Sheikh Hasina, ‘dama de hierro’ de Bangladesh y única candidata viable a las elecciones
Azad Majumder
Dacca, 4 ene (EFE).- Sheikh Hasina, la primera ministra que acumula el mayor número de mandatos en la historia de Bangladesh, aspira a extender su férreo gobierno sobre el país asiático por cuarto mandato consecutivo en las elecciones generales del próximo 7 de enero como la única candidata viable.
En unos comicios marcados por el boicot de la oposición, con el Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP) al frente de una agitación fuera de las urnas, la pregunta clave no es tanto quién gobernará el país sino si existe una opción real de diálogo tras la votación, entre el temor a una ola de violencia y represión estatal.
De hija del fundador de Bangladesh a dama de hierro
Hasina, de 76 años de edad, ganó sus primeras elecciones generales en 1996 tras llegar a la primera línea política gracias en parte al prestigio de ser la heredera de su padre, Sheikh Mujibur Rahman, la figura central en la guerra con Pakistán que condujo a la independencia de Bangladesh en 1971.
Rahman fue asesinado en 1975 durante un golpe de Estado, y Hasina comenzó a tejer sus redes de seguidores desde el exilio en Nueva Delhi. A su regreso a Bangladesh en 1981, la actual primera ministra fue nombrada presidenta de la Liga Awami, un puesto que todavía ocupa.
Tras 15 años consecutivos en el poder, a los que se suma su primer mandato entre 1996 y 2001, sus seguidores la califican de una «líder visionaria» detrás de una historia económica de éxito, con una tasa de pobreza del 5 % en 2022 frente al 11,8 % en 2010, según el Banco Mundial.
También su decisión de dar refugio a más de un millón de rohinyás, incluyendo unos 774.000 que huyeron en 2017 de una ofensiva del Ejército en su Birmania natal calificada de intento de genocidio, le ha otorgado el visto bueno de la comunidad internacional.
«Está llevando adelante la visión de Bangabandhu (apodo honorífico de Rahman), y cumpliendo su sueño de un Bangladesh feliz y próspero», dijo a Efe el antiguo vicerrector de la Universidad de Dacca, Abu Ahsan Mohammad Shamsul Arefin Siddique.
Pero los críticos aducen que este país de 169 millones de habitantes, cuyo aumento del producto interior bruto (PIB) está estimado en un 6 % para 2023 a pesar de un preocupante aumento de la inflación, ha crecido a la sombra de graves abusos de los derechos humanos durante el gobierno de Hasina.
«Sheikh Hasina siempre ha querido hacer el bien por Bangladesh (…) pero ha mostrado una desafortunada vena hacia el acaparamiento del poder y el autoritarismo», dijo a Efe la subdirectora para Asia de Human Rights Watch (HRW), Meekanshi Ganguly.
Cuando la actual primera ministra accedió al poder en 2009, el país contaba con tres casos de desaparecimientos forzosos, según HRW. Para las siguientes elecciones de 2014, boicoteadas por la oposición, había 130, y en 2018 una cifra algo menor, 98.
«En vez de confiar en que su gobierno sería apreciado lo suficiente como para asegurar su vuelta al puesto mediante unas elecciones libres y justas, ha abusado de su poder repetidamente», sentenció Ganguly.
Espectáculo en solitario
La consecuencia de estas tendencias totalitarias no podría ser más palpable en estas elecciones generales, con la oposición fuera de los comicios y boicoteando activamente la votación.
El BNP, que en 2018 participó en unos comicios marcados por las acusaciones de fraude después de que la Liga Awami y sus aliados se hiciesen con 288 de los 300 escaños en liza, ha denunciado una campaña de arrestos sin precedentes desde que organizó una masiva manifestación el pasado 28 de octubre en la capital.
Más de 24.000 de sus líderes y activistas han sido arrestados, según la formación opositora, cuya cúpula se encuentra prácticamente desmantelada.
Khaleda Zia, líder del BNP y ex primera ministra, tiene prohibida la participación desde su liberación condicional de prisión en marzo de 2020, y su frágil estado de salud preocupa a sus seguidores. Su hijo mayor y presidente interino, Tarique Rahman, está exiliado en Londres desde 2008 tras ser condenado en múltiples casos.
La exigencia del BNP de que Hasina disuelva su Gobierno y forme un Ejecutivo interino para supervisar las elecciones ha sido rechazada de plano, haciendo el diálogo imposible. Así pues, las elecciones del próximo 7 de enero se han convertido en un espectáculo en solitario.
«Es posible que los argumentos a favor de reanudar el diálogo y mejorar las relaciones entre ambas partes sean aún más convincentes a medida que el Gobierno se enfrente a una serie de retos tras las elecciones», señaló en un informe publicado esta semana el laboratorio de ideas International Crisis Group (ICG). EFE
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