Seúl se prepara para un gran desfile militar en momento de especial fricción con el Norte

Seúl, 30 sep (EFE).- Seúl acoge este martes un gran desfile militar para conmemorar el día de las Fuerzas Armadas, una muestra de músculo militar en un momento de especial fricción con Pionyang después de que el régimen de Kim Jong-un haya optado por cercenar toda vía diplomática.

Estas son algunas claves sobre lo que deparará un evento de esta escala que puede contribuir a empeorar aún más la situación de tensión que ya se vive en la península y que se ha acentuado especialmente desde que Corea del Norte decidió abandonar la mesa de diálogo hace un lustro.

Motivaciones detrás del evento

Por primera vez en democracia, la capital surcoreana acogerá por segundo año consecutivo un gran desfile para celebrar el aniversario de la fundación del ejército, puesto que el Gobierno del conservador Yoon Suk-yeol anunció en 2023 que la parada volverá a celebrarse de manera anual, algo que no se hacía desde los ochenta.

El desfile desata reacciones encontradas entre los surcoreanos, con algunos defendiendo la necesidad de mostrar fortaleza ante la vecina Corea del Norte, país con el que técnicamente se sigue en guerra desde los años cincuenta, y otros criticando el gasto que supone (se cree que el de este año costará casi 6 millones de dólares), lo provocativo que puede resultar para Pionyang o el hecho de que recuerde a los tiempos de la dictadura militar.

Algunos analistas consideran que el desfile es a su vez una ocasión idónea para exhibir el poderío de la industria militar surcoreana en un momento en el que Corea del Sur está cosechando volúmenes de ventas récord a otros países y pretende convertirse en el cuarto mayor vendedor de armamento del mundo.

Qué va a aparecer en el desfile

Además de los 3.700 efectivos surcoreanos y los 300 estadounidenses que marcharán por la céntrica avenida Sejong de Seúl y en la base aérea de Seongnam, el evento servirá para mostrar todo tipo de armamento, incluido el misil balístico más nuevo y poderoso del ejército sureño, el Hyunmoo-V.

Este misterioso proyectil, que se cree que puede cargar una cabeza explosiva de hasta ocho toneladas y que aún no ha sido mostrado públicamente, es una pieza clave dentro del plan de respuesta de Seúl ante un hipotético ataque norcoreano, ya que al ser capaz de reventar búnqueres a gran profundidad está específicamente diseñado para tratar de descabezar al régimen de Pionyang.

A su vez, en la base de Seongnam también participará en el desfile un bombardero estratégico estadounidense B1 que es uno de los activos que se integran en la llamada disuasión extendida, la estrategia por la cual Washington se compromete a enviar maquinaria de guerra de manera regular a la península coreana para desalentar a Pionyang de cara a realizar un ataque al Sur.

Cómo puede responder Pionyang

Es de prever que Corea del Norte critique especialmente la presencia del bombardero del Pentágono en las celebraciones, ya que considera que estos gestos buscan amedrentar al régimen y sugieren una futura invasión de su territorio.

La inclusión en el desfile del nuevo misil sureño también podría deparar, por ejemplo, otro test norcoreano -como el del pasado 17 de septiembre- de la versión de su proyectil Hwasongpho-11 pensada para cargar cabezas de hasta 4,5 toneladas, un arma que es una réplica indisimulada del sistema Hyunmoo surcoreano.

También hay que tener en cuenta que desde el pasado mayo Pionyang ha enviado miles de globos con basura a la región capitalina surcoreana en respuesta a los globos con propaganda contraria al régimen de los Kim que envían regularmente activistas desde el Sur, por lo que es posible que decida soltar varios de estos globos el mismo día del desfile para tratar de dificultar los vuelos de exhibición de las Fuerzas Aéreas.

A su vez, el desfile tendrá lugar apenas seis días antes de que Corea del Norte celebre una sesión parlamentaria en la que enmendará la Constitución para redefinir límites territoriales, retirar alusiones a la reunificación pacífica y declarar al Sur «enemigo número uno», tal y como pidió el líder Kim Jong-un, una decisión que parece cerrar la puerta a cualquier tipo de diálogo o reconciliación en la península. EFE

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