Regulación de la inteligencia artificial: ¿en qué punto está Suiza?
La inteligencia artificial no puede hacer lo que quiere. Sobre este punto parecen estar de acuerdo todos. La Unión Europea y el Consejo de Europa están desarrollando sendos sistemas normativos para reglamentarla. ¿Y qué está haciendo Suiza?
Lo queramos o no, la inteligencia artificial (IA) ya se ha instalado en nuestra vida cotidiana, ya sea en en las redes sociales, en la medicina, los chatbots o en los vehículos semiautónomos. Recientemente, algunos exponentes principales del sector han advertido de los peligros de la IA en una carta abierta. En ella decían que la minimización de los riesgos debe ser una “prioridad global”.
También están en juego los derechos humanos, la constitucionalidad y la democracia, sostiene, por su parte, Angela Müller, directora de AlgorithmWatch CHEnlace externo, una organización de la sociedad civil que hace un seguimiento crítico del desarrollo de la IA. Ya se están observando ahora las primeras consecuencias negativas de la IA, comenta la experta.
Müller alude al caso de los llamados “subsidios familiares” en los Países BajosEnlace externo, donde un algoritmo fue la causa para la discriminación racional de los solicitantes de dichas prestaciones. Por eso considera “de relativa urgencia” que se reglamente el uso de la IA.
Esta opinión es compartida por Thomas Schneider, vicedirector de la Oficina Federal de Comunicaciones (OFCom): “Los datos son el nuevo petróleo y los sistemas de la IA, los nuevos motores”, dice. Somos conscientes de la importancia de estos temas y que debemos encontrar soluciones, añade.
Pero Schneider —que también es director del Comité Europeo de Inteligencia Artificial (CEIA) del Consejo de EuropaEnlace externo— advierte que en lugar de buscar una solución rápida es preferible esperar para encontrar una solución que funcione, por lo que Suiza adopta una posición expectante.
Hasta ahora, ningún país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha aprobado una reglamentación específica para la IA. La Unión Europea (UE) es la que más ha avanzando en esta materiaEnlace externo. El 14 de junio, el Parlamento Europeo aprobó un primer borrador Enlace externode la Ley de Inteligencia Artificial.
El proyecto legislativo pretende prohibir el uso altamente arriesgado del reconocimiento facial en tiempo real, como lo está utilizando China, por ejemplo, con su Puntuación de responsabilidad social, pero también algunas tecnologías de asistencia vocal en juguetes para niños que podrían inducir a los menores a adoptar comportamientos arriesgados.
Como “guardián de los derechos humanos”, también el Consejo de Europa (CdE) se siente autorizado para desarrollar su propio instrumento legalEnlace externo para reglamentar la inteligencia artificial. No obstante, Müller subraya que el convenio del CdE no pretende competir con el reglamento de la UE, sino complementarlo, pues ambos proyectos “persiguen enfoques diferentes: en la UE se reglamentará la IA a través de la normativa relativa a la seguridad de los productos”.
No habrá ley básica
Parece estar claro que no habrá una sola ley que regule la IA. Schneider compara la IA con los motores que también necesitan leyes y reglamentos específicos para cada uso. Del mismo modo, la IA también se emplea en distintas aplicaciones.
Necesitamos diferentes pautas regulativas porque, “si utilizamos los sistemas de la IA para una plataforma de música en streaming, no vamos a tener las mismas consecuencias como cuando el mismo algoritmo propone a un médico el siguiente paso quirúrgico en una operación del corazón”, explica el experto.
Por eso, Schneider cree que una ley no va a ser suficiente, y eso, en su opinión, también lo sabe la UE. “La UE está tramitando cerca de 30 proyectos solo en el sector digital”, señala. La cuestión que hay que plantearse es, ¿qué es lo que no se puede regular con las leyes ya vigentes?, enfatiza.
Müller coincide con Schneider: “No es cierto que en estos momentos nos encontremos en un limbo jurídico. Ya existen normas, comenzando por la constitución y la protección de los derechos fundamentales.” Solo se trata de colmar los vacíos legales que han surgido a raíz de los nuevos desafíos que nos está planteando la IA, remarca.
Pero también para esta experta es evidente que una ley no lo solucionará todo, “esto no va a ser posible”, dice. Se ven afectados los ámbitos jurídicos más diversos: la protección contra la discriminación, los derechos fundamentales, la propiedad intelectual, el derecho de competencia, el derecho administrativo y muchos más.
¿En qué punto se encuentra Suiza?
En muchos países se está debatiendo actualmente sobre la regulación de la IA. Pero ¿qué posición debería asumir Suiza como país no miembro de la UE? En primer lugar, hay que presuponer que Suiza se someterá al convenio del CdE, cuya presidencia ostenta actualmente.
Pero dicho convenio tendrá, probablemente, repercusiones incluso fuera de los confines continentales, dado que también Canadá, Estados Unidos, Israel, Japón y México son Estados observadores del CdE.
De momento, Suiza se limita a observar la situación y a sopesar las distintas opciones, al igual que muchos otros países, dice Schneider, de la OFCom. “Todo el mundo está a la expectativa para ver si funciona lo que la UE está disponiendo.” No obstante, Schneider espera que Suiza no se podrá sustraer por completo de las pautas previstas por la reglamentación comunitaria.
En el fondo, formamos parte de la mayoría de “países que no solo aguarda, sino que también analiza y reflexiona sobre las distintas opciones, sin haber tomado, por ahora, ninguna decisión”, reitera Schneider, que cree que, una vez iniciado el proceso, se tendrá que reajustar la reglamentación durante años y décadas.
¿Habrá un mosaico de medidas en Europa?
Suiza no forma parte de la UE, y después del Brexit, tampoco Reino Unido. ¿Vamos a tener, por tanto, un mosaico de normas discrepantes en Europa en lo que a la reglamentación de la IA se refiere?
Müller, de AlgorithmWatch CH, insiste en que la UE, con su ley, está intentando evitar que esto ocurra, al menos en su territorio: “Pero las normas que establecerá la UE también tendrán vigencia para las empresas situadas fuera del espacio comunitario si querrán seguir ofreciendo sus productos dentro de la UE.”
Además, hay que presuponer que también las empresas suizas y británicas se verán afectadas por el nuevo reglamento, porque es probable que el sector industrial en ambos países ejercerá cierta presión política para garantizar la seguridad jurídica en este ámbito, afirma el experto de la Administración federal.
En este contexto también importa la cuestión de la responsabilidad. ¿Quién la asume si la IA infringe las normas? Sobre estos temas se debate actualmente en Estados Unidos en una conferencia científica sobre transparencia.
Los ordenadores nunca llevan la culpa porque son inimputables, insiste Müller. La responsabilidad siempre la tienen las personas que desarrollan los sistemas o que los aplican para determinados fines, por lo que es necesario poder seguir determinando la responsabilidad personal, reitera, y concluye: “Si no seguiremos siendo capaces de hacer esto, se eliminará una premisa importante del Estado de derecho.”
Durante el Foro Suizo para la Gobernanza de Internet celebrado en Berna recientemente se han mantenido conversaciones.
Los especialistas del sector discuten en este foro anual sobre los temas más importantes de la digitalización en Suiza, entre los cuales se encuentra también el uso y la regulación de la inteligencia artificial.
El 13 de junio se recogió dos principios fundamentales en los “Mensajes de Berna”:
“Las aplicaciones de la IA que reproducen discriminaciones como el sexismo o el racismo deben ser abarcados legalmente ahora”.
“El Convenio sobre la Inteligencia Artificial del Consejo de Europa tiene un gran potencial, y Suiza debería tener el coraje de basarse en él para ir aún más lejos.”
Texto adaptado del alemán por Antonio Suárez Varela
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