Cuando la nueva izquierda vibra con la minifalda
1968 no surge de la nada. Fue más bien un símbolo de los cambios sociales que se estaban produciendo. La serie de artículos ‘Antes de 1968’ muestra las transformaciones que desde 1945 han ocurrido en Suiza. La irrupción de la nueva izquierda es una de ellas.
En el verano de 1967 el responsable del café Odeon de Zúrich expulsa del establecimiento a una joven por ir con minifaldaEnlace externo. Pocos días después, un grupo de personas con pancartas exigen a gritos el derecho a vestir ese tipo de falda. Manifestaciones similares ya se han celebrado el año anterior en Londres, cuando Dior quiere eliminar las minifaldas de su colección. La minifalda se convierte así en el símbolo de los cambios que durante los años 60 del siglo XX sacuden el mundo. Parece como si incluso en el café Odeon, donde a principios de siglo Lenin ojeaba el periódico, algo revolucionario ocurre de nuevo.
De la diversión a la revolución
Sobre esta cuestión de estilo también se discute con pasión en una reunión de la sección juvenil del Partido del TrabajoEnlace externo (comunistaEnlace externo). Un participante dice que las manifestaciones a favor de la minifalda demuestran la posibilidad de movilizar a los jóvenes con fines políticos. Destaca que, en la época de la música pop, este tipo de polémica puede jugar un papel importante en la acción política, y añade que solo hace falta intentar “llevar a un nivel superior” a las personas que han participado en las manifestaciones espontáneas. En otras palabras: los entusiastas de la mini y del pop se transforman en revolucionarios útiles.
Adiós a la izquierda proletaria
La sección juvenil del Partido del Trabajo de Zúrich no es excesivamente grande. Solo existe entre 1964 y 1969 y, en sus mejores tiempos, no cuenta con más de dos o tres docenas de miembros. Pero su breve historia refleja la historia de la izquierda dura o neorrevolucionaria de los años 60: el rechazo del viejo enfoque socialista defendido por los dirigentes del partido y la búsqueda de nuevos actores revolucionarios en lugar del proletariado. El conflicto generacional entre la vieja y la nueva izquierda marcan este período tanto en Europa como en Estados Unidos. Y afecta también al Partido del Trabajo (PdT) en otros cantones, como Basilea, Ginebra, el Tesino y el cantón de Vaud, donde se conoce como Partido Popular de los Trabajadores (POP).
Conflicto generacional en el seno del partido
Trasnochado y obsoleto, el PdT/POP de principios de los 60 todavía tiene el estigma de la exclusión tras la represión del ejército soviético en el levantamiento de Budapest. Y es por lo que la fundación de una sección juvenil es bien acogida en 1964. La mayoría de los nuevos miembros del partido se han politizado a raíz de las marchas de Pascua contra las armas atómicas de principios de la década de 1960. Esta juventud antinuclear a la que repetidamente se acusa de extremismo de izquierda, efectivamente, acaba instalándose en la extrema izquierda y cuestiona abiertamente y denuncia a los medios de comunicación y a los partidos tradicionales, es decir, “al sistema”. Pero el vínculo entre los jóvenes y los antiguos miembros del PdT/POP es algo efímero. La vieja guardia pronto deja de estar dispuesta a tolerar la “impaciencia y arrogancia” de los jóvenes, y en 1969 todas las secciones juveniles de Suiza son desmanteladas.
Crítica a la civilización
¿Por qué este final rápido? Tras la era estalinista y la entrada de las tropas soviéticas en Hungría en 1956, grupos de disidentes llegados de Europa Oriental y socialistas occidentales buscan nuevas formas de socialismo. Y muchas de las personas enviadas a Moscú en 1968, inmediatamente, son rechazadas por su ideología. Las diferencias con la ortodoxia comunista son profundas: a los ojos de los teóricos de la nueva izquierda, las fábricas no son ahora el principal instrumento de represión; y sí, en cambio, los medios de comunicación. En su acta fundacional, los jóvenes del Partido del Trabajo (PdT) de Zúrich escriben que la lucha debía llevarse a cabo más “a nivel espiritual y cultural (ideológico)”. Los problemas económicos ya no figuran en el centro del debate, y sí la miseria moral de los trabajadores suizos. El fuerte crecimiento económico de los años 60 deja en un segundo plano la lucha por la estabilidad material y, en los años anteriores a 1968, la izquierda reorienta sus críticas a la sociedad hacia una crítica a la civilización. Para transformar las condiciones sociales, antes hay que acabar con la crisis moral y cultural.
Los estudiantes hacen la revolución
Los desacuerdos también se centran sobre quiénes deberían ser los sujetos principales de esta revolución. Si para la vieja izquierda, el proletariado, la clase obrera, es el protagonista del cambio, para los partidarios de la nueva izquierdaEnlace externo, esto es, para los jóvenes del PdT de Zúrich, la revolución no vendrá de los trabajadores, sino de la juventud rebelde dirigida por los estudiantes críticos. Se basan en autores como Herbert Marcuse, que identifica en los grupos marginales de la sociedad el potencial de subversión política que alguna vez se atribuyó a los trabajadores. El entusiasmo de la izquierda por las manifestaciones a favor de la minifalda y de los amantes del pop es consecuencia de las teorías marxistas más recientes.
Más extremismo y más humor
Para atraer a esta nueva clientela, se necesitan también otros instrumentos políticos. Se opta por acciones más pequeñas pero capaces de obtener mayor eco en los medios de comunicación. Los jóvenes comunistas zuriqueses reivindican “más cosas interesantes, más extraordinarias, más extremismo y más humor”. Sin embargo, el PdT se muestra más bien irritado, tal y como hace unos años escribió Franz Rueb, exmiembro de la sección juvenil:
“Los chicos y chicas de la sección juvenil del partido se apiñaban en las calles y plazas; distribuían panfletos de estilo pop de los que se sentían realmente orgullosos; organizaban sentadas; y marchaban en columnas de doce contra la policía, la justicia, la represión y la educación. Y todo esto sin la aprobación del partido. Los viejos camaradas sacudían sus cabezas con una mirada triste”.
Durante la primavera de 1968 las acciones se multiplican. Tras el asesinato de Martin Luther King, los jóvenes salen a la calle, queman una efigie frente a la sede de Dow Chemical (el principal productor de napalm utilizado en Vietnam), y a finales de mayo interrumpen la tradicional procesión de estudiantes de la Universidad de Zúrich. Mientras tanto, los jóvenes comunistas se fusionan con otras formaciones de la nueva izquierda, formando el grupo de trabajadores, estudiantes y escolares progresistas (FASS), que incluye a los estudiantes progresistasEnlace externo de Zúrich, las organizaciones de estudiantes de secundaria, la juventud socialista y también a la banda de rock Lone Star Gang.
A finales de mayo de 1968, Jimi Hendrix ofrece un concierto en el Hallenstadion de Zúrich. La policía está presente con perros y, hacia el final, los asistentes son expulsados violentamente. Durante el concierto, siguiendo planes muy elaborados desde hacía tiempo, el FASS distribuye octavillas. Por un instante, teoría y práctica se funden, y los jóvenes bailan mientras desde el escenario caen octavillas revolucionarias. Roland Gretler, el diseñador gráfico que ayudó a fundar la sección joven del PdT, diseña el panfleto. Como si fuese un póster, el retrato de Jimi Hendrix en el centro. Igual que hacían las revistas de moda, como la alemana Pop. El texto, en cambio, pretendía tocar la fibra antiautoritaria de los jóvenes y transformar su entusiasmo por la música en energía revolucionaria.
“La música beat es una revolución cultural… No nos satisface quien quiere convencernos de que la vida solo se compone de obediencia y progreso, respeto y carrera, estudios y títulos, trabajo y día de cobro, diligencia y ahorro, orden y calma, buenos modales y ley, Volkswagen y Opel, salchichas y patatas asadas”.
Se atribuye a los jóvenes del PdT los enfrentamientos que siguen al concierto. El diario Zürcher Woche escribe indignado: “Se distribuye un panfleto de este tipo a 10.000 jóvenes, maravillados durante horas con ritmos, chasquidos y gritos. Y luego se mira con satisfacción el resultado (…). Así es como los jóvenes del PdT, que forman parte de la juventud antiautoritaria, promueven la revuelta”.
Caos en Francia
Mientras tanto, el caos se extiende en Francia. Mayo del 68Enlace externo amplía las posibilidades y la prensa burguesa teme la insurgencia anarquista. A finales de junio Zúrich también se une a la lista de ciudades afectadas por las revueltasEnlace externo, como consecuencia de la lucha por un centro juvenil autónomo: un espacio libre en el que aunar música y política.
Traducción del francés: Lupe Calvo
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