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Después de Marte, Venus

Tormenta en Venus
Las nubes que hacen que Venus brille tanto en nuestro cielo nocturno captan el calor que recibe del sol, creando un aterrador efecto invernadero. Temperatura media del suelo: 460 grados. (impresión artística) Keystone

Con el planeta rojo (Marte) acaparando titulares este año, las agencias espaciales preparan ambiciosas misiones a Venus, el planeta gemelo de la Tierra. Pero ¿qué puede enseñarnos un mundo tan hostil?

Atrás quedaron aquellos tiempos en que los autores de ciencia ficción imaginaban que Venus era un vasto pantano tropical repleto de plantas carnívoras y otras criaturas extrañas. Desde el comienzo de la era espacial, las sondas enviadas a Venus –nuestro vecino más cercano– han revelado un planeta totalmente inhóspito: con temperaturas que podrían fundir el plomo o el estaño, una atmósfera con un 96% de CO2, nubes de ácido sulfúrico y una presión en la superficie 92 veces superior a la de la Tierra. Suficiente incluso para aplastar una nave blindada como si de una lata de refresco se tratase.  

Pero si alguien se mantiene entre 40 y 50 kilómetros por encima del suelo, en la atmósfera superior del planeta encontrará condiciones de temperatura y presión que bien pueden compararse con las de la superficie de la Tierra. Y estas condiciones sí son propicias para que aparezca una forma de vida, incluso si no hay suficiente agua.  

“Es posible que allí se hayan desarrollado las bacterias. Esto todavía es especulación, pero no es del todo descabellado”, afirma Peter Wurz, que dirige los departamentos de Investigación Espacial y Planetología de la Universidad de Berna. Su centro se ha forjado una reputación sólida en el ámbito de la exploración espacial: desde la vela solar del Apolo 11, hasta el telescopio orbital CHEOPS, pasando por los instrumentos a bordo de la sonda Rosetta, cuyo destino está ligado para siempre al del cometa Chouri.

Tres misiones por venir 

Pero esta hipotética posibilidad de encontrar vida no es la razón primordial por la que Peter Wurz y sus colegas –de todo el mundo– se interesan por el planeta nuboso. Quieren saber más para entender mejor la evolución de los mundos, también a la luz de los datos que empiezan a acumularse sobre los numerosos exoplanetas rocosos ya identificados en la galaxia.   

Tras el revuelo generado la pasada primavera por la llegada a Marte de varias sondas y dos róveres –uno estadounidense y otro chino–, las agencias espaciales estadounidense (NASA) y europea (ESA) se han turnado para anunciar sus futuros planes para Venus.    

El reconocimiento de Venus comenzó al principio de la era espacial. Aunque la NASA fue la primera en acercarse a Venus con el Mariner 2 (1962), los soviéticos fueron los más asiduos y los únicos que consiguieron aterrizar allí después de sufrir más de 15 fracasos (¡!) en diversas etapas del vuelo al planeta. Entre 1970 y 1985, diez de sus máquinas lograron aterrizar en la superficie de este lugar infernal, que las destruyó en pocos minutos. El récord de supervivencia lo tiene Venera 13Enlace externo, que sucumbió tras dos horas y siete minutos.        

Luego el interés se desvaneció. La Unión Soviética se derrumbó y las misiones se distanciaron. En 2005, los europeos lanzaron Venus ExpressEnlace externo y desde 2015 la sonda japonesa AkatsukiEnlace externo rodea el planeta para estudiar su atmósfera.

En junio de este año la ESA anunció la misión EnVisionEnlace externo, cuya salida de la Tierra está prevista para el año 2031. Tras un viaje de 15 meses y un período de otros 16 para frenar y estabilizarse en órbita, la sonda estudiará la atmósfera y la superficie de Venus a través de diversos instrumentos, algunos de los cuales los proporcionará la agencia estadounidense. La NASA, por su parte –y tras 30 años de ausencia– planea dos misiones para 2028-2030: DAVINCI+ y VERITAS, descritas brevemente en el siguiente vídeo (en inglés).  

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Mientras que DAVINCI+ se sumergirá en la atmósfera del planeta, VERITAS permanecerá en órbita para estudiar su historia geológica.

“Venus forma parte de la historia de nuestro sistema solar. Todos los planetas están hechos del mismo material básico, entonces, ¿por qué son tan diferentes? ¿Por qué tenemos vida en la Tierra y aparentemente no en Marte o Venus? Hoy en día Marte y Venus no son habitables, y uno se pregunta qué fue lo que falló durante su desarrollo”, nos dice Peter Wurz.  

Terrible efecto invernadero

La comunidad científica –la suiza incluida–, basándose en los datos de misiones anteriores, ya tiene algunas ideas al respecto. Un estudio Enlace externopublicado a finales de 2020 por un equipo internacional dirigido por Paolo A. Sossi de la Escuela Politécnica Federal de Suiza (EPFZ) ha demostrado que el efecto invernadero es un problema para Venus, al igual que lo es para la Tierra. Paolo A. Sossi ha llegado a la conclusión de que en los primeros tiempos, cuando su corteza aún estaba fundida, Venus y la Tierra tenían atmósferas muy similares, una hipótesis debatida durante décadas.   

Entonces, ¿por qué podemos respirar profundamente la brisa matutina cuando la atmósfera de nuestro planeta vecino se parece más a un caldero en ebullición en el que la más mínima inmersión acabaría con nosotros en cuestión de segundos?  

Venus
Fotografiado en 2006 por la sonda Venus Express (a 200 000 km), el planeta está perpetuamente oculto tras sus nubes. Keystone

Venus está más cerca del Sol que la Tierra, y recibe del Sol aproximadamente el doble de calor. Pero esta no es la única razón. Si el segundo planeta del sistema solar es aún más caliente que el primero (Mercurio), en gran medida se debe a un terrible efecto invernadero, mucho peor que el que estamos experimentando con el actual cambio climático. “No es culpa del ser humano. El proceso de calentamiento no es lineal; en un momento dado es exponencial, el fenómeno se descontrola y se vuelve irreversible”, explica Peter Wurz.   

Y cita un ejemplo de calentamiento autoacelerado: en la Tierra, el hielo de los polos refleja los rayos solares y envía esta energía al espacio. Pero cuando se derrite, los océanos absorben el calor y el efecto se amplifica, incluso sin intervención humana.

Venus en un  minuto – NASA (en inglés)

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¿Alguna vez Venus tuvo océanos? En Marte la respuesta es obvia: la erosión de la superficie demuestra que en su día allí hubo grandes cantidades de agua. Pero en Venus, con las nubes que ocultan permanentemente su superficie, hacen falta radares para detectar cualquier marca similar.   

Este también será uno de los objetivos de las tres misiones futuras que “pondrán a disposición de la comunidad científica un conjunto potente y sinérgico de nuevos datos para comprender cómo se formó Venus y cómo han evolucionado su superficie y su atmósfera a lo largo del tiempo”, como ha escrito el suizo Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA.    

Suiza está en ello

Otra de las cuestiones que interesa a la comunidad científica es saber si en Venus sigue habiendo volcanes activos. Un reciente estudio internacionalEnlace externo (en inglés), dirigido por la geofísica Anna Gülcher, también de la EPFZ, sugiere que sí. Utilizando nuevos modelos informáticos los investigadores han identificado en su superficie un “cinturón de fuego”, un descubrimiento que “cambia significativamente la visión de un planeta esencialmente inactivo a uno cuyo interior sigue burbujeando y puede estar alimentando muchos volcanes activos”, según sus palabras.

Además de llevar a cabo estos estudios en tierra, los investigadores de Suiza también contribuirán en misiones futuras.

“Habrá material suizo en la misión europea EnVision”, anota Peter Wurz. Aunque solo sea el carenado del cohete Ariane 6, que tradicionalmente suministra RUAG Space. Y su instituto –que ya estaba presente en Venus Express con dos instrumentos– esta vez ha propuesto a la ESA uno para el análisis de la atmósfera. El físico se muestra confiado: “La misión aún no está definida en todos sus detalles, pero el mundo es pequeño y nosotros tenemos buena fama”.

En cuanto a las sondas de la NASA, Peter Wurz admite que, incluso si consiguen acceder con regularidad, para los suizos el mercado es difícil. “Estados Unidos es grande, y si tienen a alguien que lo haga allí, se lo darán a él”.

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Traducido del francés por Lupe Calvo

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