A salvo de la violencia y los prejuicios
Cuando el primer refugio en Suiza para hombres víctimas de violencia doméstica abrió sus puertas hace cinco años, muchas personas cuestionaron la necesidad de un lugar semejante. Sin embargo, la demanda es alta y el tema dejó de ser tabú, señalan los directores de la institución.
Aquella noche, luego de una de las peores peleas con su compañera, Lucas * durmió en su auto. No tiene hermanos, nunca conoció a su padre, y su madre falleció hace varios años. Cuando la chica con la que vivía desde hacía cinco años, “perdió el control”, sintió que era el momento de abandonar el hogar que compartían con su hijo de dos años. Eso fue hace cinco meses.
“Yo no quería que mi hijo viera esos problemas. No quería que creciera en una familia así”. Lucas (27 años), narra su historia a swissinfo.ch durante una entrevista realizada en el primer refugio masculino de Suiza, ubicado cerca de Aarau, en el centro del país.
Es una casa de aspecto ordinario en una calle ordinaria, en la que pueden vivir hasta cinco hombres y cinco niños, aunque lo más común es que estén solo dos.
“Yo siempre quise una familia. Pensé que mi novia también quería que nos casáramos”, dice Lucas, pero para mí la confianza y la lealtad son muy importantes y había momentos en los que no nos entendíamos sobre esos puntos … había momentos en que me hería profundamente”.
Explica que también tuvo enormes dificultades financieras. “Realmente la quería, traté de apoyarla en todo lo que pude, pero uno pierde la visión de lo que es realista … Le di todo lo que tenía”.
“Las cosas se pusieron violentas… no por mí, sino por ella. Llegamos demasiado lejos”.
Pasó un par de noches con un amigo, pero “no quería ser una carga” y en el lapso de una semana se encontró en ‘ZwüscheHal’, el refugio para hombres, ubicado en la Suiza de expresión alemana.
Cambio de actitud
La casa de acogida es para aquellos “que sufren de violencia doméstica en cualquiera de sus formas, que sienten que deben dejar su casa, con o sin sus hijos”, indica Oliver Hunziker, su fundador.
Estima que con “la simple existencia de este proyecto” la sociedad suiza comenzó a reconocer la existencia del problema. “La conciencia pública ha aumentado mucho. Cuando empezamos hace cinco años, todo el tema era ignorado, muchos se reían”, añade.
Hans Bänziger, administrador del lugar, dice que todavía escucha las mismas palabras: “‘¿Realmente es necesario un refugio?’ ‘No lo creo’ ‘Eso no existe’… Persisten, pero ha habido un cambio significativo en el que la gente puede ver que esto (el refugio) es necesario”, explica.
Entre 2009 y 2013, la violencia doméstica afectó a un promedio de 24% de hombres y 76% de mujeres. Los primeros, más propensos a sufrir calumnias o difamación, seguidas de intentos de asesinato, mientras que las segundas, agresiones sexuales.
Hay dos refugios de ese tipo en Suiza. En comparación, el Reino Unido tiene más de 20 y, según estadísticas policiales, en 2013 se registraron 84 799 casos de violencia doméstica contra hombres y 304 522 contra mujeres. Alemania carece de cifras nacionales precisas, pero de 14 300 casos, en Berlín, en 2013, el 23,8% de los agresores fueron mujeres. Alemania cuenta con un refugio para hombres en la capital y otros dos en Oldenburg y Brandenburgo.
Ayuda financiera y apoyo a las víctimas de la violencia
Un estudio publicado en marzo por la socióloga Anne Kersten, de la Universidad de Friburgo, encontró que los hombres representan solamente una cuarta parte de todas las solicitudes del fondo de ayuda pública para víctimas, aunque sufren de la violencia en general con la misma frecuencia que las mujeres, de acuerdo con estadísticas criminales.
Esta conclusión no hace distingos entre la violencia doméstica y otras formas de ataques, pero es indicativa de la reticencia masculina para buscar ayuda.
En su trabajo de investigación, Kersten escribió que no siempre es claro que los servicios y redes de apoyo para ayudar a las víctimas de la violencia también se dirigen a los varones. Recomendó la asignación de espacios y recursos para los hombres víctimas de la violencia, con una distinción entre la doméstica y otras formas.
Hunziker subraya que aún queda mucho por hacer para lograr el reconocimiento de que se trata de un problema importante.
Una noche de estancia cuesta 160 francos si la persona reciba el financiamiento de la organización de apoyo a las víctimas. En caso contrario, la tarifa se establece de acuerdo con los ingresos del solicitante.
“Es muy difícil lograr el estatuto de víctima para las mujeres y más aún para los hombres”, dice Hunziker. En general, se necesita un informe de la policía. “La violencia física es visible, se puede ir al médico, puede demostrarlo con fotos … pero la violencia psicológica es invisible”.
El refugio es apoyado en gran parte por fundaciones, donantes y subvenciones. Su presupuesto ronda los 130 000 francos por año, incluyendo los costos de funcionamiento de la casa y del personal.
La presión
“Estamos en el centro de Suiza. Ellos (los hombres) no pueden trabajar en San Gall (Suiza oriental), por ejemplo, y vivir aquí. Pero incluso si solo tenemos dos personas cada vez, son dos personas que de otra manera estarían en la calle”, dice Hunziker.
Una veintena de personas hallaron refugio en el inmueble en 2014.
“Advertimos que necesitamos más casas en distintas partes del país”, explica Hunziker, al hablar de sus planes para el futuro. Quiere hacer el servicio más accesible.
Además de ofrecer un techo a los hombres que dejan sus hogares, serviría para brindar a los padres que tienen un acceso limitado a sus hijos, un sitio donde quedarse con ellos el fin de semana, por ejemplo.
Si viven en una parte diferente del país o duermen en el sofá de un amigo, es una manera para que puedan tomar parte en el cuidado de sus hijos.
El refugio recibe alrededor de 60 a 70 consultas por mes.
“Quieren saber lo que cuesta, cómo funciona. Algunos solamente quieren hablar (sobre su situación)”, dice Bänziger. Y para algunos, el hecho de saber que hay un lugar donde podrían ir es suficiente por el momento.
* Nombre ficticio para proteger la identidad de la persona
‘ZwüscheHalt’
El refugio para hombres de ‘ZwüscheHalt’ abrió sus puertas en 2009. Los inquilinos tienen una llave y son libres de ir y venir.
Se pretende que sea una solución temporal mientras los hombres resuelven su problema; es decir, vuelven al hogar con su pareja o buscan un nuevo sitio para vivir.
El administrador ayuda con asuntos prácticos en torno a la separación y en la búsqueda de apartamentos, pero también asesora y escucha a aquellos que lo requieren.
Traducido del inglés por Marcela Águila Rubín
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