Una megabatería eléctrica en los Alpes suizos
Suiza y sus centrales hidroeléctricas pueden dar un impulso decisivo a la transición energética en Europa. Una nueva planta de bombeo y turbinado en una de las zonas más remotas y elevadas del país permitirá gestionar las fluctuaciones de la energía eólica y solar.
“La capacidad de almacenamiento eléctrico del lago equivale a más de 400 000 baterías de coches eléctricos”, explica el ingeniero Alain Sauthier, mientras mira hacia el lago Vieux Emosson, un embalse construido en 1955 en la zona de Finaut, en los Alpes del cantón del Valais.
Nos encontramos a 2 225 metros sobre el nivel del mar y Alain Sauthier, director de la central hidroeléctrica de bombeo y turbinas de Nant de Drance, se dispone a mostrarnos cómo funciona una de las “baterías” hidroeléctricas más potentes de Europa.
La central tiene dos embalses, uno inferior y otro en una cota más alta. El agua almacenada en el lago de Vieux Emosson se vierte monte abajo para producir electricidad en los períodos de mayor demanda. Desde el lago de Emosson, situado aproximadamente unos 300 metros más abajo, el agua se bombea al depósito superior y se almacena durante los períodos de sobreproducción energética.
“Es una batería ecológica que utiliza siempre la misma agua. La eficiencia es superior al 80%: por cada kilovatio de electricidad que utilizamos para bombear el agua al embalse superior, inyectamos 0,8 kilovatios hora en la red”, explica Alain Sauthier.
>> Un breve vídeo para una visión tridimensional de la central hidráulica:
Entre 2012 y 2016, la presa de Vieux Emosson fue elevada unos veinte metros para aumentar la capacidad del lago y así almacenar más energía, explica Sauthier.
“En el futuro, nos veremos obligados a almacenar grandes cantidades de electricidad. Pues sustituiremos cada vez más las energías fósiles y nuclear por energías renovables”, afirma. Sin embargo, la energía solar y eólica son fuentes volátiles que no necesariamente producen electricidad cuando la necesitamos, dice el ingeniero. Por eso es importante disponer de sistemas de este tipo para poder almacenar energía y mantener la red estable.
Torre de Pisa en los Alpes
Desde la presa de Vieux Emosson entramos en la montaña a través de un portal metálico en la roca. El director de Nant de Drance quiere llevarnos al corazón de la central, la sala de máquinas.
Mientras recorremos uno de los túneles de la planta, Sauthier nos recuerda los retos logísticos y de ingeniería de uno de los mayores proyectos de infraestructura en Suiza desde el cambio de milenio. En los Alpes del Valais se han excavado 18 km de túneles. Cientos de camiones atravesaron el túnel principal, transportando todo tipo de material, desde contenedores prefabricados de oficinas hasta válvulas de esfera de más de cien toneladas.
En los momentos de mayor actividad, había hasta 500 trabajadores en la montaña. «Bajo tierra, el mayor peligro son los incendios y, sobre todo, el humo. Este es uno de los mayores éxitos del proyecto: desde que se iniciaron las obras, hace doce años, no ha habido ningún accidente mortal ni grave», afirma Sauthier con satisfacción.
Después de recorrer unos kilómetros por un túnel húmedo y oscuro, con 600 metros de roca sobre nuestras cabezas, llegamos a la sala de máquinas.
La caverna, de casi 200 metros de largo por 32 de ancho, tenía originalmente 52 metros de altura. “Podríamos haber colocado aquí la Torre de Pisa”, dice Sauthier. En la actualidad, parte del espacio está ocupado por las estructuras de hormigón que albergan las turbinas de bombeo, pero la vista sigue siendo
impresionante.
Demasiado grande para Suiza
Con una potencia de 900 megavatios, Nante de Drance es una de las centrales más potentes de Europa, junto con la de Linthal, en el cantón de Glaris (1 000 MW).
Alain Sauthier está especialmente orgulloso de las seis turbinas de bombeo. Existen pocas de estas dimensiones y con esta tecnología en el mundo. “En menos de diez minutos podemos invertir el sentido de rotación de la turbina y pasar de la producción de electricidad al almacenamiento. Una flexibilidad que es esencial para responder rápidamente a las necesidades de la red eléctrica y adaptar la producción y el consumo de electricidad. De lo contrario, corremos el riesgo de que la red se colapse y se produzca un apagón, como ocurrió a principios de año en Texas”, señala.
La central es fundamental para garantizar el suministro de electricidad y la estabilidad de la red, “pero es demasiado grande para Suiza”, según el ingeniero. “Podrá desempeñar un papel en la estabilización de la red a nivel europeo. Estamos en el centro del continente y la electricidad pasa por Suiza. Si hay una sobreproducción de energía eólica en Alemania, podemos utilizar el exceso de electricidad para bombear y almacenar agua”.
616 000 emplazamientos potenciales en el mundo
En el futuro, las centrales hidroeléctricas de bombeo y turbinado permitirán almacenar cada vez más electricidad verde y restituirla en épocas de escasez, escribe la Asociación de Empresas Eléctrica Suizas. “Gracias a sus centrales eléctricas, Suiza puede contribuir a la integración de la producción irregular de electricidad en Europea. Sin embargo, no hay que sobreestimar su papel, ya que depende sobre todo de la capacidad de las líneas existentes”, puntualiza la asociación.
“La turbina de bombeo es una tecnología madura”, afirma Benoît Revaz, de la Oficina Federal de Energía. Aun así, todavía hay que avanzar para mejorar la flexibilidad del sistema respecto a las condiciones de funcionamiento actuales. Junto con otros once países, Suiza acaba de participar en un foro internacional que pretende reactivar el desarrollo del bombeo-turbinado en los mercados de la electricidad.
Matthew Stocks, de la Universidad Nacional de Australia, asegura que hay solo 616 000 lugares en todo el mundo donde se podrían construir plantas de bombeo de agua en circuito cerrado con dos embalses. Incluso un 1% sería suficiente para resolver el problema del almacenamiento de energía intermitente, dice, pero su valoración se basa en consideraciones exclusivamente geográficas.
Reaccionar rápidamente al precio
Más allá de su potencial, la planta de Nant de Drance, propiedad de una empresa gestionada la eléctrica Alpig y la compañía ferroviaria suiza, obviamente tiene que llegar a fin de mes. No es una tarea fácil en un sector que se ha enfrentado a dificultades financieras y a la imprevisibilidad del mercado eléctrico en los últimos años.
“Trabajamos con la diferencia de precio: Tenemos que reaccionar de forma rápida y bombear cuando el precio es bajo y turbinar cuando es alto. Antes turbinábamos durante el día y bombeábamos por la noche, pero ahora la situación ha cambiado, porque los picos de consumo se prolongan hasta altas horas de la noche”, explica Alain Sauthier.
Nant de Drance estará plenamente operativa para la producción comercial en el verano de 2022. La esperanza de sus operadores es que sea rentable cuando las centrales nucleares cierren definitivamente y las energías renovables sustituyan a los combustibles fósiles.
Traducción del italiano: Belén Couceiro
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