces el grupo ha ido avanzando por varios frentes, lo que ha elevado los temores de una posible guerra regional.
Desde 1998, el este de la RDC está sumido en un conflicto alimentado por milicias rebeldes y el Ejército, a pesar de la presencia de la misión de paz de la ONU (Monusco). EFE
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