“El estigma contra el aborto es aún un gran combate”
A partir de este 2021, Argentina se une a los países que permiten la interrupción voluntaria del embarazo. Sin embargo, pese a la legalización del aborto, a menudo la mujer puede ser víctima de la estigmatización social, incluso en Suiza, indica la experta Clémentine Rossier.
Sí. En Argentina es ley el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 14 de gestación, la atención postaborto, el trato digno, confidencial y gratuito a la mujer, con el respaldo de una educación sexual integral.
Pocos países del mundo han adoptado una ley de este tipo para evitar que la mujer se exponga al riesgo de un aborto clandestino.
En Latinoamérica, Argentina se suma a Uruguay, Cuba, Guyana, Guyana Francesa y Puerto Rico, donde se permite a la mujer el aborto sin deber argumentar violación o peligro de vida.
Para la profesora Nelly Minyersky, una figura del activismo argentino a favor de los derechos de la mujer, este paso recién dado en su país es muy significativo, pero dentro de un combate más amplio y sostenido. “El estigma social del aborto prevalece. Allí continuamos la lucha. Debemos vigilar que se cumpla la nueva ley para hacer valer nuestros derechos: ¡Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir!”
De hecho, incluso en países como Suiza, que despenalizó la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) en 2002, varias cuestiones siguen abiertas. Por ejemplo, la estigmatización continúa, considera la investigadora Clémentine RossierEnlace externo, profesora del Instituto de Salud Global de la Universidad de Ginebra, dedicada al estudio del aborto inducido, la anticoncepción y las tendencias de fecundidad en el mundo. Entrevista.
swissinfo.ch: Las autoridades suizas mencionan en primera línea una baja tasa de aborto en comparación internacional (5,5 por 1 000 mujeres en 2019Enlace externo). ¿Es realmente este un factor a destacar?
Clémentine Rossier: Sí, por supuesto. Esta tasa tiene relación con el hecho de que Suiza, junto con los Países Bajos, se distingue por una muy buena educación sexual en las escuelas, llevada a cabo por la organización Salud Sexual Suiza, una red muy activa y bien organizada de asociaciones de planificación familiar a escala cantonal, que también sigue a los clientes jóvenes, a los inmigrantes y a personas de bajos recursos.
En Francia, donde la tasa es mucho más alta (15,6), la anticoncepción y el aborto se tratan como cuestiones médicas, con enlaces menos consolidados con el sistema educativo, a pesar de que también hay asociaciones dinámicas de planificación familiar.
Al buscar las cifras más actuales sobre las tasas de aborto a escala internacional se observa la falta de datos, incluso en algunos países europeos. ¿Este aspecto no apunta a la dificultad de abordar el tema con claridad?
Absolutamente. No es una prioridad en muchos países, ¡incluso en los ricos! El aborto es tratado como un procedimiento médico entre otros, que no requiere atención especial y que supone que el acceso a estos servicios está asegurado para todas las personas. Este es el caso de muchos países del Norte. Aunque resulta ser un debate de doble filo, como el de las estadísticas de las minorías: ¿debemos reunir datos para mostrar las desigualdades? ¿No existe el riesgo de una mayor estigmatización?
La estigmatización parece un problema persistente también en los países que introdujeron el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo desde hace tiempo. ¿Este estigma social podría explicar las disparidades regionales en el recurso al aborto en Suiza?
Sí, es cierto que la tasa de abortos varía de un cantón a otro en Suiza. Faltan estudios, pero es posible formular la hipótesis de que en los cantones menos poblados y con tasas muy bajas, la práctica se traslada a los cantones vecinos, lo que se denomina turismo ginecológico.
Las mujeres prefieren ir a los servicios de las grandes ciudades vecinas, más anónimos. Sin embargo, esto demuestra que sí, la práctica sigue siendo estigmatizada hoy en día en los países del Norte: podemos ver en las encuestas que las mujeres «subdeclaran» la práctica, al igual que ocurre con otras conductas estigmatizadas, como el consumo del alcohol, etc. Efectivamente, el estigma contra el aborto es aún un gran combate que afrontar.
Otro asunto que provoca polémica son los abortos después del primer trimestre del embarazo. ¿Por qué esos abortos tardíos suscitan más interrogantesa nivel ético?
Se trata de la cuestión de la selección prenatal. Cuanto más se forma un feto, más información se conoce sobre él: el sexo, por ejemplo, o las enfermedades genéticas. En algunos países pobres con un sistema particularmente patriarcal, estamos siendo testigos de abusos en este ámbito, de abortos de futuras niñas y, en última instancia, de un desequilibrio en el número de hombres y mujeres en la población. Limitar el número de semanas de gestación para efectuar el aborto evita este tipo de aberración éticamente cuestionable.
En Suiza el 5% de los abortos son tardíos, y solo se realizan por razones médicas. Una mociónEnlace externo en el Parlamento solicita medidas para reducir más este porcentaje. El Gobierno argumenta que no ve la necesidad. ¿Qué opina al respecto?
Mi opinión es que no es necesario reducir los abortos tardíos, ya que Suiza es ejemplar en ese ámbito y ciertos casos especiales (relativos a la salud de la madre o a la del feto) siempre requerirán tratamientos más tardíos.
En Suiza, el seguro médico cubre el aborto voluntario, pero no los anticonceptivos. ¿No le resulta paradójico?
¡Subrayemos este logro en la lucha por el derecho al aborto en este país! Es más bien en el derecho a la contracepción que Suiza está rezagada, porque en otros países se reembolsa. A veces hay que elegir las batallas.
IVE y abortos tardíos en Suiza
Suiza tiene una tasa de 5,5 abortosEnlace externo por 1 000 mujeres entre 15 a 49 años.
El Código PenalEnlace externo permite la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) durante las primeras 12 semanas después del primer día de la menstruación.
El 95% de los abortos se producen durante ese periodo, mientras que el resto, 5%, son abortos tardíos: La ley los permite solo con la autorización de un médico y con la advertencia de que cuanto más avanzado sea el embarazo, mayor debe ser el peligro a la integridad física o el estado de angustia profunda de la mujer gestante.
En 2019 se registraron 419 abortos en esa categoría, de un total de 9 447 IVE.
Una mociónEnlace externo presentada por la diputada Yvette Estermann (UDC) solicita al Gobierno elaborar medidas que permitan reducir el número de estos abortos tardíos. No ha sido tratada en el Parlamento, pero el Ejecutivo considera que la cuestión quedará regulada con la ley federal sobre el análisis genético humano (LAGH), que debe entrar en vigor en verano de este 2021.
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