Swissaid aboga por los «superalimentos» respetuosos con el clima
Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, que se celebra el lunes, la ONG suiza Swissaid da la voz de alarma: el hambre no va a desaparecer. El Índice Global del Hambre (IGH) 2023 muestra que 735 millones de personas están subalimentadas, frente a 572 millones en 2017.
El objetivo número dos de la Agenda de las Naciones Unidas -eliminar el hambre para 2030- parece alejarse cada vez más, afirmó Swissaid en un comunicado el sábado. En 14 países, el progreso está prácticamente estancado.
En 18 países, el hambre ha aumentado desde 2015, y en 58 países ya es seguro que no se alcanzará a tiempo el objetivo de Hambre Cero. El África subsahariana está especialmente afectada.
Además de las crisis relacionadas con el clima, los conflictos armados y las interrupciones de las cadenas de suministro, la estructura y el funcionamiento de los sistemas alimentarios constituyen un grave problema: en muchos lugares no son sostenibles ni están preparados para las consecuencias del cambio climático.
Aquí es donde entra en juego el trabajo de Swissaid. Los proyectos ayudan a la población local a cambiar a una agricultura resistente al clima, local, social y sostenible.
«Los proyectos de agroecología contribuyen en gran medida a una mayor soberanía alimentaria», afirma Markus Allemann, director de Swissaid.
El conocimiento de los cereales y hortalizas locales adaptados a las condiciones climáticas es un elemento importante para mejorar la seguridad alimentaria, prosiguió la ONG. «Desgraciadamente, este conocimiento a menudo se olvida, y muchas variedades autóctonas que antes se consumían están siendo sustituidas poco a poco por productos importados. El trigo, por ejemplo, está ganando terreno a costa del mijo en varias regiones de África».
Para volver a hacer públicos los conocimientos olvidados sobre las variedades locales, Swissaid ha publicado el folleto «La agrobiodiversidad en el platoEnlace externo«. El folleto pone de relieve la diversidad de variedades de cereales y leguminosas en diversos países del Sur, así como su riqueza nutricional y su papel clave en la seguridad alimentaria. Las recetas con superalimentos que contiene el folleto son también posibles soluciones para una dieta diversa y adaptada al cambio climático.
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