¿Por qué se construyen tan pocos rascacielos en Suiza?
En Suiza hay relativamente pocos edificios de viviendas altos. Las primeras tentativas de los años 60 y 70 no tuvieron mucho éxito. Solo en esta última década han empezado a surgir algunos rascacielos.
Un simple vistazo a las ciudades y aglomeraciones urbanas de Suiza basta para comprobar que casi ningún edificio tiene más de cuatro o cinco plantas. Se trata de un panorama urbano completamente diferente del de Estados Unidos o de otros países no europeos, donde el skyline comenzó a dibujarse desde principios del siglo XX.
“No hemos tenido que construir hacia arriba porque disponíamos de mucho espacio” afirma Martin Vinzens, jefe de la sección Urbanización y Paisaje de la Oficina Federal de Desarrollo Territorial. “En aquella época, el suelo y el paisaje no eran considerados recursos”.
“Además, nos hemos dado cuenta de las ventajas que tienen las casas más bajas. Por ejemplo, suponen menos coste de construcción y ofrecen un buen acceso a los espacios externos, pudiendo así vigilar a los niños que juegan afuera”. Por último, pero no menos importante, los edificios de gran altura tienen un gran impacto negativo sobre las zonas circundantes debido a la sombra que proyectan, motivo por el cual los proyectos de construcción de edificios de muchas plantas encuentran normalmente la resistencia de los vecinos del barrio.
No hay que desvirtuar los centros históricos de las ciudades
Sandro LangEnlace externo, abogado y planificador territorial de la comuna (municipio) de Baar, en el cantón de Zug, que dedicó su tesis del másterEnlace externo al tema de los rascacielos, menciona razones de carácter histórico, limitaciones jurídicas y consideraciones económicas: “En términos generales, las dos guerras mundiales obstaculizaron la construcción de rascacielos en Europa, debido a lo costosa que es su realización”.
A diferencia de Estados Unidos, la mayor parte de las ciudades europeas disponía además de centros históricos medievales, que desempeñaron también un papel muy importante: “Nadie quería levantar rascacielos junto a hermosos centros históricos”, afirma Lang.
Fue en los años 50 cuando los rascacielos comenzaron a hacer su aparición en Suiza. “Desde que empezó a ser necesario viajar de las aglomeraciones urbanas a las ciudades comenzaron a surgir urbanizaciones de rascacielos en las periferias”, explica Lang.
Aversión suiza a los rascacielos
Según Sandro Lang, los urbanistas e inversores inmobiliarios han seguido las viejas tradiciones y no consideraron los rascacielos como una forma de vivienda adecuada. “Los suizos son más propensos a vivir en casas unifamiliares. No ha habido consenso en torno a los rascacielos”.
Martin Vinzens confirma también que en Suiza había una cierta aversión a los rascacielos. “A la gente le parecían feos, anónimos y opresivos. Además, algunos ejemplos del periodo inicial no salieron demasiado bien. Por lo tanto, la gente no quería nada parecido”.
El periodo inicial se refiere a las décadas de 1960 y 1970, época en la que en Suiza se construyeron diversos rascacielos residenciales, como por ejemplo el Tscharnergut en Berna-Bethlehem, los rascacielos Hardau en Zúrich, o la Cité du Lignon en Vernier, un suburbio de Ginebra.
Al principio, estos complejos de gran altura eran considerados modernos, pero después cayeron en desgracia. Mientras en otros países tener un apartamento en un rascacielos era señal de prestigio y riqueza, en Suiza eran considerados alojamientos tristes para personas de renta baja. Algo así como las viviendas prefabricadas en Alemania.
«Los rascacielos eran vistos como algo barato, como lugares en los que se podía alojar a un montón de personas», afirma Vinzens. Sin embargo, es bien sabido que los rascacielos residenciales no son tan baratos. Al principio, señala el experto, en estos edificios vivió gente de clase media, cosa que posteriormente cambió.
Vinzens señala que una cultura como la de Estados Unidos, donde los ricos adquieren costosos apartamentos en rascacielos, no existía entonces en Suiza. «Los ricos pensaban: tengo bastante dinero, puedo comprarme una villa con jardín y tener paz y tranquilidad».
El suelo comienza a escasear. ¿Son los rascacielos un medio de densificación?
Mientras tanto, el terreno comenzó a escasear también en Suiza. Desde la revisión de la Ley Federal de Planificación del Territorio de 2014, se han creado muy pocas zonas edificables. La densificación por tanto es inevitable.
Entonces, ¿por qué no construir hacia arriba? De hecho, desde 2010 ha habido un aumento en la construcción de rascacielos en centros urbanos, ya se trate de torres de oficinas o de lujosos edificios residenciales.
«Si queremos conseguir una mayor densidad en el mismo espacio y al mismo tiempo queremos también algo de verde alrededor, entonces no hay más remedio que apostar por la altura», sostiene Martin Vinzens. Sin embargo, Suiza está aún muy lejos de la situación de Estados Unidos.
En su tesis del máster Sandro Lang llegó incluso a la conclusión de que en Suiza solo pueden considerarse los rascacielos como instrumentos de densificación en una medida muy limitada. En primer lugar, porque todavía existe cierto escepticismo entre la población. «En segundo lugar, a menudo hay que crear espacios verdes en torno a los rascacielos, lo que anula el efecto de densificación del edificio». Al final, construir horizontalmente sigue siendo más rentable en la mayor parte de los lugares.
No existe una definición precisa de rascacielos. La mayoría de las normas de construcción cantonales y la normativa suiza en materia de protección contra incendiosEnlace externo definen como rascacielos un edificio de altura superior a los 30 metros.
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