Siria da un paso para poner fin a su división tras el acuerdo entre los kurdos y Damasco
El Cairo, 11 mar (EFE).- Tras más de una década de llamados a la división territorial y de administraciones autónomas paralelas, Siria dio el lunes un histórico paso hacia la unidad territorial, social y militar con el acuerdo firmado entre las nuevas autoridades de Damasco y la alianza liderada por kurdos Fuerzas de Siria Democrática (FSD).
La caída del régimen de Bachar al Asad el pasado 8 de diciembre y la llegada al poder del nuevo líder sirio, Ahmed al Sharaa, dieron inicio a semanas de intensas negociaciones entre Damasco y los kurdosirios, que tras el estallido de la guerra civil en Siria controlan de forma autónoma amplias zonas del norte y el este del país.
El acuerdo, firmado por Al Sharaa y el comandante de las FSD, Mazlum Abdi, estipula la integración de los kurdosirios en las instituciones del Estado, que pasará a gobernar los territorios septentrionales hasta ahora gestionados por la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES), también conocida como Rojava.
Quién es quién
Las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) fueron creadas en 2012 durante la guerra civil en Siria para controlar las zonas del norte habitadas por kurdos, algo que derivó en la fundación de las FSD en 2015, de la AANES en 2018, y la consiguiente aspiración de independencia del Kurdistán sirio.
Los kurdosirios se han enfrentado durante todos estos años no solo a Al Asad, sino también a la amenaza del grupo yihadista Estado Islámico (EI) y a la ocupación del noreste de Turquía y sus fuerzas aliadas, empeñadas en acabar con las FSD por sus lazos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado terrorista por Ankara.
Las nuevas autoridades de Damasco, por su parte, están mayoritariamente compuestas por la alianza islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), que lideró la ofensiva contra Al Asad y cuyas raíces se encuentran en el Frente Al Nusra, la exfilial de Al Qaeda en Siria y principal foco de rebelión contra el régimen derrocado.
Desde su llegada al poder, Al Sharaa ha manifestado su deseo de ver de nuevo una Siria unida y ha mostrado una gran flexibilidad a entablar contacto directo con los kurdosirios, que desde el primer momento han querido ser parte del proceso de transición.
Una muestra de unidad
Paradójicamente, el acuerdo fue alcanzado en el momento más crítico de la nueva Siria: después de que una insurgencia de grupos leales al dictador desencadenara una ola de brutal represión en las provincias de la costa, los bastiones de la minoría alauita, la rama del islam chií que profesa el clan de Al Asad.
Observadores de guerra sirios han documentado el asesinato a sangre fría de cientos de civiles alauitas en apenas cuatro días de violencia, mientras que la ONU ha verificado hasta el momento 111 muertes, muchas de ellas en «ejecuciones sumarias» de base «sectaria» por parte de Damasco y los insurgentes.
Esta crisis ha despertado los fantasmas de la guerra civil en Siria, pero el acuerdo con los kurdos ha arrojado un nuevo rayo de esperanza en la unidad de un país dividido por Al Asad, el conflicto sectario alimentado por otras potencias como Turquía e Irán o Estado Islámico.
Y es que las FSD, lideradas por kurdos pero compuestas por asirios y cristianos, entre otros grupos étnicos, pasarán a formar parte de un Ejército unificado que, por primera vez en años, ondeará una sola bandera.
Retos pendientes
Aunque el acuerdo resuelve gran parte de los problemas entre las nuevas autoridades de Damasco y los kurdosirios, todavía hay muchas incógnitas sobre la mesa.
En primer lugar, la gestión de las cárceles y de los campos de desplazados donde viven hacinados decenas de miles de familiares y miembros del Estado Islámico, que hasta ahora ha estado a cargo de las FSD pese a sus limitadas capacidades.
La relación con Turquía, el principal valedor de HTS, también deja muchas preguntas, aunque la reciente decisión del PKK de deponer las armas puede ayudar a destensar la situación.
Además, la milicia proturca Ejército Nacional Sirio (SNA) -que a su vez es aliada del HTS- continúa con su ofensiva en solitario contra las FSD en el norte del país, donde han muerto decenas de personas desde el inicio de las hostilidades tras la caída de Al Asad.
Finalmente, queda pendiente el futuro de las tropas de Estados Unidos, el principal aliado de las FSD y destacados en Siria para hacer frente a la amenaza de Estado Islámico, a las que el presidente estadounidense Donald Trump además quiere retirar. EFE
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